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Eficiencia energética, el motor financiero de la transición climática

Eficiencia energética, el motor financiero de la transición climática

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La transición hacia energías más limpias es fundamental para combatir el cambio climático, pero usar menos energía es igual de importante. Con la demanda energética en aumento y un presupuesto de carbono limitado, la eficiencia energética debe convertirse en una prioridad global.

La eficiencia energética consiste en lograr los mismos resultados utilizando menos energía. Este concepto va más allá de simples mejoras, como reemplazar bombillas incandescentes por LED: implica optimizar toda la cadena de valor, desde la producción hasta el consumo final, minimizando las pérdidas energéticas. A diferencia de la “sobriedad energética”, que busca reducir el consumo de servicios apagando luces o limitando el uso de aparatos, la eficiencia se centra en hacer más con menos.

El sistema energético actual es sorprendentemente ineficiente. Más de dos tercios de la energía primaria se pierde antes de convertirse en un servicio útil, y incluso las centrales eléctricas más avanzadas pierden más de un tercio de la energía de entrada en forma de calor, con un 8–15 % adicional perdido en la transmisión y distribución. Solo una pequeña fracción de la energía primaria se traduce en valor económico real. Por ejemplo, menos del 20 % de la electricidad que llega a una bombilla incandescente se convierte en luz visible, mientras que las bombillas LED aprovechan entre el 80 y el 90 % de la energía.

Existe además una percepción errónea, conocida como la “falacia de la energía primaria”, que sostiene que toda la energía fósil debe ser reemplazada por la misma cantidad de energía renovable. La realidad es que los sistemas fósiles son ineficientes, mientras que las energías renovables y la electrificación de sectores como el transporte y la climatización permiten reducir significativamente las pérdidas y la demanda final de energía, hasta un 40 % en algunos casos. Por ejemplo, los vehículos eléctricos pueden ser de tres a cinco veces más eficientes que los de gasolina o diésel.

Históricamente, más crecimiento económico ha implicado mayor consumo energético. Sin embargo, las soluciones modernas de eficiencia energética permiten producir y crecer con menos energía, sin sacrificar productividad. Procesos industriales inteligentes, sistemas digitales de control en edificios y recuperación de calor son ejemplos de cómo es posible lograr más con menos. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) estima que acelerar la eficiencia energética podría aportar más de un tercio de las reducciones de CO₂ necesarias para 2030 en un escenario de emisiones netas cero.

A pesar de sus claros beneficios, muchas medidas de eficiencia energética siguen infrautilizadas debido a factores como la inercia de comportamiento, la falta de información sobre consumo y retorno de inversión, los incentivos divididos, el cortoplacismo y el efecto rebote, donde los ahorros energéticos se compensan con un mayor uso. Estas barreras son especialmente relevantes en mercados emergentes, donde la demanda energética seguirá creciendo con el aumento de los ingresos.

Implicaciones para la inversión

La eficiencia energética no solo reduce costes y emisiones, sino que también ofrece amplias oportunidades de inversión. 

En el ámbito financiero, instrumentos como los bonos verdes, los préstamos vinculados a la sostenibilidad o la financiación basada en rendimiento están ayudando a canalizar capital hacia este tipo de proyectos. Además, nuevos modelos de negocio, como el “energy-as-a-service”, permiten a empresas y hogares acceder a soluciones de eficiencia sin necesidad de grandes inversiones iniciales. La digitalización y la inteligencia artificial están acelerando aún más esta tendencia, al facilitar la gestión inteligente del consumo con bajos costes de capital.

Para los inversores, la eficiencia energética representa una oportunidad única de combinar rentabilidad económica con la contribución a la transición hacia una economía baja en carbono, impulsando un crecimiento más resiliente y sostenible.

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