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Mercados emergentes: cómo debería invertir ante un entorno cambiante
Durante los próximos diez o veinte años, seguiremos viendo un
trasvase histórico de poder, influencia y fortaleza
económica de los países desarrollados endeudados a los
mercados emergentes. La crisis crediticia fue el punto de inflexión:
mientras las economías desarrolladas se estancaban, el crecimiento
continuó en Asia y Latinoamérica, así como en un reducido grupo de
países africanos.
Ya no había tasas de crecimiento de dos dígitos, pero el progreso
económico en las grandes economías como China y Brasil seguía
siendo fuerte comparado con otras partes de la economía
mundial. Entonces, ¿debemos invertir todo nuestrodinero en los
mercados emergentes? Eso sería una conclusión precipitada.
Los inversores a veces tienen dificultades para resistirse al
impulso de extrapolar las tendencias recientes al futuro. Sin
embargo, la historia nos enseña que los mercados y las
economías rara vez evolucionan en línea recta. Existen
buenas razones para creer que los mercados emergentes se
desarrollarán de formas muy diferentes en un futuro próximo.
Consumo
China es un excelente ejemplo de país que ha cambiado el foco
de su modelo económico. En los últimos años, China se ha
convertido en una potencia económica con un modelo
productivo basado en la inversión y centrado en las exportaciones.
La enorme tendencia a la urbanización en China
—la emigración de toda una generación de jóvenes de medios rurales a
las ciudades— ha hecho posible un crecimiento explosivo de la producción.
Desde hace tiempo se admite que esto ha provocado
desequilibrios económicos y sociales, lo que en
parte ha llevado a las autoridades chinas a anunciar que el consumo
será el nuevo pilar del desarrollo económico. Los fuertes incrementos
de los salarios, especialmente desde 2007, también han hecho posible
esta tendencia
centrada en el consumo.
Este cambio de rumbo económico no sólo significa
que el crecimiento probablemente se ralentizará comparado con los
elevados niveles alcanzados históricamente; también significa
específicamente que este crecimiento englobará diferentes elementos.
Aunque a veces ha parecido insaciable, la demanda china de materias
primas disminuirá, mientras que la demanda de bienes de
consumo, tanto importados como fabricados en China, aumentará.
Son precisamente estas implicaciones más generales de las
decisiones que tome China las que tienen grandes consecuencias para
las economías emergentes con lazos estrechos con el gigante asiático.
Sin embargo, estas implicaciones serán muy
diferentes de un país a otro, en función de los sectores de
los que dependan las
economías nacionales.
Estos diversos grados de sensibilidad a los cambios en la demanda
china es una de las razones por las que habrá divergencias en
el desarrollo de las economías emergentes en los próximos años.
Crecimiento y rentabilidades
Una segunda razón para un enfoque más diferenciado de los mercados
emergentes son las considerables diferencias estructurales
entre los diferentes países.
Esa es también, por ejemplo, la razón por la cual referirse a ellos
como los países BRIC es una denominación obsoleta:
las diferentes formas en que han evolucionado las economías de Brasil,
Rusia, la India y China hacen imposible referirse a ellas como un
bloque en 2013.
Los factores políticos y socioculturales desempeñan un papel
importante en este desarrollo, como ocurre con otras economías
emergentes más pequeñas. Esto también queda de manifiesto en el
importante hecho de que la relación entre crecimiento
económico y revalorización de las acciones es rara vez
directa. También influyen otros factores, como la calidad de
la legislación y los reglamentos, la calidad de la supervisión y la
calidad del gobierno corporativo.
Estas circunstancias a menudo revisten una importancia
capital para la eficacia y eficiencia de los mercados de acciones en
las economías emergentes. Incluso sin tener en cuenta las
cifras de crecimiento económico, algunos países hacen más progresos en
estas áreas que otros.
Concentración en índices
Es improbable que los mercados emergentes sigan desarrollándose y
evolucionando como un grupo homogéneo, como ocurrió entre 2003 y 2007
con un grupo de países liderados por China; su naturaleza
heterogénea volverá al primer plano. A la vista de esta
tendencia más divergente, la inversión pasiva resulta menos aconsejable.
Cualquiera que invierta en índices deja de lado la oportunidad
de explotar o excluir factores de riesgo específicos. Además, la
pregunta que se plantea es si una inversión en el índice MSCI
Emerging Markets actual generará la exposición deseada o no.
En 2000, este índice todavía cubría un amplio espectro de
mercados emergentes diferentes: Brasil, Taiwán y México suponían
cada uno algo más del 10%. En 2013, una inversión en el índice
representaría una gran inversión en China (17,4%) y Brasil
(16,3%). Como hemos indicado anteriormente, estos países
registraron su mejor comportamiento entre 2003 y 2008, pero las
rentabilidades pasadas no sirven para saber qué pasará en el futuro.
Esta elevada concentración en los ganadores de la pasada
década va en detrimento de la exposición a otros países que
perfectamente podrían florecer durante la próxima
década. Los índices son una representación de lo que funcionó en
el pasado.
La historia sugiere que los países con mejor
comportamiento de la última década tienen pocas probabilidades
de ser los mejores en la próxima. La gestión activa
no se basa en extrapolaciones de las tendencias pasadas, sino en
un análisis cuidadoso del potencial futuro.
Las acciones se seleccionan una a una, en función de un
análisis fundamental que tiene en cuenta factores de mercado y
específicos de cada título. Fidelity considera que esa es la mejor
estrategia para invertir en los mercados emergentes durante un
periodo de gran divergencia y diferenciación.