Siete gráficos que respaldan la gestión activa en renta variable
El grupo de los Siete Magníficos -Nvidia, Apple, Microsoft, Alphabet (Google), Amazon, Meta Platforms (Facebook), y Tesla- estaban dominando la rentabilidad del mercado bursátil mundial en 2023. Hay quien sigue insistiendo en ello en 2024. No podrían estar más equivocados.
Este año, una parte significativa de las empresas mundiales han obtenido mejores resultados que la mayoría de los siete grandes valores. Esto no se debe únicamente a la reciente recuperación de China. Una proporción notablemente similar también los ha superado en Estados Unidos.
Muchas de las Siete Magníficas son empresas fantásticas y algunas han obtenido rentabilidades compuestas durante tanto tiempo.
Queremos puntualizar que es insuficiente señalarlas como las únicas compañías buenas. En los principales mercados, el sector de servicios públicos estadounidense, normalmente considerado aburrido, ha sido el más rentable este año, con unos impresionantes beneficios del 32%. El sector financiero también ha obtenido buenos resultados en muchas partes del mundo. Incluso los industriales japoneses y británicos lo han hecho. Los mercados emergentes asiáticos también han tenido un buen comportamiento. Hay mucho más en el mercado que los valores tecnológicos.
El tema aquí es ampliar el campo de acción. Mientras que el año pasado la rentabilidad fuera de estas siete compañías fue mediocre, este año ha habido una gran cantidad de oportunidades, a menudo pasadas por alto.
Esto va más allá de los movimientos de los precios de las acciones. A 12 meses vista, casi la mitad de las empresas cotizadas en Europa y Japón registrarán un crecimiento de dos dígitos de sus beneficios por acción en moneda local. Esta cifra está a la par con la de Estados Unidos.
El problema para los inversores en renta variable es que, aunque la rentabilidad es cada vez mayor, sus carteras no lo son.
Las seis mayores empresas de EE.UU. (los Siete Magníficos excluida Tesla) representan más del mercado bursátil mundial que el peso combinado de los siguientes seis mayores países juntos: Japón, Reino Unido, Canadá, Francia, China y Suiza. Seis valores, seis países. Su peso del 18,1% es el mismo que el de las 2.000 empresas más pequeñas del mercado mundial juntas.
Esta concentración implica mucho riesgo en apenas un puñado de valores con escasa exposición al conjunto más amplio de oportunidades. Y estas otras empresas son mucho más baratas en términos de valoración, tanto dentro de EE.UU. como a escala mundial. El gráfico 5 muestra que las acciones de pequeña capitalización también están baratas en comparación con la historia.
La ampliación de los resultados fuera de este grupo de compañías no debería sorprender. Es raro que una empresa que se encuentra entre las 10 primeras o incluso entre las 100 primeras se mantenga entre las primeras posiciones del ranking durante años consecutivos. Los precios suben demasiado, con expectativas de crecimiento demasiado optimistas. Otras quedan relegadas a un segundo plano y sus cotizaciones languidecen debido a unas expectativas demasiado pesimistas. Esta situación puede prolongarse durante un tiempo, a medida que más inversores se ven arrastrados las modas hasta que, finalmente, los ganadores del pasado se ven superados por los olvidados y caen en la clasificación de resultados (Gráfico 6).
Históricamente, los periodos de alta concentración del índice han presagiado periodos en los que las empresas más grandes han obtenido peores resultados que la empresa media. La versión del mercado bursátil ponderada por la capitalización bursátil superó a la versión típica ponderada por capitalización bursátil (Gráfico 7). Hay oportunidades lejos de las megacapitalizaciones, pero las carteras tienen una asignación cada vez menor a ellas.
Nuestra preocupación
La proporción de activos gestionados de forma pasiva en todo el mundo nunca ha sido tan elevada. Las razones son bien conocidas y comprensibles. Pero merece la pena que los inversores al menos se paren a reflexionar sobre lo que eso significa realmente en el mercado actual. Seis valores, seis países. Seis valores, 2.000 valores. Hoy en día existen enormes oportunidades en los mercados bursátiles mundiales, pero las carteras pasivas rara vez han estado tan poco expuestas a ellas. Las decisiones individuales pueden ser comprensibles, pero nos preocupa que el momento preciso de la entrada pueda ser inoportuno. El tiempo dirá si estamos en lo cierto.
Ventajas e inconvenientes de las medidas de valoración bursátil
A la hora de considerar las valoraciones bursátiles, los inversores pueden recurrir a muchas medidas diferentes. Cada una cuenta una historia diferente. Todas tienen sus ventajas y sus inconvenientes, por lo que lo más probable es que dé sus frutos un planteamiento integral que tenga en cuenta sus diferentes conclusiones, a menudo contradictorias.
PER a plazo
Una medida de valoración habitual es el múltiplo precio/beneficios a plazo o PER a plazo. Se divide el valor o precio de una bolsa por los beneficios por acción de todas las empresas en los próximos 12 meses. Una cifra baja representa un mejor valor.
Un inconveniente obvio de esta medida es que se basa en previsiones y nadie sabe lo que ganarán las empresas en el futuro.
PER retrospectivo
Esta es quizás una medida aún más común. Funciona de forma similar al PER a plazo, pero toma en su lugar los beneficios de los últimos 12 meses. A diferencia del PER a plazo, no implica ninguna previsión. Sin embargo, los últimos 12 meses también pueden dar una imagen distorsionada.
Precio/valor contable
El múltiplo precio/valor contable compara el precio con el valor contable o el valor neto de los activos en bolsa. Un valor alto significa que una empresa es cara en relación con el valor de los activos expresado en sus cuentas. Esto puede deberse a que se espera un mayor crecimiento en el futuro.
Un valor bajo sugiere que el mercado la está valorando poco más (o incluso menos, si la cifra es inferior a uno) que su valor contable. Sin embargo, para las empresas tecnológicas o del sector servicios, que tienen pocos activos físicos, carece en gran medida de sentido. Además, las diferencias en las normas contables pueden dar lugar a variaciones significativas en todo el mundo.
Rentabilidad por dividendo
La rentabilidad de los dividendos, los ingresos pagados a los inversores como porcentaje del precio, ha sido una herramienta útil para predecir futuros rendimientos. Una rentabilidad baja se ha asociado a peores rentabilidades futuras.
Sin embargo, aunque esta medida sigue teniendo cierta utilidad, en las últimas décadas ha dejado de serlo.
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