Ahora que llegan las bajadas de tipos, ¿cuáles son las mejores alternativas al efectivo?
La popularidad del efectivos en los últimos meses ha subido como la espuma, impulsado por un entorno de tipos de interés altos que aupaba su rentabilidad. De hecho, el efectivo ofrece rendimientos superiores a los de muchos bonos gubernamentales y parecidos a los de muchos bonos corporativos. Sin embargo, en los últimos días, con un recorte de tipos que parece más que confirmado, cabe preguntarse: ¿Cuáles son las alternativas más atractivas a este activo?
"Los tipos de interés sobre el efectivo superan ahora mismo a la inflación, pero no sabemos lo que durará…", advierte Harry Goodacre, estratega de la Unidad de Investigación Estratégica de Schroders. Los bancos centrales han estado esperando a confirmar que la inflación se ha contenido antes de bajar los tipos. Ahora que eso parece confirmado, los tipos del efectivo podrían seguir la senda bajista de la inflación, reduciendo así su atractivo a largo plazo.
"El efectivo no ofrece una fuente de rentas estable, ni siquiera predecible, para los inversores a largo plazo", señala Goodacre. Los tipos de interés sobre el efectivo pueden fluctuar, a diferencia de los bonos, que garantizan rendimientos a más largo plazo. Los bonos corporativos con grado de inversión, por ejemplo, ofrecen rendimientos de entre el 5% y el 6%, con un vencimiento medio de 9 años. A pesar de un riesgo bajo de impago, los bonos pueden ser una opción interesante para los inversores a largo plazo, pues la tasa de impago media anual de los emisores de grado de inversión ha sido históricamente muy baja.
En términos de rendimiento a largo plazo, la renta variable ha demostrado ser más efectiva en superar la inflación en comparación con el efectivo y la renta fija. "La renta variable ha ofrecido una rentabilidad superior a la inflación durante varios periodos históricos", comenta Goodacre. Si bien las inversiones bursátiles pueden ser volátiles a corto plazo, han superado al efectivo en la protección contra el riesgo de inflación a largo plazo.
La volatilidad es un factor clave a considerar. La renta variable es, por naturaleza, más volátil que la renta fija, que a su vez es más volátil que el efectivo. Los inversores a largo plazo deben estar preparados para manejar esta volatilidad y considerar que la renta variable puede ofrecer rendimientos superiores a pesar de las fluctuaciones de corto plazo. "Los inversores que perciben dividendos quizás estén menos preocupados por las caídas temporales de los precios de la renta variable", observa Goodacre.
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.