La clave de Fisher Investments España para mantener la calma en los mercados alcistas
Después de un 2020 difícil, el entusiasmo derivado de las vacunas ha demostrado a muchos analistas financieros que hay luz al final del túnel y, consecuentemente, han elevado sus previsiones económicas y bursátiles. Muchos vislumbran ahora un futuro cada vez más prometedor y consideran que los fuertes rendimientos de la renta variable de los últimos 12 meses son solo el comienzo de un gran y duradero mercado alcista respaldado por una sólida recuperación económica. Fisher Investments España conviene en un aspecto: el optimismo observado en 2021 está justificado. Sin embargo, creemos que es fundamental mantener unas expectativas racionales respecto de la rentabilidad del mercado, especialmente si el sentimiento se calienta aún más y evoluciona hacia la euforia generalizada, la cual puede instar a los inversores a asumir un exceso de riesgo que puede estar reñido con sus objetivos o necesidades personales.
Cuando los medios financieros hablan de excelentes expectativas y de grandes rentabilidades en las cotizadas de moda, las rentabilidades generales del mercado pueden parecer aburridas e insuficientes, especialmente si la renta variable registra un año similar al del promedio histórico. Los inversores, a la luz de estos resultados, pueden verse tentados a desviarse del plan de sus carteras diversificadas y a invertir en categorías de inversión más estrechas y concentrar sus carteras en unas pocas empresas. Sin embargo, si esas áreas no rinden como se esperaba, el resultado podría ser un gran revés. En lugar de apostar por los valores más pujantes, pensamos que es más útil aspirar a obtener rendimientos similares a los del mercado en su conjunto, dado que, históricamente, han proporcionado el crecimiento a largo plazo que creemos que muchos inversores centrados en la jubilación necesitan para alcanzar sus objetivos. Para mantener la disciplina, Fisher Investments España cree que es útil entender lo que implica realmente una rentabilidad similar a la del mercado.
En nuestra opinión, a la hora de analizar el mercado, es mejor utilizar un índice de renta variable mundial amplio como el MSCI World, el cual abarca 23 mercados de países desarrollados. Su rentabilidad anualizada a largo plazo es del 10,4 % i. En otras palabras, esa es la tasa de rendimiento anual, compuesta a lo largo del tiempo, que daría lugar a la rentabilidad acumulada del índice desde su creación. Sin embargo, esto no significa que los mercados mundiales de renta variable vayan a proporcionar esta rentabilidad año tras año, ni siquiera que se acerquen a ella en la mayoría de los años. Esa media a largo plazo abarca un amplio abanico de rentabilidades de años naturales, desde el 52,8 % de 1993 hasta el 37,6 % de 2008ii.Incluye años tanto de largos períodos de subidas generalizadas de la renta variable (mercados alcistas) como de caídas prolongadas, provocadas por el deterioro de los fundamentales económicos, iguales o superiores al 20 % (mercados bajistas). También hay que tener en cuenta que, desde 1970, ha habido 13 años de rendimientos negativos, 12 años de rendimientos entre el 5 % y el 15 %, y 24 años de rendimientos superiores al 15 %.iiiEn otras palabras, los años promedio no son la regla, sino la excepción.
A nuestro juicio, es importante que los inversores entiendan que la rentabilidad de los mercados puede variar de un año a otro, incluso durante los ciclos alcistas. Por ejemplo, el mercado alcista mundial de 2009 a 2020 no registró una tendencia sostenida al alza, sino que se situó en territorio negativo dos años.ivSin embargo, los años funestos no impidieron que se reportaran grandes años positivos. Tras un 2018 ligeramente negativo, la renta variable mundial se disparó un 30,0 % en 2019.vMantener la disciplina durante estos lapsos mediocres habría permitido a los inversores beneficiarse de los períodos más sólidos. Por consiguiente, vemos fundamental que los inversores permanezcan invertidos en los mercados alcistas para beneficiarse del rendimiento a largo plazo de la renta variable mundial.
Todo lo anterior gira en torno a las rentabilidades registradas a nivel mundial. Creemos que los inversores europeos deberían tener dichas reflexiones especialmente en cuenta, dado que el comportamiento de cada mercado de renta variable europeo puede distar significativamente de los rendimientos registrados a nivel mundial en un año determinado. Puede que un país (o incluso una zona geográfica más amplia) cuente con una sobreponderación o infraponderación en determinadas categorías del mercado. Por ejemplo, los mercados de renta variable de la eurozona incluyen un mayor porcentaje de acciones orientadas al valor (empresas que suelen ser más sensibles a los ciclos económicos y distribuyen una mayor parte de sus beneficios a los accionistas a través de dividendos y recompra de acciones), que a menudo se concentran en determinados sectores, como el financiero y el industrial. Sin embargo, los mercados de renta variable de la eurozona cuentan con una ponderación relativamente menor en empresas tecnológicas y similares: el sector de la tecnología de la información representa el 12,6 % del índice MSCI EMU (Unión Económica y Monetaria Europea), frente al 21,3 % que representa en el índice MSCI World.viAsimismo, en algunos países, una sola empresa puede dominar el mercado de valores nacional. Por ejemplo, una empresa farmacéutica representa el 31,8 % del índice MSCI Denmark, mientras que una sola empresa cervecera constituye el 31,3 % del índice MSCI Belgium.vii
Esto podría confundir a los inversores que poseen carteras con un enfoque mundial pero que comparan sus rendimientos con el índice de referencia de su país de origen. Por ejemplo, en 2012, la rentabilidad del 14,0 % del índice MSCI World en euros quedó por detrás del 24,2 % del índice BEL 20, lo que probablemente decepcionó a algún inversor belga con una cartera mundial que utilizara el índice de referencia belga como comparación de resultados.viiiEl año pasado, el índice OMX Copenhaguen 20 de Dinamarca se disparó un 31,0 % en coronas danesas, superando ampliamente el 6,0 % del índice MSCI World.ixEsa gran diferencia probablemente haya frustrado a algún que otro inversor danés con una cartera mundial que utilizara el índice OMX Copenhaguen 20 a modo de referencia del comportamiento de la renta variable.
Sin embargo, estos ejemplos no significan que un inversor con un enfoque mundial haya tenido un mal año. Las comparaciones no son equivalentes, ya que el índice de referencia de renta variable de un país no tiene necesariamente las mismas ponderaciones sectoriales que un índice de renta variable mundial, y mucho menos el mismo número de componentes. De los 20 constituyentes del OMX Copenhaguen 20, 8 son empresas del sector de la salud (lo que equivale al 40 %) y 4 son empresas del sector industrial (es decir, el 20 %)x . El índice MSCI World cuenta con más de 1580 componentes, de los cuales el 12,3 % corresponde a empresas del sector de la salud y el 10,1 % a empresas del sector industrial.xiSi los componentes individuales del OMX Copenhaguen 20 (sobre todo los del sector de la salud) obtienen buenos resultados, espoleará la rentabilidad del índice. En cambio, si presentan un comportamiento desfavorable, lastrará la rentabilidad de dicho índice.
Este tipo de divergencia no es un fenómeno exclusivo de cada país, sino que también puede ocurrir a nivel regional. El sesgo hacia los títulos orientados al valor de la eurozona probablemente contribuyó a su peor rendimiento relativo frente a la renta variable mundial en 2020, dado que las acciones orientadas al crecimiento (empresas que tienden a centrarse en el crecimiento de sus beneficios e ingresos a lo largo del tiempo y que normalmente cotizan a precios relativamente más altos en comparación con las expectativas de los beneficios futuros de la empresa) lideraron el año pasado.xiiReconocer el impacto de las ponderaciones sectoriales (o incluso de las empresas individuales) en las rentabilidades de los índices puede ayudar a identificar lo que es razonable y lo que no en términos de rentabilidades similares a las del mercado mundial.
El hecho de mantener unas expectativas razonables puede ayudar a inculcar a los inversores la disciplina necesaria para que sus carteras reporten rendimientos similares a los del mercado. No es irracional pensar que la proporción en renta variable de su cartera debería estar cerca de la media histórica anualizada de la renta variable. Sin embargo, el viaje no será un camino de rosas. El reto al que actualmente se enfrentan los inversores es desprenderse de la codicia y de dar grandes bandazos en un intento de obtener grandes resultados. Puede que el objetivo de obtener rentabilidades similares a las del mercado mundial no sea tan atractivo, pero, en nuestra opinión, es un sendero más sostenible para alcanzar los objetivos de inversión establecidos a largo plazo.