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Acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE: ¿un gran paso adelante?

Acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE: ¿un gran paso adelante?

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Christoph Berger, CIO de Renta Variable europea
Gaurav Saroliya, gestor de renta fija core
Sean Shepley, economista sénior
Stefan Rondorf, economista sénior

Estados Unidos y la Unión Europea han llegado a un acuerdo sobre aranceles que evita una guerra comercial entre dos economías que, juntas, representan casi un tercio del comercio mundial.

El presidente estadounidense, Donald Trump, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acordaron el pasado 27 de julio la aplicación de un arancel del 15% a la mayoría de las exportaciones europeas hacia EE. UU., incluidos sectores como el del automóvil y el farmacéutico.

Por su parte, la UE se ha comprometido a realizar compras de energía por valor de 750.000 millones de dólares a EE. UU., además de invertir 600.000 millones en suelo estadounidense y adquirir, en una cantidad aún por determinar, equipamiento militar estadounidense. Sin embargo, aún queda por aclarar cómo gestionará la UE estos compromisos.

Tras el anuncio, las bolsas europeas repuntaron inicialmente, al disiparse la incertidumbre tras meses de tira y afloja y quedar descartado el arancel del 30% con el que Trump había amenazado. Pero las subidas no duraron mucho y el DAX alemán cerró con un descenso del 1%.

Impacto económico: se reduce la incertidumbre, pero persisten los riesgos

El acuerdo alcanzado entre EE.UU. y la Unión Europea reduce, en nuestra opinión, buena parte de los riesgos inmediatos que pesaban sobre ambas economías, al disipar la incertidumbre política. De esta manera, se ha evitado así un escenario mucho más negativo que habría implicado aranceles del 30%.

Aun así, el pacto no está exento de efectos colaterales: las tasas arancelarias resultantes son más elevadas que las vigentes antes del mandato de Trump, y también superiores al 10% impuesto a principios de este año.

Creemos que este pacto refleja un intento de la UE por minimizar daños más que por lograr un acuerdo equitativo. La caída del euro frente al dólar sugiere que el resultado ha sido menos favorable para Europa. Esta estrategia defensiva también podría restringir el potencial de recuperación de las bolsas europeas.

Estimamos que los aranceles del 15% restarán en torno a medio punto porcentual al crecimiento previsto del PIB de la eurozona. Es posible que parte de esa rebaja ya esté descontada en las valoraciones de mercado y en las previsiones de los responsables políticos de la UE. 

En cuanto a la inflación, la decisión de la UE de no responder con aranceles similares disipa una fuente de incertidumbre para el Banco Central Europeo (BCE). Partimos de la base de que una revisión a la baja en las previsiones de crecimiento e inflación por parte del BCE facilitaría una nueva bajada de tipos de 25 puntos básicos este otoño.

Para EE. UU., este acuerdo es uno más dentro de una serie de pactos similares con otros países, por lo que su impacto es más limitado. No obstante, parece probable que los tipos acordados con muchas economías superen los niveles asumidos por la Reserva Federal (Fed) en sus previsiones del pasado junio.

Un nuevo repunte arancelario, unida a un posible deterioro adicional del mercado laboral, podría intensificar el debate interno en la Fed sobre si ha llegado el momento de abandonar su estrategia de cautela antes de plantearse nuevos recortes de tipos. 

Impacto en los mercados de renta variable: ganadores en el sector aeroespacial

Desde el punto de vista de los mercados, la noticia podría suponer un cierto alivio para las compañías estadounidenses que dependen de importaciones procedentes de Europa, así como para las empresas europeas que canalizan buena parte de sus ventas hacia Estados Unidos.

Uno de los sectores que podría salir mejor parado es el aeroespacial y aeronáutico, que ha quedado al margen de los nuevos aranceles. De hecho, los fabricantes estadounidenses podrían ser los más beneficiados, dado que muchos de ellos dependen de componentes clave procedentes de Europa.

En cambio, persisten dudas en torno al sector farmacéutico. Von der Leyen habló de un arancel máximo del 15%, aunque aún no se han concretado medidas específicas por industria. El sector más expuesto es, sin duda, el del automóvil. Un arancel del 15% afectará negativamente a las previsiones de beneficio de los fabricantes europeos, que tendrán que hacer frente a un incremento de costes y a una posible pérdida de cuota de mercado. Aun así, la situación resulta algo menos dura que la que planteaba el anterior régimen específico de aranceles para este sector.

A nivel general, los aranceles pueden lastrar los beneficios de muchas compañías europeas con fuerte presencia en EE. UU. De hecho, se estima que en 2025 un 26% de los ingresos de las empresas cotizadas europeas procederán del mercado estadounidense. A esto se suma el impacto negativo que podría tener un dólar más débil.

Impacto en renta fija y divisas: presión bajista para el dólar y una curva de tipos más empinada

En los mercados de deuda, los diferenciales de crédito europeos han caído hasta sus niveles más bajos, alcanzados en 2022, y las rentabilidades de los bonos han retrocedido, tras la desaparición de buena parte de la incertidumbre política.

El dólar, por su parte, se ha fortalecido, ante la expectativa de que un entorno comercial más estable reduzca los riesgos para el crecimiento estadounidense y amplíe los diferenciales de tipos de interés. Esta tendencia podría mantenerse a corto plazo, pero la vemos como una oportunidad para mantener la exposición a la debilidad del dólar a medio plazo.

Seguimos anticipando un mayor steepening de la curva de tipos en EE. UU. en los próximos meses, ya que la debilidad económica empujará a la Fed a aplicar más medidas expansivas de lo previsto, aunque los tipos a largo plazo seguirán tensionados por el elevado déficit fiscal y el nivel récord de deuda pública.

Se espera que los nuevos aranceles generen unos ingresos de 2,9 billones de dólares para EE.UU. en los próximos diez años, lo que podría aliviar en parte las dudas sobre la sostenibilidad de su deuda. Aun así, a largo plazo, estos aranceles terminarán siendo un freno para la economía estadounidense frente al resto del mundo, lo que reforzará la debilidad del dólar y la inclinación de la curva de tipos.

Perspectivas: los detalles, clave para el mercado

En los próximos días, muchos inversores probablemente buscarán aclarar los términos concretos del acuerdo.

Un riesgo es que ambas partes entiendan de forma distinta los costes y beneficios, como ya pasó con el acuerdo entre EE. UU. y Japón.

La falta de claridad en los detalles dificulta que los inversores identifiquen con certeza qué sectores o activos saldrán ganando o perdiendo.

Además, las incógnitas sobre el papel que jugará el sector farmacéutico y el nivel de compromiso inversor por parte de la UE dificultan la planificación de algunas empresas.

Sin un seguimiento claro ni metas definidas, todavía está por ver cuánto cambiará de verdad la relación comercial y de inversión entre EE. UU. y la UE.

En cualquier caso, el acuerdo supone un respiro al cerrar un periodo de incertidumbre, aunque no hay que olvidar los retos que siguen presentes para las economías y empresas de ambas regiones.

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