La “Era de la Inteligencia” I Claves de la próxima semana
Sam Altman, cofundador de OpenAI y figura clave detrás de ChatGPT, considera que la humanidad está entrando en una nueva “era de la inteligencia” tras las eras agrícola e industrial. Como siempre, el progreso tecnológico impulsa este cambio de paradigma, esta vez con el aprendizaje automático llevándolo a un nivel completamente nuevo.
En los mercados de capitales, los activos vinculados al universo de la inteligencia artificial (IA) han sido catapultados a su propia órbita y determinan el ritmo de los mercados bursátiles, especialmente en Estados Unidos y China. Desde una perspectiva económica, la tecnología se ha convertido en un motor de crecimiento decisivo. Un análisis más detallado revela que una parte sustancial del aumento del PIB estadounidense durante la primera mitad de 2025 provino de inversiones en tecnología y software: alrededor de 1,3 puntos porcentuales del total del 1,6% de expansión. En otras palabras, el sector representó algo más del 80% del crecimiento total.
En este contexto, vale la pena analizar más a fondo las perspectivas para la tecnología y la inteligencia artificial. Varios factores indican que el auge actual probablemente continuará:
- Todavía quedan muchas historias de éxito en IA: El número de usuarios sigue creciendo, cada vez más empresas adoptan IA y las máquinas realizan tareas humanas tan bien o incluso mejor que las personas.
- No hay señales de exceso de capacidad: A pesar del crecimiento exponencial, la capacidad de cómputo en los centros de datos sigue siendo limitada. Los clientes enfrentan tiempos de espera y la potencia de procesamiento se raciona.
- Base de financiación estable: La mayor parte del capital que financia la rápida expansión de los centros de datos y la infraestructura energética proviene de las reservas de efectivo de unas pocas grandes tecnológicas, muchas de las cuales operan en estructuras oligopolísticas o casi monopolísticas. Por lo tanto, el crecimiento de la IA depende menos del riesgo especulativo o del capital de riesgo que en ciclos anteriores. Sin embargo, el capital no es ilimitado y los accionistas de las grandes tecnológicas siguen exigiendo retornos sólidos.
- Valoraciones elevadas, pero no excesivas: Aunque las valoraciones de las empresas del sector IA son altas, no han alcanzado los niveles extremos de picos anteriores.
Aspectos que apuntan a señales iniciales de sobrecalentamiento:
- Históricamente, los sectores a la vanguardia del cambio tecnológico han sufrido fases de sobreinversión. Períodos de fuerte gasto de capital y rápida expansión de capacidad suelen ir seguidos de fases temporales de desilusión, en las que los ingresos no cubren los costes de inversión. En esos momentos, las decisiones se toman menos por razones económicas sólidas y más por miedo a quedarse atrás y por la presión por alinearse con las tendencias. Una dinámica similar podría surgir en el ciclo actual de innovación. A largo plazo, sin embargo, los avances tecnológicos logrados probablemente se traduzcan en importantes ganancias de prosperidad.
- El ecosistema de IA se caracteriza cada vez más por una red opaca de intereses accionarios superpuestos, así como relaciones entre clientes y proveedores entrelazadas. Esta creciente interconexión genera preocupaciones sobre falta de transparencia y posibles conflictos de interés.
En última instancia, no hay forma de saber cuándo, o si, los períodos de euforia y optimismo sobre el amanecer de una nueva “era de la inteligencia” darán paso a una desilusión temporal. Tener información específica sobre áreas donde persisten restricciones de capacidad y aparecen señales de saturación será clave. En el pasado, los ciclos de inversión se han enfriado cuando los retornos del capital han disminuido y los inversores han mostrado reticencia a aportar fondos adicionales (es decir, cuando el coste del capital ha aumentado). En la actualidad, sin embargo, hay pocas señales de tal punto de inflexión y la participación en la emergente “era de la inteligencia” sigue pareciendo atractiva.
No hace falta decir que existen numerosas tendencias y oportunidades atractivas más allá de la tecnología y la inteligencia artificial. A continuación, presentamos algunas reflexiones sobre la asignación táctica global en renta variable y renta fija:
Asignación táctica global para renta variable y renta fija
- Las oportunidades no se limitan en absoluto al mercado de renta variable estadounidense: el índice MSCI de mercados emergentes también ha comenzado a atraer nuevos flujos. Estos flujos, junto con el hecho de que los mercados emergentes siguen estando ampliamente infraponderados en las carteras globales, crean condiciones favorables para una recuperación que ya está en marcha en países como Corea del Sur y Taiwán. En Asia, Japón también se está beneficiando de un reciente cambio de política hacia una menor consolidación fiscal y un enfoque más prudente o diferido en la normalización de una política monetaria que sigue siendo altamente acomodaticia.
- En Europa, Alemania se acerca a la fase de desembolso efectivo de su paquete de estímulos fiscales el próximo año. Los mercados de renta variable del sur de Europa, especialmente España e Italia, se están beneficiando de su fuerte exposición al sector bancario, un segmento caracterizado por unos resultados consistentemente sólidos, una buena calidad crediticia, atractivos retornos para el accionista en forma de dividendos y recompras de acciones, y valoraciones todavía razonables. En contraste, el mercado de renta variable francés podría afrontar vientos en contra adicionales a medio plazo debido a la incertidumbre política persistente.
- Esto también es aplicable a los bonos gubernamentales franceses, dado que el futuro de la política fiscal en el país sigue siendo incierto. La política fiscal en el Reino Unido también continúa siendo una fuente de imprevisibilidad, lo que probablemente mantendrá la volatilidad en los mercados de deuda soberana de ambos países.
- Los inversores también enfrentan desafíos a la hora de navegar el mercado de bonos del Tesoro estadounidense. Tras la turbulencia provocada por el anuncio arancelario del presidente Trump el 2 de abril (“Liberation Day”), el mercado se estabilizó posteriormente, con la rentabilidad del Treasury a 10 años retrocediendo desde niveles superiores al 4%. Más recientemente, sin embargo, las rentabilidades han repuntado ligeramente después de que varios miembros de la Reserva Federal moderaran las expectativas de recortes rápidos adicionales de los tipos de interés. En este contexto, una asignación neutral a Treasuries estadounidenses parece apropiada por el momento.
- El estatus del dólar estadounidense como moneda “refugio” sigue bajo presión. Aunque pueda surgir un movimiento táctico en sentido contrario, los factores estructurales (política monetaria y comercial, deuda de EE. UU.) probablemente pesarán sobre el billete verde a más largo plazo.
A pesar de las disrupciones que están configurando nuestro mundo, la naciente “era de la inteligencia” justifica un grado moderado de optimismo.
Atentamente,
Stefan Rondorf
Tema de inversión: Obtención rentas de la inversión en la “era de la inteligencia”.
- Demografía: La población mundial crece, pero cada vez más lentamente, mientras la esperanza de vida aumenta. La población global envejece y la población en edad laboral se reduce, especialmente en economías industrializadas.
- Digitalización: Las “máquinas inteligentes” están provocando cambios radicales en las estructuras laborales.
- Pregunta clave: ¿Qué tareas seguirán disponibles para los humanos y cuántos empleos habrá? Esto lleva inevitablemente al tema de la remuneración. El economista Richard Freeman prevé un cambio de paradigma en la relación entre trabajo humano y mecanizado. Con ironía, plantea: “¿Trabajarás para el robot o el robot trabajará para ti?”
- Consecuencia: Factores como robots y demografía sugieren que ha llegado el momento de hablar sobre ingresos por inversión para complementar los ingresos laborales.
- Necesitamos más rentas de inversión, especialmente en una era de máquinas inteligentes y un sistema público de pensiones que tiembla bajo la presión del cambio demográfico. Pero no se queda ahí. De hecho, las rentas de inversión pueden destinarse a muchos otros fines igualmente valiosos: más dinero para unas vacaciones, para gastos del día a día o como una “ayuda de los abuelos” para apoyar a los nietos durante sus estudios universitarios o sus períodos de formación profesional.
- Fuentes de rentas: Intereses de depósitos bancarios, cupones de bonos o dividendos de acciones.
- Conclusión: Es hora de centrarse no solo en la rentabilidad total, sino también en los flujos de efectivo futuros. ¿Por qué no hacer que nuestro dinero (o los “robots”) trabajen para nosotros?