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¿Los días de Italia en la eurozona están contados?
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¿Los días de Italia en la eurozona están contados?

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Muchas economías se enfrentan a una profunda recesión como resultado del Covid-19, pero Italia ha entrado en esta crisis en una situación más precaria que la mayoría.

La falta de crecimiento en Italia es una de las razones fundamentales de sus malas finanzas públicas y de que se esté acercando al punto en que su deuda se vuelve insostenible. Una dinámica de crecimiento débil hace que sea muy difícil para un país pagar los intereses de su deuda. Aunque el tipo de interés marginal de Italia está disminuyendo, sigue siendo superior a la tasa de crecimiento alcanzada en siete de los últimos diez años. 

El gobierno italiano presentó su previsión fiscal actualizada para 2020 y 2021 recientemente. Prevé que el déficit presupuestario aumente hasta el 10,4% del PIB en 2020, antes de disminuir al 5,7% en 2021. Esto supone que el PIB real se contraerá un 8% este año antes de aumentar un 4,7% en 2021. En cuanto a la deuda, se prevé que aumente al 155,7% a finales de este año, antes de disminuir al 152,7% en 2020. 
 
En otras palabras, era probable que Italia experimentara una crisis de deuda soberana antes de que se produjera la crisis de Covid-19 y es posible que este plazo se haya adelantado ahora a los próximos años.

¿Qué ayuda se ofrece?

En la reunión del BCE del 12 de marzo se anunció una dotación temporal adicional de 120.000 millones de euros para este año. Sin embargo, esto no pareció satisfacer a los inversores y el BCE se apresuró a anunciar que otros 750.000 millones de euros de compras tendrían lugar a finales de año en el marco del Programa de Compras de Emergencia para Pandemias (PEPP). El anuncio del PEPP fue deliberadamente ambiguo sobre ciertas características o limitaciones clave. Parte del desafío para el BCE es que su justificación para sus programas de compras de emergencia es abordar el riesgo de deflación, no rescatar a determinados Estados miembros. De la misma manera, las operaciones de refinanciación a largo plazo con objetivos específicos (TLTRO) están ahí para fomentar un mayor préstamo a los bancos ofreciendo financiación barata. 

¿Qué hay de la respuesta fiscal?

La respuesta fiscal de Italia ha sido más lenta y reducida que la anunciada en otros lugares, sin embargo, el primer ministro Giuseppe Conte exigió que se mostrara una mayor solidaridad en toda Europa. La respuesta, que fue aprobada recientemente por el Eurogrupo, consistió en permitir que el fondo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM, por sus siglas en inglés) proporcionara 240.000 millones de euros de préstamos hasta el 2% del PIB del Estado miembro prestatario. Sin embargo, el uso del ESM requiere un memorando de entendimiento, que incluye el compromiso del prestatario de introducir reformas fiscales, financieras y económicas. Estas condiciones se consideran inaceptables en la política italiana, ya que muchos sostienen que no debería haber ningún estigma asociado a la solicitud de ayuda, y los fondos deberían entregarse como ayuda, en lugar de como un préstamo condicional. 

Desde el punto de vista político, la cuestión más importante será si el fondo se distribuye de acuerdo con las cuotas nacionales del PIB y si los fondos se consideran préstamos o donaciones. Los países acreedores preferirían lo primero, ya que proporciona una ilusión de control sobre el eventual reembolso. En realidad, se tratará de préstamos a muy largo plazo con tipos de interés casi nulos, que en ese momento también podrían denominarse subvenciones

Tomando tanto el apoyo fiscal como el monetario que se le ofrece, Italia debería poder refinanciar sus bonos de vencimiento cómodamente este año. Sin embargo, si el BCE no extiende sus programas adicionales de expansión cuantitativa (QE) hasta el año que viene, entonces es muy probable que Italia vea que los rendimientos se desvíen hacia arriba. 
 
En ausencia de mutualización de la deuda, Italia tiene dos opciones:
 
- Primero, puede tragarse su orgullo y entrar en un programa ESM, que también podría desencadenar Transacciones Monetarias Directas (OMT) del BCE. Esto permitiría al BCE comprar exclusivamente deuda italiana. Sin embargo, esto significaría un fuerte escrutinio e insistencia en las reformas. Italia probablemente tendría que reestructurar su deuda. Esto no es una panacea, y habría graves consecuencias políticas como resultado de ello.


- La segunda opción sería rechazar la ayuda y dejar tanto la zona euro como la Unión Europea, con la deuda convertida a la nueva lira italiana, provocando incumplimientos técnicos. Esto también permitiría a Italia devaluar su moneda y reparar su competitividad. El aumento de la inflación y el crecimiento contribuirán en gran medida a estabilizar las finanzas públicas, aunque el coste humano y la erosión de la riqueza privada serían enormes.

Ante esta situación, incluso los políticos más europeístas no pueden negar que el riesgo de que Italia abandone el euro es ahora muy alto, lo que también plantea interrogantes sobre el futuro del euro.

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