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¿Qué consecuencias climáticas y sociales tendrá la agenda de Biden?
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¿Qué consecuencias climáticas y sociales tendrá la agenda de Biden?

Joe Biden se postuló a la Presidencia con uno de los programas más progresistas que EE.UU. ha visto, con la preocupación climática como uno de sus ejes. Su victoria conllevará un cambio radical en la postura del país con respecto al cambio climático. Dicho esto, el estrecho margen con el que ha vencido planteará desafíos para llevar a cabo los proyectos más ambiciosos de su programa.

En este entorno, Biden contará con un entorno legislativo favorable, pero es probable que tenga que moderar los elementos más ambiciosos de su programa. No obstante, el amplio respaldo social de los estadounidenses en la lucha climática dejará cierto margen para el consenso bipartidista. 


En especial, el plan climático propuesto por Biden, de 2 billones de dólares, puede terminar acercándose a la mitad de esa cantidad. Dicho esto, esperamos que el enfoque se mantenga en las soluciones verdes, incluyendo energía renovable, transporte alternativo, bienes inmobiliarios sostenibles y tecnología limpia.

Tal vez la reincorporación de EE.UU. al Acuerdo de París será el paso más importante y simbólico sobre el cambio climático. Este acto por sí solo supone una poderosa señal del creciente consenso mundial para la descarbonización.

A nivel más práctico, hay una serie de medidas que Biden puede implementar en los sectores energético, del petróleo y gas y automovilístico a través de la autoridad ejecutiva. Como presidente, tendrá poder para revertir una serie de recortes llevados a cabo bajo la Administración de Trump. Estos incluyen regulaciones más estrictas sobre las emisiones, particularmente en el metano y en el sector de petróleo y gas, y sobre la limitación de las del sector energético. También es probable que endurezca la normativa en cuanto a eficiencia de los combustibles en el sector automovilístico. Además, Biden tendrá cierta libertad para orientar las licitaciones federales a fines limpios, para suspender el arrendamiento (leasing) de petróleo y gas en tierras federales y para aumentar la carga regulatoria de los arrendamientos existentes.

En el aspecto social, la propuesta de Biden sobre el salario mínimo federal (aumentarlo de 7,25 dólares la hora a 15 dólares) parece poco probable que cuente con el apoyo suficiente, a menos que se rebaje sustancialmente, aunque podría lograr algún progreso en materia de seguridad social.

En cuanto a la atención sanitaria, las propuestas para limitar el aumento de los precios de los medicamentos no deberían causar gran controversia, mientras que la opción de un seguro médico público sería mucho más difícil de aprobar. También podríamos asistir a un debate sobre una mayor regulación para las grandes tecnológicas en términos de responsabilidad de contenido y privacidad de datos.

Conclusión: gran atención a la acción climática

Aunque la estrecha victoria demócrata puede obstaculizar la capacidad de Biden para aprobar los aspectos más ambiciosos de su agenda climática y social, seguimos esperando un fuerte enfoque en la acción climática del presidente entrante. El paquete climático propuesto de 2 billones de dólares puede que ya no sea factible a esos niveles, pero esperamos que su priorización del estímulo verde beneficie a la energía alternativa, el transporte y los bienes inmobiliarios sostenibles y la tecnología limpia. Además, Biden puede hacer progresos en el sector del automóvil, de la energía y de la electricidad mediante una orden ejecutiva; puede establecer prioridades en las agencias federales; y puede conceder a los estados una independencia aún mayor para llevar a cabo estrategias climáticas ambiciosas.

Aunque en gran medida simbólico, el nuevo compromiso del país con el Acuerdo de París será significativo. Junto con las ambiciones de lograr el cero-neto de China, la Unión Europea y Japón (entre otros), a nivel mundial, la dirección está clara.

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