El fabuloso mercado pato

El fabuloso mercado pato

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Imaginad un pato en un estanque. Se le ve moverse con elegancia, con calma, con tranquilidad, todo parece fácil. Como si no hiciera ningún esfuerzo. ¿Pero qué pasaría si pudieramos mirar por debajo de la superficie? Encontraríamos al animal agitando las patas a toda velocidad, nadando sin descanso al desplazarse, en una actividad intensa. 
 


Esta metáfora sobre la situación actual de los mercados no es mía sino que se la escuché en Londres hace unas semanas a Susan Bao, gestora de fondos de bolsa americana de JPMorgan Asset Management. Y me pareció brillante, porque creo que refleja con una imagen a la perfección lo que está ocurriendo en las bolsas. 

Si uno mira los índices de volatilidad siguen prácticamente en mínimos, no hay ni rastro de agitación, todo parece calmado, estable... Las subidas de Wall Street parecen elegantes, sin estridencias, sin grandes dientes de sierra. Fijémonos en la parte final de esta curva con la evolución del S&P 500 sacado de la guía Market Insights de JPMorgan AM, nada que ver con lo sucedido hasta hace aproximadamente un año.
 


Pero cuando uno mira debajo de la superficie, es impresionante los movimientos que se están dando entre los distintos valores que componen un mismo mercado, las diferencias entre las oscilaciones de las compañías que mejor lo están haciendo y las que peor evolucionan. 

Esto era sólo una sensación, que se me hizo carne (o imagen, como queráis) cuando vi este otro gráfico, en esta ocasión de Schroders, que muestra como la dispersión en la evolución de los valores se encuentra en niveles nunca vistos. O al menos, no en los últimos 20 años. 
 


La implicación de este mercado pato es enorme para los inversores y los gestores. Por un lado, a corto plazo, genera también enormes dispersiones entre las rentabilidades que consiguen los propios gestores de renta variable.

Eso no quiere decir que un gestor necesariamente lo esté clavando y otro la esté ca*ando. Sobre todo desde la óptica de largo plazo. Simplemente, puede ser que uno tenga en cartera los valores que están en la cresta de la ola, mientras el otro está identificando valores atractivos... Pero que siguen cayendo. 

¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué el mercado pato? La pregunta ya no es tan fácil de responder. Para mucha gente, es consencuencia del auge de la gestión pasiva, que provoca mayores entradas de dinero en los valores que van mejor, que como consecuencia van todavía mejor y ganan más peso en los índices. Lo que acaba generando un círculo virtuoso (o vicioso, según como se mire) que no sabemos cuándo ni cómo acabará. 

Para otros, simplemente, se trata de un efecto colateral de la tremenda abundancia de liquidez que hay en mercado, que genera comportamientos anómalos como este (respecto a lo habitual). Y para otros, no hay mayor explicación que las mejores perspectivas de unas acciones o sectores frente a otros. 

Lo que está claro es que, para los inversores  y los gestores capaces de tener paciencia, este mercado pato puede generar enormes oportunidades. Pero siempre que se tenga la paciencia necesaria y el estómago para seguir viendo caer las acciones que, aparentemente, el mercado cotiza a precios de derribo frente a aquellas que están más caras. En algún momento, las aguas volverán a su cauce.

¿Cuándo? Quién sabe. Quizá, cuando el crecimiento actual se frene, cuando muchos se paren, hagan una reflexión y se den cuenta de que se están pagando barbaridades por los valores estrella del mercado.

Hasta entonces, cuidado con quedarse en la superficie, que por debajo el mercado está muy agitado.

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