Europa debe "reforzar la cadena de valor" para garantizar la autonomía estratégica sanitaria

Europa debe "reforzar la cadena de valor" para garantizar la autonomía estratégica sanitaria

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Marta Herrero, directora de Innovación y Portafolio de Reig Jofre, analiza el papel de la compañía en el proyecto europeo IPCEI Med4Cure


 

El programa europeo IPCEI Med4Cure representa un nuevo paso en la estrategia de la Unión Europea para reforzar su autonomía sanitaria desde una perspectiva supranacional y colaborativa. Es la primera gran iniciativa comunitaria que combina el fomento de la innovación en salud y el despliegue industrial. 

La farmacéutica catalana ha sido seleccionada para recibir una ayuda de 13 millones de euros, más de la mitad del presupuesto de su proyecto EMINTECH, valorado en 25 millones. Este proyecto está centrado en dos de los grandes retos globales de la salud: la resistencia antimicrobiana y las enfermedades raras. La iniciativa contempla el desarrollo de terapias avanzadas, como tratamientos basados en bacteriófagos o anticuerpos monoclonales, y la integración de tecnologías que permitan llevar esas soluciones del laboratorio a la escala industrial de forma sostenible.

El IPCEI Med4Cure, que agrupa a más de 175 entidades de seis países europeos, es la primera gran alianza continental en el ámbito sanitario y un ejemplo de cómo la colaboración público-privada. Sobre cómo se materializa y qué impacto puede tener en la región, entrevistamos a Marta Herrero, directora de Innovación y Portafolio de Reig Jofre, que nos explica cómo la compañía afronta este nuevo desafío europeo, el equilibrio entre investigación e industrialización y la importancia de una innovación que combine ciencia y sostenibilidad.

Reig Jofre forma parte del primer IPCEI europeo en salud. ¿Qué supone este hito para la compañía?

Incorporarnos a este proyecto es un honor y un reto importantísimo. Nos hemos posicionado entre las únicas seis empresas nacionales cuyo proyecto ha sido seleccionado. Es un reconocimiento al trabajo que hemos estado haciendo durante mucho tiempo y que nos posiciona como una empresa clave en la innovación farmacéutica europea, refuerza nuestro compromiso con la autonomía sanitaria europea y la excelencia industrial, ejes claves en toda nuestra actividad.

IPCEI Med4Cure reúne a más de 175 entidades de seis países europeos. ¿Cómo se gestiona la innovación en un entorno tan colaborativo y al mismo tiempo tan competitivo?

Cada uno de los participantes tiene su propio proyecto y sus partners. En nuestro caso, el proyecto EMINTECH es muy grande, pero las bases son las mismas que en otras colaboraciones público-privadas que realizamos. La clave es la colaboración y la transparencia. Buscamos compartir conocimiento entre empresas, centros de investigación y las Administraciones.

Se genera cierta competencia, pero es una competencia sana… Esta cooperación es absolutamente fundamental para acelerar el desarrollo de nuevas terapias. A nosotros, de hecho, este modelo de colaboración público-privada nos gusta mucho; es una herramienta extremadamente útil que bien articulada sólo favorece el avance. Mientras estén bien estructurados los roles, los objetivos y la propiedad del conocimiento, son modelos muy eficaces.

¿Con qué otras compañías colabora Reig Jofre?

Por ejemplo, estamos trabajando con otra compañía nacional, Sylentis, en el desarrollo de una terapia para una enfermedad rara. También colaboramos con partners internacionales, ya que una de las premisas del IPCEI era precisamente asegurar la colaboración multiestado.

"Debemos sentir orgullo de país, porque hemos sido capaces de articular grandes proyectos"

Este proyecto forma parte de una apuesta de España por liderar la innovación farmacéutica en Europa. ¿Qué implica para la industria farmacéutica española formar parte de esta primera ola del IPCEI Med4Cure?

Es una oportunidad única. Aunque son 175 entidades, no todas son farmacéuticas: hay también centros tecnológicos y universidades. Con seis compañías, España está bien representada. A nivel nacional, ha sido un movimiento muy acertado sumarse a esta primera ola del IPCEI porque nos permite estar en la vanguardia de la innovación farmacéutica europea y favorece la competitividad del sector farmacéutico español. También nos posiciona como partner de confianza en proyectos estratégicos en la Unión Europea.

Debemos sentir orgullo de país, porque hemos sido capaces de articular grandes proyectos, hacer ciencia y plasmarla en proyectos que puedan ser producidos a nivel global.

En septiembre confirmaron que ya han recibido la subvención europea de 13 millones de euros, más de la mitad del importe total del proyecto. ¿Cuáles son los siguientes pasos?

Destacar que la cuantía de la subvención refleja la calidad del proyecto que hemos presentado, porque al final es proporcional al nivel de innovación que estamos incluyendo. Y con la llegada de esta financiación hemos podido desplegar completamente el proyecto, que iniciamos en 2023.

Ahora tenemos el reto de completar todas las actividades proyectadas hasta el verano de año que viene. Son dos grandes líneas: por un lado, una parte muy pura de investigación relacionada con el uso de terapias avanzadas y bacteriófagos para combatir la multirresistencia; y por otro, el desarrollo de anticuerpos monoclonales para el tratamiento de enfermedades raras. Esta subvención nos permitirá acelerar y que sea más rápida su llegada a fases clínicas.

Además, mantenemos nuestra vocación industrial, incorporando actividades orientadas a asegurar la transferencia y la posible industrialización de estas terapias avanzadas para que puedan llegar a ser una realidad para los pacientes.

Porque se habla mucho del reto científico, pero también hay que tener en cuenta el despliegue industrial. ¿Qué peso tiene la capacidad de fabricación en el liderazgo farmacéutico europeo?

Es absolutamente fundamental. La investigación es muy importante, pero sin una sólida capacidad industrial no podemos garantizar el acceso a los medicamentos. A nivel europeo debemos reforzar la cadena de valor para asegurar una autonomía estratégica sanitaria.

La crisis del COVID nos demostró que Europa no es realmente autónoma y que existen vulnerabilidades: un marco normativo ultra estricto, una cadena de suministro vulnerable y elevados costes. Proyectos como el IPCEI refuerzan esta autonomía sanitaria, aunque no es el único. Realmente, la Unión Europea es consciente de que debemos fortalecer la resiliencia industrial.

Y de vuestro trabajo en el marco de este proyecto, ¿cuánto está destinado a investigación y cuánto a esta parte de industria y distribución?

El IPCEI es esencialmente un proyecto de investigación. Aproximadamente el 70-75% se dedica a esa área y, el resto, a la mejora de los procesos de estas terapias innovadoras.

Uno de los pilares del proyecto EMINTECH es combatir la resistencia antimicrobiana. ¿Por dónde pasa la innovación real para frenar este reto de salud global creciente?

Nuestra apuesta es trabajar en la aplicación de terapias celulares y bacteriófagos. Son líneas de investigación en etapas muy iniciales, pero creemos que son prometedoras y complementarias al uso convencional de antibióticos. Lo que esperamos es que este proyecto sea catalizador y nos permita llegar antes a las fases de desarrollo clínico. Es un reto global y urgente, y por eso es tan importante que la Unión Europea lo haya identificado como un área estratégica.

¿Y en el caso de las terapias para tratar enfermedades raras?

También está en una fase igualmente temprana. Ambos son proyectos de investigación en estadios muy preliminares.

¿Qué potencial transformador tienen estas líneas de investigación?

Son áreas que encajan plenamente con nuestra estrategia de futuro, que combina investigación y producción industrial. Estas terapias permiten aunar ciencia y tecnología, nuestro factor diferencial. Además, el IPCEI también pone mucho énfasis en la sostenibilidad de la cadena de fabricación y en poder llegar a procesos farmacéuticos mucho más sostenibles. 

"Invertir en procesos mejores para el medio ambiente es una obligación para todas las compañías con una vertiente industrial"

La sostenibilidad es un eje transversal en Reig Jofre y un aspecto clave de la estrategia de la compañía para este año... 

Absolutamente. Tenemos una vocación y un compromiso claro con la sostenibilidad, porque si no es imposible concebir un proyecto resiliente a largo plazo. Invertir en procesos más eficientes y mejores para el medio ambiente es una obligación para todas las compañías con una vertiente industrial.

Comentaba que con la pandemia se evidenció la dependencia europea en la producción de medicamentos. ¿Puede atajar esto el IPCEI?

Son apuestas para cambiar, hay que implementar grandes cambios estructurales. La pandemia nos mostró de una manera muy cruda cuáles eran nuestras debilidades y puso de manifiesto que seguimos siendo dependientes en la producción de ciertos principios activos y medicamentos esenciales. A día de hoy se ha mitigado, pero sigue vigente. 

Se necesitan grandes cambios estructurales para reducirla e impulsar la fabricación local, tanto de tratamientos esenciales como de terapias innovadoras. Las autoridades son conscientes, pero mantener la producción local no es fácil, requiere más apoyo institucional. Para asegurar toda esta cadena de valor proporcionamos muchos puestos de trabajo de alta capacitación y se tendría que poner en valor; ayudar en la medida de lo posible a las compañías que luchamos para mantener todos estos procesos en nuestro territorio.

¿De qué manera se trabaja en Europa para que estas nuevas terapias sean accesibles y sostenibles para los ciudadanos?

La clave es la armonización regulatoria y fomentar la colaboración público-privada. Se están haciendo iniciativas para que todos trabajemos de manera lo más cercana posible, para tener unos procesos que sean ágiles, equitativos y sobre todo predecibles.

La innovación va por delante de la regulación y eso genera vacíos o falta de claridad, pero se han hecho grandes mejoras en los últimos años. Estamos construyendo entre todos -industria, instituciones y hospitales- un modelo más eficiente para implementar estas terapias avanzadas, diferente al de los fármacos tradicionales.

"La clave está en poder escalar los procesos. Si no, las terapias se quedarán en fases de investigación"

¿Falta conversación entre estos tres actores -empresas, instituciones y hospitales- implicados?

Siempre se puede mejorar en este aspecto. Si queremos hacer que estas terapias sean accesibles para el mayor número de pacientes, tendrá que haber cierta estandarización e industrialización. Y aquí expertos en producción, como es nuestro caso, tendemos un rol indudable. 

La clave está en poder escalar los procesos. Si no, las terapias se quedarán en fases de investigación o en un acceso muy limitado de pacientes. Desde mi perspectiva, la de la innovación, es una pena que no podamos hacer esta escalabilidad una realidad para el mayor número de pacientes posibles.

¿Y qué cree que marca hoy la diferencia entre una empresa farmacéutica tradicional y una verdaderamente innovadora?

Innovar es anticiparse a los retos y saber evolucionar. Con casi cien años de historia, en Reig Jofre hemos sabido hacerlo. Para nosotros innovar es apostar por la investigación, integrar tecnologías disruptivas y colaborar con el ecosistema, tanto nacional como internacional. También significa transformar procesos, apostar por la sostenibilidad e impregnar toda la organización con esa mentalidad innovadora. No se trata sólo de desarrollar nuevos medicamentos, si no de situar al paciente en el centro de la estrategia. Innovar forma parte de nuestro ADN.

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