Fidelity: Calibrar la desaceleración de China parte II
A principios de la semana compartíamos la primera parte sobre la desaceleración de China publicada en nuestra Encuesta a Analistas de Fidelity. Hoy os dejamos con nuestra segunda entrega:
En guardia ante la guerra comercial
Para otros, los conflictos comerciales son un factor a tener en cuenta: “Es el problema número uno”, afirma un analista del sector de equipos tecnológicos. El calendario para la progresiva entrada en vigor de los aranceles y su posible escalada provocó que gran cantidad de exportaciones chinas se adelantaran a los últimos meses de 2018 y se teme que se produzca un hundimiento en los primeros meses de 2019. “Ha generado mucha incertidumbre en el sistema y preveo una gran desaceleración en consumo discrecional y un bloqueo de los planes de inversión”, añadió el analista.
El sector manufacturero sigue siendo un motor de crecimiento de primer orden para el conjunto de la economía china, con independencia de que exporte al extranjero o venda dentro del mercado interno. Así pues, las incertidumbres desencadenadas por las guerras comerciales hacen que algunos estén pergeñando un plan B, como trasladar las cadenas de suministro de China al sureste asiático.
"La guerra comercial ha generado mucha incertidumbre en el sistema y preveo una gran desaceleración en consumo discrecional y un bloqueo de los planes de inversión"
Para los consumidores, las incertidumbres afectan a sus perspectivas de conseguir un incremento salarial y eso tiene efectos de segundo orden sobre el consumo. Lo anterior puede observarse en el descenso de las ventas de artículos de consumo discrecional que suponen desembolsos más grandes, como coches e incluso teléfonos móviles.
¿Estímulos al rescate?
En prácticamente todos los sectores el factor más determinante -y la posible sorpresa al alza- que citan los analistas que cubren empresas chinas son los estímulos presupuestarios. Sin embargo, los resultados de la encuesta y las entrevistas exhaustivas de seguimiento pusieron de relieve divergencias de opinión en relación con la forma que podrían adoptar, la magnitud de su impacto y la capacidad de que dispone el gobierno para impulsar dicho gasto.
Un analista que cubre empresas de servicios públicos y energía afirmó: “Creo que todo el mundo está esperando que China aplique gran cantidad de estímulos presupuestarios, pero a la vista de las rebajas de impuestos recientes, realmente no sé de qué margen disponen para hacerlo. Nos encontramos en una fase en la que gran parte de las infraestructuras de alta rentabilidad ya se han construido; el valor que aportarán las nuevas infraestructuras será limitado a partir de ahora”.
Sin embargo, como sugiere la diversidad de opiniones sobre su eficacia, se prevé que el efecto de las medidas de estímulo varíe enormemente de un sector a otro. “No creo que las rebajas de los impuestos personales tengan un efecto dinamizador importante para el consumo, ya que la relación entre los impuestos y el PIB ya es muy baja comparada con muchas otras economías y no hay tanto margen para rebajas como, por ejemplo, en EE.UU.”, apunta un analista de renta variable asiática con oficina en Hong Kong. “Tendría un efecto similar a un subidón de azúcar y después se diluiría rápidamente”.
Las perspectivas de los fabricantes de automóviles contrastan con esta visión. A diferencia de anteriores rondas de rebajas fiscales generalizadas, esta vez las medidas de estímulo probablemente sean más específicas, lo que tal vez beneficie a los fabricantes con exposición a los vehículos eléctricos o los que funcionan con otras “nuevas energías”, o incluso aquellos con mayor presencia en zonas rurales.
Esa misma preferencia por el uso de estímulos selectivos para apoyar sectores o segmentos concretos es un tema recurrente en China. Por ejemplo, los beneficiarios de las políticas favorables podrían ser los proyectos de nuevas energías, como los de energías distribuidas centrados en la energía solar.
Pero los mayores beneficiarios directos del gasto en infraestructuras tradicionales seguirían siendo las empresas de materiales, metales y minería.
Durante los últimos meses se ha registrado un notable aumento en el número de aprobaciones de proyectos de infraestructuras por parte de administraciones locales, así como en el número de operaciones de financiación mediante deuda cerradas con éxito por entidades vinculadas a las administraciones locales. La combinación de estos dos factores -financiación y autorizaciones oficiales- podría señalar un incremento del gasto en infraestructuras conforme vaya avanzando 2019.
Si eso se convierte en un aumento de la inversión en inmovilizado material, supondría un acicate para la demanda en sectores como la producción de acero, que suele perfilarse como un indicador retrasado. He aquí la conclusión de un analista que marca el tono para el conjunto del año: “Las perspectivas para los sectores de los metales y la minería en China de cara a 2019 son similares a las de otros sectores en el sentido de que van a deteriorarse ligeramente desde el nivel actual”.