Fidelity: El fin del efecto Trump parte II
A principios de la semana publicábamos la primera parte sobre "El fin del efecto Trump" recogido en nuestra Encuesta a Analistas de Fidelity 2019. Durante dos años seguidos, la Encuesta a Analistas puso de manifiesto un efecto moderadamente positivo de las políticas de Trump en las empresas de todo el mundo, alimentado por el optimismo de las compañías estadounidenses. Eso ha cambiado. Las dudas en torno a los planteamientos de la administración estadounidense están multiplicándose y ahora se prevé que el efecto neto sobre las empresas sea negativo.
A continuación compartimos la segunda parte:
Los aranceles pesan en casi todos los sectores
El sector de las telecomunicaciones, con sus empresas orientadas al mercado interno, es el único donde los analistas señalan que los equipos gestores no están preocupados. En servicios públicos el efecto de conjunto se prevé neutral, pero algunos analistas indican que la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo de París aumentará la incertidumbre en torno a las políticas sobre cambio climático de otros países, incluida la de Australia, lo que está siendo perjudicial para la confianza a la hora de tomar decisiones de inversión.
Los analistas del sector del consumo afirman que los aranceles son el principal motivo para el giro negativo. “Muchos productos de consumo, desde artículos textiles hasta tostadoras y juguetes, provienen de China. Debido al aumento de los costes de abastecimiento, se producirá una reducción de los márgenes o se repercutirán los costes extra a los consumidores, lo que reduce la demanda agregada y refuerza las presiones inflacionistas. A largo plazo, los negocios de distribución pueden reorganizar sus cadenas de suministro, pero a corto plazo incluso cambiar a proveedores del sudeste asiático fuera de China podría no mitigar los incrementos de precios completamente, debido a la competencia de otras empresas norteamericanas que intenten hacer lo mismo”, observa un analista de deuda corporativa del sector del consumo.
Además, todos los analistas de tecnología, energía, industria y materiales señalan que las empresas prevén un efecto negativo derivado del proteccionismo este año. Los analistas del sector energético están de acuerdo en que Trump apuesta por mantener bajos los precios del petróleo, pero advierten de que su guerra comercial podría reducir la demanda energética mundial.
Los aranceles a los automóviles y otras trabas al comercio figuran como riesgos clave y las empresas ya están achacando el descenso de la confianza de los consumidores a la guerra comercial. Sin embargo, varios de los efectos podrían haber pasado ya: algunos analistas apuntan que sectores como la automoción se llevaron un varapalo en 2018 y podrían rebotar si se resuelven algunos de los diversos conflictos comerciales, principalmente los que atañen a China.
El efecto paralizador de las políticas de Trump se siente en lugares muy distantes; así, nuestros analistas señalan que incluso los operadores de casinos de Macao temen que las políticas de Trump debiliten la demanda en China y mermen el gasto de sus clientes, además de la predictibilidad que necesitan para sus ejercicios de planificación.
El aumento de la protección también puede tener efectos indirectos. Aunque se prevé que el consumo estadounidense mantenga su fortaleza y el proteccionismo de Trump podría, de hecho, estimular las ventas de las empresas que desarrollan su actividad en EE.UU. (como las empresas del sector sanitario), los analistas indican que existe el riesgo de que el mercado de EE.UU. se cierre a los exportadores y aumenten los costes debido al descenso de trabajadores disponibles si la inmigración desciende.
Los sectores con cadenas de suministro y distribución complejas, especialmente la tecnología, pero también los materiales, generalmente son los que más sufren con el aumento de las tensiones comerciales, lo que explica en parte los mayores temores en torno a las políticas del presidente. Nuestros analistas comentan que los aranceles constituyen un obstáculo para los ingresos y que el aumento de la incertidumbre política que rodea las transferencias de tecnología es una amenaza para los modelos de negocio del sector de las TI.
La posibilidad de que se pongan en marcha nuevas medidas de estímulo antes de las elecciones de 2020 es remota
No obstante, algunas de estas tensiones podrían suavizarse gracias a los efectos duraderos de las reformas fiscales que ya se han puesto en marcha, a pesar de que su impacto se disipará. También es una apuesta bastante segura que el presidente Trump intentará contar con alguna baza electoral durante los próximos dos años para aumentar sus probabilidades de salir reelegido en 2020. Trump tendrá más dificultades para dar a la economía un impulso de la misma magnitud a corto plazo después de que los Demócratas se hayan hecho con el control de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas, pero aunque pudiera, cada vez es más exiguo el efecto positivo que podrá conseguirse estimulando la economía estadounidense.