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No es inversión para cobardes
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No es inversión para cobardes

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¿Recuerdan el título de aquella película por la que Javier Bardem ganó un Oscar en el año 2008 “No es país para viejos”? Bueno, pues no me pregunten por qué, pero a la hora de escribir un artículo sobre las previsiones para la renta fija de cara a 2018, y analizando las rentabilidades de las curvas europeas, con la deuda soberana alemana en negativo hasta el plazo de cinco años, y el bono español sólo en positivo a partir del plazo de tres años, me hace pensar que la inversión en renta fija en este entorno desde luego “no es inversión para cobardes”.

Con unas previsiones de crecimiento e inflación para Europa del 2,4% y del 1,4% respectivamente, lo lógico es que el BCE, a pesar de las incertidumbres recientes, mantenga un discurso moderado aunque progresivamente más tensionador, y de esta manera, en su reunión de septiembre es probable que veamos el fin del programa de compra de activos, aunque previsiblemente no veremos subidas del tipo de intervención hasta bien entrado 2019. En este escenario, la curva alemana debería continuar con su tendencia de repunte, y podríamos ver el 10 años alemán moviéndose al alza hasta llegar al entorno del 1% a finales de año. En el caso de la deuda española, desde luego, ahondar en rentabilidades más bajas de las que ya hemos visto va a ser complicado, recordar que finalizamos el primer trimestre del año con un retorno en el 10 años del 1,16%. El repunte que deberíamos ver en deuda española, va a ser mucho más progresivo, y de cara a final de año veríamos una convergencia hacia la curva alemana con una importante reducción de la prima de riesgo de nuestro país. Siempre con el permiso de Italia y sus “batallas políticas”.

Con todo este escenario dibujado, como decía antes, la inversión en renta fija está lejos de ser fácil y los inversores buscan alternativas para tratar de obtener retornos interesantes en un escenario adverso de repuntes. ¿Y cuáles son esas opciones?

Una de las alternativas donde todavía vemos valor sería la deuda high yield. Si analizamos su comportamiento tras la favorable evolución que ha experimentado a lo largo de los últimos años, vemos que en lo que llevamos de 2018 ha acumulado considerables pérdidas. Esto se ha debido a que su evolución ha estado afectada por el incremento de la aversión al riesgo entre los inversores, lo que ha provocado una salida de flujos en esta tipología de activos. ¿Qué podemos esperar de cara al resto del año? Lo cierto es que existen motivos que respaldan una evolución positiva de los mercados de high yield: el sólido contexto macroeconómico a nivel global (y sobre todo en Europa), los fuertes fundamentales de las compañías y las tasas de impago que se mantienen en niveles históricamente bajos, de hecho, según Moody´s las tasas de impago a nivel mundial podrían caer hasta el 1,7% para finales de 2018, (la media histórica es del 4,3% desde 1983). Estos son los factores que apoyarían una tendencia positiva en el mercado de high yield. Sin embargo, no todo son luces, y existen algunos elementos que no debemos olvidar: ¿qué puede ocurrir si la normalización de las políticas monetarias se produce de forma más rápida de lo que descuenta el mercado, o si vivimos una ralentización del crecimiento económico esperado? Quizás entonces el devengo de la deuda high yield no sea tan buena como se espera.

Otro de las grandes alternativas donde los inversores buscan rentabilidad en renta fija es a través de la inversión en deuda emergente. Y es que los cambios estructurales que hemos visto en las economías en desarrollo a lo largo de los últimos años la han convertido en una inversión con un atractivo creciente y un elevado potencial de revalorización, apoyado también por un entorno de tipos bajos, que ha hecho que los inversores busquen oportunidades en estas áreas geográficas. Como en todo, obviamente existen sombras, vinculadas sobre todo al ciclo de subida de tipos iniciado en EEUU y que puede suponer una salida de los flujos que han estado entrando en los últimos. Aquí, no obstante, nos mantenemos optimistas, ya que en los últimos años, el endeudamiento de estos países en monedas fuertes -dólar y euro- se ha reducido considerablemente en favor de un creciente endeudamiento en moneda local, lo que resta vulnerabilidad ante políticas monetarias más restrictivas en los países desarrollados.

Con todo este escenario que hemos dibujado, las previsiones para los mercados de renta fija en lo que nos queda de año están lejos de ser fáciles, las rentabilidades potenciales son limitadas, y desde luego, la diversificación adecuada hacia activos con más riesgo va a ser clave a la hora de obtener retornos relevantes en las inversiones en renta fija.

Cristina Gavín Moreno
Gestora Renta Fija
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