«Las tendencias del mercado se están prolongando», por Johanna Kyrklund, directora de inversiones del Grupo Schroders
Ahora que nos adentramos en el último trimestre del año, resulta útil echar la vista atrás y analizar las tendencias que se han desarrollado tal y como esperábamos y aquellas que nos han sorprendido.
El crecimiento económico de EE. UU. se ha mantenido sólido, tal y como anticipamos, lo que respalda nuestra visión positiva sobre la renta variable. Algunos datos recientes del mercado laboral han sido débiles, pero el crecimiento salarial sigue siendo sólido y el nivel de despidos es bajo. Seguimos considerando que el riesgo de recesión en EE.UU. es reducido. Como hemos dicho en ocasiones anteriores, las políticas fiscales y monetarias expansivas favorecen a la renta variable, siempre y cuando el mercado de bonos se mantenga estable (más adelante profundizaremos en este tema).
El oro ha sido nuestra opción preferida para diversificar y esta es otra tendencia que se está desarrollando según lo previsto. El oro ofrece protección frente a las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública y la independencia de los bancos centrales.
También esperábamos un aumento de la rentabilidad de la renta variable y, aunque Estados Unidos sigue dominando en el ámbito tecnológico, hemos visto cómo los mercados más allá de Wall Street atraen la atención debido a su valor relativo, como por ejemplo China, que ha sido el mercado con mejor rentabilidad este año. La diversificación geográfica ha sido útil durante 2025.
Así que, por ahora, la «estrategia populista» sigue intacta. Aprovechar el mayor crecimiento nominal invirtiendo en acciones y tener oro como diversificador. Sin embargo, debemos reconocer que algunas de estas tendencias se han prolongado y que hay algunos nubarrones en el horizonte:
En primer lugar, el mercado de renta variable se está dividiendo cada vez más entre ganadores y perdedores en materia de IA, y estamos observando algunos indicios de burbuja en el mercado. Los optimistas en materia de IA señalarán un gasto de capital sin precedentes. Al mismo tiempo, incluso los líderes en IA hablan de burbujas. La tecnología representa ahora el 40% del S&P 500 y una parte cada vez mayor del gasto de capital en IA se financia con deuda.
Hemos defendido en repetidas ocasiones que este riesgo debe gestionarse a nivel de acciones y nuestros selectores de valores siguen apostando por los hiperescaladores, al tiempo que vigilan de cerca el gasto de capital para detectar cualquier signo de deterioro de la rentabilidad. Esta vigilancia está especialmente justificada dado el elevado peso de algunas de estas acciones en el índice. Sé que soy parcial, pero me preocupa la exposición pasiva a este sector, dado el alto nivel de riesgo específico de las acciones.
En segundo lugar, me preocupa hasta qué punto el presidente Trump puede estar socavando la independencia de la Reserva Federal. La Fed se ha vuelto más moderada recientemente, bajando los tipos de interés en septiembre y señalando que habrá más recortes. Trump no ha ocultado su deseo de que bajen los tipos, pero podría ser que la política monetaria se relajara más allá de lo que justifican las condiciones económicas. El riesgo es que esto avive la inflación en 2026, sobre todo porque las empresas también repercutirán el coste de los aranceles a los consumidores.
La tercera preocupación es la sostenibilidad de la deuda pública. Hasta ahora, el nivel general de los rendimientos se ha mantenido bajo control, pero estamos observando algunos indicios de mayor volatilidad en el extremo más largo de las curvas en países como Francia, el Reino Unido y Japón.
En Francia, los rendimientos de algunos bonos de empresas han caído por debajo de los bonos soberanos franceses. Es un signo de los tiempos que corren que el grupo de artículos de lujo LVMH se considere una apuesta más segura que el Gobierno francés. Debemos seguir vigilando el impacto de las políticas populistas en los mercados de bonos, especialmente si la inflación vuelve a repuntar en 2026.
Invertir nunca es fácil y hay indicios de un exceso de entusiasmo por la IA, pero seguimos siendo optimistas con respecto a la renta variable, ya que esperamos que el crecimiento sea positivo y los tipos de interés, por ahora, se mantengan bajos.
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