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Bolsa | ¿Comprar acciones directamente o recurrir a la gestión colectiva?
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Bolsa | ¿Comprar acciones directamente o recurrir a la gestión colectiva?

La caída de los mercados tras el inicio del confinamiento, en marzo de 2020, atrajo a numerosos inversores. Algunos aún dudan sobre cómo actuar: ¿es mejor seleccionar uno mismo los valores en los que desea invertir o confiar en gestores profesionales?

Para los que estén empezando y por fin se atrevan a recurrir al mercado de las acciones, si hasta ahora no habían llegado a dar el paso, existen dos opciones. La primera consiste en comprar por nuestra cuenta acciones, invirtiendo en valores considerados sólidos con objetivos de inversión a largo plazo y cobrando regularmente dividendos. La otra opción consiste en recurrir a la gestión colectiva, dejando la inversión en manos de un gestor. Este último se marcará el objetivo de obtener mejores rendimientos que los del mercado. Gracias a su sólido conocimiento de los sectores económicos en los que invierte, y a un seguimiento muy constante de los valores, podrá reaccionar y anticiparse mejor a la progresión de algunas empresas o, por el contrario, a la caída de otras. Sobre todo, tendrá más ideas originales y sabrá identificar qué pequeñas empresas se convertirán en las empresas de éxito del día de mañana.

Reservar la inversión directamente a los valores de base de la cartera

En realidad, estos dos planteamientos de inversión no son excluyentes, sino incluso complementarios. Cuando un ahorrador empieza a invertir, puede comprar algunas de sus acciones directamente por sí mismo. Este es el caso, en particular, de las acciones conocidas como «base de cartera»: empresas sólidas que tienen la capacidad de resistir a varias crisis y que invierten regularmente para reinventarse. Incluso a pesar de que su cotización fluctúa a lo largo del tiempo, estos valores suelen ser las empresas favoritas de los accionistas individuales. No todas reparten dividendos importantes, pero raramente decepcionan. Siempre que se conserven en la cartera durante un periodo prolongado y que se compren regularmente pequeñas cantidades para no correr el riesgo de pagarlas caras, es posible y fácil mantener estas acciones de forma directa. Así, los dividendos los cobra directamente el ahorrador, que puede reinvertirlos. De todas formas, es necesario seguir con frecuencia la actualidad de las empresas representadas en la cartera, para que no nos pille por sorpresa una mala noticia que podríamos haber previsto. 

Recurrir a la gestión colectiva permite una mejor diversificación

Con las SICAV y los fondos comunes de inversión, el ahorrador escoge la zona geográfica o la categoría de activos en la que desea invertir, y el equipo de gestión es quien se ocupa de todo lo demás. Eso sí, hay que pagar al gestor o gestores por su trabajo de búsqueda y supervisión, por las labores de mediación que llevan a cabo regularmente sobre los valores y por la infraestructura que utilizan. Cuando la rentabilidad es elevada, estos gastos (la mayoría de las veces situados entre el 1,5% y el 3,5% del importe confiado) son prácticamente insignificantes. Pero, cuando los mercados sufren grandes caídas, son más difíciles de absorber.

No obstante, existen muchas situaciones en las que más vale recurrir a la experiencia y conocimientos de un gestor profesional. Los activos negociables en los mercados no se limitan a las acciones de las empresas de gran capitalización españolas o europeas. Para tener una cartera diversificada, los inversores también deben apostar por las acciones internacionales, los mercados emergentes y el mercado monetario y de las obligaciones, que requieren un conocimiento profundo y concreto.

Si tienen ideas o convicciones sobre la inversión en algún sector particular, también pueden invertir una parte de sus ahorros en fondos especializados dedicados, por ejemplo, a biotecnología, valores ambientales o empresas tecnológicas. A menos que uno sea un especialista, es difícil tener un conocimiento exhaustivo de todos los sectores geográficos y productivos.

Además, cuando las compras se llevan a cabo en mercados extranjeros, los gastos de la compra directa de los valores son muy superiores. A las sociedades gestoras, que procesan grandes volúmenes en todo el mundo, se les aplican tarifas mucho más asequibles cuando compran o venden sus valores en los mercados.

De esta forma, la compra directa de valores puede salir rentable, pero solo para algunas categorías de activos. Puesto que —tal como se recomienda— el inversor querrá diversificar su cartera, es mejor recurrir a la competencia de sociedades de gestión colectiva.

Cuestiones esenciales que tener en mente

  • La caída de los mercados durante el confinamiento ha atraído a nuevos inversores.
  • Pueden comprar sus valores directamente o a través de la gestión colectiva.
  • Ambos métodos resultan en gran medida complementarios y, para tener una cartera diversificada, se aconseja ponerse en manos de gestores profesionales.
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