¿Se cerrará el estrecho de Ormuz? El ataque de EE.UU. a Irán pone en jaque al petróleo mundial
Aumenta la tensión geopolítica en Oriente Medio. El pasado sábado Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares estratégicas en Irán, unos ataques que podrían tener como consecuencia el cierre del Estrecho de Ormuz. De hecho, la Asamblea Consultiva Islámica —el Parlamento de Irán— ya ha recomendado su cierre, y aunque la situación parece haberse relajado con el alto al fuego, un conflicto en la zona podría provocar un cuello de botella para el petróleo mundial.
El ataque de Estados Unidos no es una acción aislada, sino que forma parte de la escalada de las tensiones de las últimas semanas en la zona, protagonizadas principalmente entre Israel e Irán. Israel lanzó el pasado 13 de junio una operación militar con bombardeos masivos sobre más de cien objetivos estratégicos en territorio iraní, entre ellos instalaciones nucleares, centros de mando del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y depósitos de misiles.
La respuesta iraní no se hizo esperar: Irán respondió con el lanzamiento de cerca de 30 misiles hacia territorio israelí, en lo que calificó como «una legítima defensa frente a los ataques coordinados de Estados Unidos e Israel contra sus instalaciones nucleares». El presidente estadounidense, Donald Trump, no tardó en reaccionar, y anunció que decidiría en las próximas dos semanas si atacar a Irán o no. Pero solo tardaría dos días.
El bombardeo de las tres instalaciones nucleares estratégicas, que Trump ha calificado el ataque como un «éxito total», ha hecho saltar todas las alarmas, con el estrecho de Ormuz en el punto de mira. Situado entre el golfo de Omán y el golfo Pérsico, transporta el 20 % del petróleo mundial, y su cierre podría provocar una subida brusca del precio del crudo, que afectaría principalmente a Europa y China.
Para MAPFRE Gestión Patrimonial, el área de asesoramiento financiero del Grupo MAPFRE, los ataques del fin de semana pasado «marcarán la evolución de los mercados en el corto plazo», y ese potencial cierre del Estrecho de Ormuz sería «la peor respuesta y el mayor temor» para los inversores.
Las Bolsas mundiales cerraron la semana en negativo ante la escalada de las tensiones en Oriente Medio, aunque lo verdaderamente preocupante es el petróleo. Tanto precio del barril de crudo Brent como el WTI —de referencia en EE.UU.— registraron una subida al registrarse el ataque, pero a primera hora del martes el precio de ambos descendía en torno al 5 %.
Precio del barril de crudo Brent
Fuente: MAPFRE Economics con datos de Bloomberg
Eduardo García Castro, economista experto de MAPFRE Economics, cree que no se dará una interrupción completa del Estrecho. «Sus exportaciones de petróleo tienen que ir por ahí, de eso dependen sus ingresos», señala. Además, Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudí decidieron en el marco de la reunión de la OPEP el aumento de la oferta, por lo que el mercado «se encontraría en una situación más cómoda»: Irán tiene un 10% de cuota, por lo que esa subida de la oferta tamizaría la reducción por parte del país.
Sí pueden darse ataques a flotas mercantes como represalia. «Es muy probable que veamos problemas puntuales. Siempre está la opción, como hemos visto en otros momentos de crisis, de modificar la ruta y pasar por el Cabo de la Buena Esperanza. Aunque suele tener problemas de piratería, es más fácil defenderse que de los misiles», explica.
García Castro añade que la situación de los socios de Irán en la región tampoco le permiten ir mucho más allá. «Rusia no está en una situación fuerte militarmente y Corea del Norte tampoco va a poder proporcionarle la ayuda que necesita. Además, China es la principal perjudicada si se cierra el Estrecho de Ormuz», comenta.
El economista experto de MAPFRE Economics cree que esta escalada de la tensión es otro shock estanflacionario, que implica un menor crecimiento y una mayor inflación, y dificulta el trabajo de los bancos centrales. Coincide MGP: «Este shock de oferta se haría muy difícil de combatir por parte de los bancos centrales, dado que la política monetaria tiene escaso efecto sobre un escenario económico como este», destaca en su informe semanal.
Esta escalada en las tensiones en Oriente Medio es un nuevo obstáculo para la estabilidad macroeconómica y plantea un escenario complejo tanto para inversores, bancos centrales y gobiernos. De nuevo, la incertidumbre estará muy presente y condicionará las próximas decisiones económicas de los inversores.