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A la caza de ineficiencias en el capital privado
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A la caza de ineficiencias en el capital privado

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  • El día a día de los gestores es buscar esas ineficiencias para generar retornos

Por Marta García Prieto

Se entiende que un mercado es ineficiente cuando el precio de un activo no refleja su valor real. Y el día a día de los gestores es buscar esas ineficiencias para generar retornos. Donde hay ineficiencias hay oportunidades. Y donde hay oportunidades los gestores resplandecen.

Las ineficiencias son la esencia misma del atractivo de los mercados privados ya que son muchos y muy diversos los factores por los cuales se producen. Una de las ineficiencias más recurrentes en las operaciones de private equity/capital riesgo tiene que ver con la búsqueda de nichos o mercados con menor competencia. En definitiva, que el número de jugadores que participan en la partida sea lo menor posible.

En un mercado con pocos jugadores las posibilidades son enormes. Especialmente si la operación gira en torno a un único posible comprador.

El término “deal propietario” que tanto se utiliza en el sector del capital riesgo viene a describir aquellos casos donde el origen de la compra no se genera en un proceso competitivo de subasta. Son operaciones que se generan a través de contactos y que en muchas ocasiones van tomando forma en un proceso que puede durar años desde que el propietario de la empresa empieza a contemplar opciones de salida hasta que finalmente se decide a hacerlo.

    "En un mercado con pocos jugadores las posibilidades son enormes. Especialmente si la operación gira en torno a un único posible comprador"

Una operación propietaria o, lo que es lo mismo, una operación exclusiva es el anhelo de cualquier gestor. Cuando el vendedor contrata a un banco de inversión o una boutique especializada para organizar un proceso de venta ordenado mediante subasta las posibilidades de encontrar ineficiencias vía precio de la transacción disminuyen sensiblemente. Por lo tanto, una operación propietaria suele ser sinónimo de un precio de compra más atractivo.

El vendedor de un activo no siempre tiene como prioridad maximizar el precio. Cuando el fundador de una empresa o los herederos de un determinado negocio familiar buscan dar entrada a un socio, existen variables tan importantes o más que el precio como son la continuidad del negocio, la permanencia de ejecutivos clave y la plantilla, acompañar la expansión, internacionalización o profesionalización de la empresa durante los últimos años antes de la venta total, etc.

En los mercados bursátiles la única variable que determina si habrá transacción es el precio donde se cruzan las ofertas de comprador y vendedor. En los mercados privados las variables a conjugar son cuantiosas. Y la habilidad de tenerlas en cuenta es clave para que la transacción llegue a buen puerto: escuchar al vendedor, entender sus prioridades y adaptarse con la máxima flexibilidad posible.

La flexibilidad de ofrecer un traje a medida del vendedor suele tener su premio. Y el comprador será lo suficientemente hábil para acomodar las peticiones del vendedor.

Una preocupación habitual en los últimos años tiene que ver con la cantidad de dry power (el dinero disponible para invertir) que han levantado los fondos de private equity/venture capital en el mundo. Y el posible desequilibrio a la hora de buscar buenas oportunidades atractivas para invertir ese dinero. En definitiva, muchos posibles inversores, pocas compañías invertibles. Una inquietud compartida. Y es que no será una tarea sencilla para los mercados más maduros ni para los megafondos repetir los retornos del pasado.

Posiblemente el mercado más eficiente del mundo es USA. Y sin embargo, o precisamente por ello, los mejores retornos en private equity no es probable que se encuentren allí. Cuanto menos eficiente es el mercado y más pequeña la transacción, mayores son las posibilidades de conseguir los retornos de doble dígito a los que aspira este asset-class.

Puede ser el momento de que el private equity se mueva hacia la especialización sectorial, que la inteligencia artificial tome parte más activa en los procesos de análisis y que los emprendedores se sientan más arropados para que la creación de nuevas empresas se multiplique. Y hacerlo de una forma diferente y en nichos menos concurridos.

Quizás va siendo hora también de que Europa saque la cabeza y demuestre su potencial. Y mientras invertimos en nuestras empresas contribuiremos a que el tejido empresarial brille y destaque sin complejos y de forma competitiva. Quedan cosas por hacer y mucho proteccionismo que eliminar, pero el futuro de los emprendedores europeos está ahí y el capital privado está deseando acompañarlos en este viaje.

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