¿Qué QE?

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5 de diciembre de 2014

Los lectores habituales de este blog ya sabrán cuál es mi opinión sobre la "expansión cuantitativa" o QE americana, que ya hemos dado por concluida, y acerca de la dificultad y hasta inconveniencia de pensar que un programa similar se aplique en Europa. Dicho de forma rápida: el problema que se pretendía resolver en Estados Unidos era que los tipos de interés a largo plazo, que fijan el precio de la mayoría del crédito a las familias, estaban demasiado altos. La compra de deuda pública contribuía a reducir los tipos de interés en el mercado secundario hasta situarlos en niveles favorecedores de un ahorro de gastos financieros en las familias que les concedía holgura para dedicar dinero a otros gastos y relanzar la economía. Se ha conseguido el objetivo y se acabó la QE. En la zona euro el problema que hay que resolver es otro. No se trata de bajar los tipos de interés a largo plazo, por una doble razón: están ya bajísimos y además no son la referencia comúnmente usada par fijar los tipos de los préstamos a familias o empresas. El problema en la zona euro es conseguir que vuelva a fluir el crédito a las empresas, contraído, principalmente, por las dudas sobre la solvencia de la banca. Tras siete años de retención de beneficios y ampliaciones de capital y con las cuentas de todos los bancos relevantes de la zona euro revisadas por un único supervisor, el BCE, a partir del mes pasado, las bases para que los bancos puedan abrir el grifo del crédito ya están sentadas.

La misión del BCE no es, en consecuencia, bajar los tipos en el mercado secundario, sino asegurarse de que los bancos presten. A ello pueden ayudar medidas favorecedoras de la liquidez, como los TLTRO o los programas de compra de titulizaciones y cédulas. Comprar deuda pública no es necesario para facilitar la liquidez de los bancos, y no digamos ya comprar acciones cotizadas en los mercados bursátiles. A juzgar por el comportamiento del mercado ayer, con caídas relevantes tras la intervención de Draghi, en la que decía que harían lo que fuera necesario pero no concretaba medidas, había quien pensaba que el BCE iba a anunciar la compra de bonos soberanos y hasta de acciones. En mi opinión, no hay ninguna necesidad de que eso se haga. No es la misión del BCE. Comprar bonos soberanos es tanto como mutualizar la deuda en una zona en la que la decisión de endeudarse está todavía en manos de los políticos nacionales. Lo lógico, lo razonable, es avanzar primero en una mayor coordinación de la política presupuestaria y fiscal, hacia unos presupuestos nacionales estrictamente controlados y visados por la Unión, y solo después hablar de compartir deudas. Es la tesis alemana, que comparto porque, en este caso, es la razonable. Si la banca privada hace su trabajo, y tiene ganas de hacerlo, porque es prestando como se gana la vida, la normalización del crédito al sector privado y sus efectos benéficos sobre la actividad económica harán innecesario seguir hablando de QE.  Esto es lo que quiere realmente Draghi, aunque tenga que ganar tiempo a base de discursos dirigidos a calmar a unos mercados todavía demasiado nerviosos cuando se trata de enjuiciar la percepción de riesgo de la zona euro. Solo si en los mercados persiste el temor, nunca completamente desaparecido (ahí está la miserable TIR del bono alemán para cerfificarlo), de una ruptura del euro, del fin de la Unión Europea, el gesto de un BCE comprando deuda pública podría ser necesario. No por la inyección de liquidez a la banca o a la economía en general que pudiera representar, que puede conseguirse de mil formas distintas, sino por dejar bien a las claras que lo de la Europa Unida va en serio.

Pero lo realmente serio es que todos y cada uno de los países de la zona euro se apliquen bien en la tarea de cuadrar sus presupuestos.

P.D. Aprovechando la caída de ayer incrementé en ocho puntos porcentuales el nivel de inversión en el fondo, desde el 115% hasta el 123%. Porque, prescindiendo de qué QE tengamos, las compañías que tenemos en cartera ganarán más euros el año que viene y el precio que nos piden por ser accionistas de ellas es muy razonable.

Josep

  

 

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