Cómo tomar el control de las finanzas de tus padres cuando no queda más remedio

Cómo tomar el control de las finanzas de tus padres cuando no queda más remedio

La edad puede hacer estragos en una persona. Aunque a nadie nos gusta pensarlo, puede llegar el momento en el que haya que tomar decisiones duras en el ámbito familiar. En otras palabras, igual que nuestros padres nos ayudaron a nosotros con nuestras finanzas y nos aconsejaron, habrá un momento que nos toque hacer lo mismo.

En este caso, todo pasa primero por tener una conversación acerca de sus finanzas personales antes de que sea demasiado tarde en caso de detectar signos de deterioro.

Llegado el momento, siempre quedará la alternativa de solicitar la reducción o limitación para decidir sobre ciertos aspectos de su vida. En otras palabras, solicitar la inhabilitación parcial.

Cuándo se puede pedir la inhabilitación de una persona

El Código Civil establece en su artículo 199 que nadie puede ser declarado incapaz salvo por sentencia judicial y en virtud de las causas establecidas por ley. En el siguiente artículo, las dos grandes causas de incapacitación:

· Enfermedad que impida a la persona gobernarse por sí misma.

· Deficiencias persistentes de carácter físico o psíquico que, de nuevo, impidan a la persona gobernarse por sí misma.

La clave en todos los casos es que la persona no se capaz de regir en mayor o menor medida.

A partir de ahí, el tipo de enfermedades y causas concretas para la declaración de incapacitación judicial es de lo más variado e incluye la demencia, trastornos de personalidad, depresión, trastorno bipolar, anorexia, bulimia nerviosa, ludopatías y un largo etcéra.

De hecho, existe una figura jurídica que es la prodigalidad y también habilita a la incapacitación parcial. Esta viene definida por una persona que derrocha el dinero en juegos de azar o actividades de consumo y ocio poniendo en riesgo de manera injustificada su patrimonio en perjuicio de la familia más íntima.

Qué tipos de incapacidad existen

A la hora de solicitar la incapacitación de una persona, ésta puede ser total o parcial.

Incapacidad total. Como su propio nombre indica, afecta a todos los ámbitos de la vida de una persona y se usa para proteger a las personas que carecen de capacidad de autogobernarse en ningún aspecto de su vida. Ante esta situación se nombrará un tutor que se encargue de tomar decisiones por esta persona.

Incapacidad parcial. En este caso la inhabilitación sólo afecta a un aspecto de su vida como, por ejemplo, puede ser la toma de decisiones financieras o de gestión patrimonial. El mejor ejemplo sería la imposibilidad de vender una vivienda que esta persona tenga en propiedad o ni siquiera alquilarla sin el consentimiento del curador, que es quien vigilará por los intereses de la persona incapacitada.

Quién puede pedir la incapacitación una persona

Sólo determinadas personas pueden iniciar los trámites para inhabilitar total o parcialmente a otra persona. El artículo 756 de la Ley de Enjuiciamiento Civil es la que establece quiénes pueden pedir la inhablitación de una persona.

En concreto, son seis las personas e instituciones que pueden iniciar el proceso de incapcitación. A saber:

· La propia persona afectada. Este es el supuesto ideal, ya que implica que el afectado no pondrá trabas a su incapacitación y acelerará los trámites.

· El cónyuge de a persona afectada.

· Los ascendientes y descendientes. En otras palabras, padres e hijos.

· Los hermanos.

· Un profesional acreditado que tenga conocimiento de la situación y de la posible incapacidad del afectado.

· El Ministerio Fiscal, en caso de que ninguna otra persona promueva la incapacidad. En este punto, cualquier persona puede poner en conocimiento del ministerio fiscal una situación que requiera su atención para que la estudie.

Qué proceso hay que seguir para inhabilitar a una persona mayor

Para incapacitar a una persona es necesaria una sentencia judicial. Así de contundente es el artículo 199 del Código Civil. Esta afirmación ya aclara bastante sobre los pasos a seguir para solicitar una incapacitación.

· Primer paso. Presentar la demanda de incapacitación ante el juzgado de primera instancia. El juzgado deberá ser el que corresponda a la persona que se quiere incapacitar. Esta demanda deberá acompañarse de certificados médicos, psicológicos y sociales.

· Segundo paso. Comunicación al presunto incapaz, que dispondrá de 20 días para responder a la demanda y elegir quién le representará en el juicio. el presunto incapaz podrá presentar su propia defensa, ser defendido por el Ministerio Fiscal (si este no inició el trámite), designar su abogado o contar con uno de oficio.

· Tercer paso. El propio proceso judicial. Durante el mismo habrá que recabar y presentar pruebas para que el juez decida si concede o no la incapacidad. En este sentido el magistrado pedirá la participación de los familiares, un peritaje de la situación y los informes médicos y psicológicos.

· Cuarto paso. Emisión de la sentencia. El juez terminará decidiendo qué hacer y cómo actuar. En caso de una sentencia favorable, se realizará la inscripción registral de la persona. Además, la institución que se encargará de la guarda o tutela de la persona incapacitada. Y es que desde un punto de vista legal no es lo mismo la tutela que la curatela, un guardador de hecho o un administrador patrimonial, por poner algunos ejemplos.

Este proceso puede alargarse en el tiempo entre seis y 18 meses. Para evitar que el presunto incapacitado tome medidas en contra de sus intereses puede pedirse al juez que tome medidas cautelares. Con ellas se pretende la protección del presunto incapaz o de su patrimonio. Una de las más extendidas pasa por nombrar un administrador provisional de los bienes, aunque hay otras más severas como impedirle acceder a sus cuentas corrientes e incluso internarle.

Todo este proceso puede ser muy duro para todas las partes y por eso casi siempre es mejor que sea la propia persona interesada quien lo inicie. Así es posible evitar parte del desgaste de tener que luchar contra su voluntad. La mejor forma de lograrlo es anticiparse al problema y tener esa conversación sobre el futuro y las finanzas personales con nuestros padres. Igual que para ahorrar e invertir lo más complicado es dar el primer paso, para ayudar a nuestros padres, también.

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