El reciente bombardeo de Irán a Israel, con el lanzamiento de más de 100 misiles balísticos dirigidos a zonas civiles, ha elevado considerablemente la tensión geopolítica en una región ya de por sí volátil. Este acontecimiento no solo implica un riesgo humanitario y político, sino que también genera importantes consecuencias para los mercados y la inversión a nivel global.
En este sentido, Thomas Mucha, estratega geopolítico de Wellington Management, ha ajustado mi hipótesis de una guerra regional más amplia al 45%, en comparación con el 35% anterior al ataque, lo cual ya era un nivel históricamente alto. "Esta situación exige una mayor atención de la cartera", explica.
Factores clave a seguir:
El momento, la escala y el alcance de la respuesta militar israelí
Israel está bajo una presión considerable para responder de manera significativa a este ataque, dado el número de misiles y el objetivo de zonas civiles. Un punto de gran relevancia será la potencial participación militar directa de Estados Unidos, una superpotencia que ya cuenta con 40.000 soldados desplegados en la región. La entrada de Estados Unidos en el conflicto no solo intensificaría la situación militar, sino que podría tener un fuerte impacto en los mercados energéticos y financieros globales, debido a la implicación de una potencia económica de tal envergadura.
Un escenario menos probable pero de mayor impacto sería una respuesta israelí dirigida a la infraestructura petrolera de Irán, lo que paralizaría una parte significativa de su economía. Si esto ocurriera, los precios del petróleo podrían dispararse, generando una onda expansiva en los mercados internacionales y afectando particularmente a los sectores dependientes de la energía, lo que incrementaría aún más la volatilidad de los mercados.
El riesgo geopolítico y sus implicaciones en la inversión
Este ataque, sumado al ya frágil escenario geopolítico, confirma que estamos ante uno de los periodos más inestables y peligrosos de las últimas décadas. El riesgo estructuralmente elevado exige que los responsables políticos de todo el mundo, prioricen la seguridad nacional, muchas veces a costa de la eficiencia económica.
"Este ataque es un indicio más de que el escenario geopolítico sigue siendo el más peligroso, inestable e impredecible de las últimas décadas" apunta el experto.
Desde la perspectiva de inversión, este cambio de prioridades tiene implicaciones directas. La creciente necesidad de asegurar la defensa y la resiliencia nacional en un contexto de tensión global justifica una revalorización de ciertos sectores, particularmente el de la industria de defensa y la innovación en tecnología militar. Asimismo, tal y como indica Mucha, los desafíos globales como el cambio climático, y su intersección con cuestiones de seguridad, exigen una mayor inversión en adaptación climática y resiliencia.
Estos temas de largo plazo podrían ofrecer oportunidades de inversión, ya que las naciones estarán más dispuestas a financiar estos esfuerzos en detrimento de sectores más tradicionales o menos urgentes en tiempos de crisis.
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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