Atención, inversor: 5 claves económicas que deberás vigilar para 2025
La economía global se enfrenta a un año crucial en 2025, con importantes cambios en los tipos de interés, el manejo de la deuda pública, el impacto de la globalización en los mercados emergentes y tensiones geopolíticas que podrían redefinir el panorama. Paul Diggle, economista jefe de abrdn, desgrana los cinco grandes temas macroeconómicos que marcarán el rumbo para los inversores.
1. Un ciclo de recortes de tipos más corto de lo esperado
El escenario de reducción de tipos de interés, que marcó la política monetaria en 2024, será mucho más limitado en 2025. Según Paul Diggle, “la Reserva Federal (Fed) recortará los tipos hasta alcanzar un nivel terminal del 3,5%-3,75% en la segunda mitad del año”. Sin embargo, advierte que este proceso se verá condicionado por un entorno inflacionista que no permitirá a la Fed relajar demasiado su postura.
“La inflación subyacente del PCE, la medida preferida por la Fed, se estancará cerca del 2,5% interanual hasta 2026”, apunta Diggle. Esto significa que la política monetaria deberá mantenerse más restrictiva de lo que sería deseable para impulsar el crecimiento. “La Fed tendrá que mantener los tipos muy por encima del nivel neutral para mantener ancladas las expectativas de inflación”, añade.
Este entorno de tipos altos no solo afectará a EE. UU., sino también a los mercados emergentes. Aunque en general la tendencia en estos mercados sigue siendo a la baja, el experto alerta que “el ritmo y el alcance de sus ciclos de recorte podrían ser más moderados debido a la influencia del perfil de tipos estadounidenses”.
Además, un posible segundo mandato de Donald Trump podría alterar aún más el panorama. Diggle anticipa que “una combinación de relajación fiscal, desregulación y aumento de aranceles podría elevar modestamente el crecimiento, aunque también reforzaría las presiones inflacionistas”.
2. La deuda global vuelve a ser una preocupación
El nivel de deuda pública mundial ha alcanzado cifras alarmantes, superando los 100 billones de dólares y situándose cerca del 100% del PIB global. En EE. UU., la situación es aún más preocupante, con un déficit que alcanza el 6,7% del PIB y una deuda que supera ampliamente el 100% del producto interior bruto.
“En nuestro escenario base, vemos que el déficit de EE.UU. podría superar el 7% del PIB, especialmente si se implementan políticas fiscales expansivas bajo una administración Trump”, señala Diggle. Estas políticas no solo aumentarían la deuda, sino que también podrían provocar un aumento de las primas a plazo en la deuda estadounidense, ya que los inversores exigirían mayores compensaciones por los riesgos asociados a una mayor inflación e incertidumbre.
Pero los desafíos no se limitan a EE. UU. Según el economista, “factores como el cambio climático y la geopolítica también podrían contribuir a más periodos de inflación elevada y bajo crecimiento, impulsando la prima a plazo a nivel global”. Esto implicará costes de endeudamiento más altos para gobiernos y empresas, complicando la sostenibilidad fiscal en muchos países.
3. Puede haber ganadores y perdedores en los mercados emergentes
En el ámbito de la globalización, los cambios en las cadenas de suministro y las políticas comerciales estadounidenses tendrán un impacto desigual en los mercados emergentes. Países como México y Vietnam, que mantienen grandes superávits comerciales con EE. UU., podrían ser objeto de medidas punitivas por parte de Washington.
Sin embargo, Diggle matiza que estos países también podrían beneficiarse a largo plazo. “México está bien posicionado para capturar las oportunidades derivadas del desacoplamiento de las cadenas de suministro de China”, afirma. Según el experto, la integración de México en el sector manufacturero estadounidense lo convierte en un socio estratégico difícil de sustituir, incluso bajo políticas proteccionistas.
Por otro lado, países más dependientes de exportaciones a China podrían enfrentarse a mayores dificultades si el desacoplamiento comercial entre Washington y Pekín se intensifica.
4. ¿Alto el fuego en Ucrania y Oriente Medio?
El panorama geopolítico continuará siendo un factor clave para los mercados en 2025, especialmente en Oriente Medio y Europa del Este. Según Diggle, EE. UU. buscará crear las condiciones para un alto el fuego tanto en Ucrania como en Oriente Medio. Sin embargo, advierte que estos esfuerzos estarán lejos de garantizar la estabilidad.
“Prevemos intercambios militares intermitentes entre Israel, Irán y las milicias respaldadas por este último”, explica. Además, la política estadounidense hacia Irán retomará la estrategia de “máxima presión” aplicada durante el primer mandato de Trump, con un mayor uso de sanciones y restricciones a las exportaciones de petróleo iraní.
En Oriente Medio, el riesgo de un conflicto mayor está latente. “Existe un escenario bajista en el que los enfrentamientos directos entre Israel e Irán se intensifiquen, desembocando en una guerra regional de mayor envergadura”, advierte Diggle.
5. Europa, próxima fuente de riesgo político
En el continente europeo, los inversores deberán estar atentos a una creciente inestabilidad política y fiscal. Las elecciones federales en Alemania, previstas para la primavera de 2025, serán cruciales para determinar el futuro del “freno de la deuda”, una regla fiscal que limita el déficit público al 0,35% del PIB.
“Creemos que el próximo gobierno alemán reformará el freno de la deuda en alguna medida, pero cualquier cambio será modesto y dependerá de la composición del gobierno”, señala Diggle.
En Francia, la situación es aún más incierta. Tras el fracaso del gobierno de Michel Barnier para aprobar un presupuesto que cumpla con las exigencias fiscales de la Comisión Europea, el país enfrenta una situación política delicada. “Francia debería considerarse más como un mercado periférico que uno central, y los diferenciales franceses deberían negociarse en consecuencia”, asegura el economista.
Este contenido se ha elaborado parcialmente con inteligencia artificial, bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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