Activismo accionarial, la única guerra que podría dar lugar a un mundo mejor

Activismo accionarial, la única guerra que podría dar lugar a un mundo mejor

Me gusta
Comentar
Compartir

El activismo accionarial quiere guerra.

Lo dice la prensa:

El activismo accionarial es la estrategia de inversión que más ha crecido

De Fidelity a T. Rowe Price: más fondos se hacen activistas en las empresas

Nadie es intocable. Los fondos activistas avanzan rápido

Y las cifras: según el último barómetro de Spainsif, la asociación sin ánimo de lucro que promueve la Inversión Sostenible y Responsable en España, el activismo accionarial se incrementó en nuestro país un 27% durante 2018, en este ejercicio se destinaron 3.203 millones de euros más a campañas activistas que en 2017. Pero el mercado español no es un caso aislado, en Europa, las cifras de 2020 hasta la llegada de la COVID-19 también superaron a las de 2019: se iniciaron 21 nuevas campañas con un capital de 6.500 millones de dólares (6.000 millones de euros), el volumen alcanzado en el primer trimestre del presente ejercicio representa el 70% del volumen total del año anterior.

No cabe duda, las campañas activistas cobran cada vez más fuerza, los accionistas toman la palabra y los fondos de capital privado diseñan y ponen en práctica las estrategias necesarias para intervenir en las decisiones que marcarán el rumbo de las empresas.

Elliot, Starboard, Cevian Capital o Amber Capital, entre otros, son los fondos que lideran las campañas activistas, campañas como la de Elliott Management contra la operadora de telecomunicaciones AT&T, la de la firma sueca Cevian Capital contra Volvo Group o la de Amber Capital contra el grupo francés Lagardere.

Elliott Management contra AT&T

El fondo activista Elliott Management compró un paquete de acciones de la estadounidense AT&T tomando el control de, aproximadamente, el 1% de su capital. Anteriormente, La empresa AT&T había adquirido la compañía de medios Time Warner por 85.400 millones de dólares, pero Elliott cuestionó la conveniencia de tal operación e instó a la organización a vender los activos y a enfocar sus esfuerzos en sus actividades más estratégicas.

Cevian Capital contra Volvo Group

En 2006, el fondo de inversión Cevian Capital se incorporó al Consejo de Administración de Volvo Group gracias a la participación adquirida en la empresa sueca. Introdujo numerosos cambios, recortó costes y vendió activos, así logró que, a finales de 2017, las acciones del grupo incrementasen su valor un 75%. Fue entonces cuando vendió el 8,2% del capital que se encontraba en su poder y el 15,6% de los derechos de voto a la compañía china Geely.

Amber Capital contra Lagardere

Amber Capital, el fondo de inversión estadounidense que participaba en el Grupo Lagardère, exigió la venta de activos y su presencia en el Consejo de Administración con el fin de reorientar los negocios del grupo francés.

Pero, ¿qué es exactamente el activismo accionarial?

Javier M. Cavanna, Director ejecutivo de la Fundación Compromiso y Transparencia, define el activismo accionarial como “el diálogo directo de los inversores (generalmente accionistas) con el equipo directivo de las empresas, haciendo uso de su derecho de participar en la toma de decisiones de la compañía a través de su voto con el fin de mejorar el comportamiento de gobierno, financiero, ético, social o medioambiental de la empresa”.

Se trata, por tanto, de las medidas que llevan a cabo los accionistas de una compañía con el objetivo de influir de forma significativa sobre las políticas, estrategias, conductas y acciones fijadas por el equipo directivo, para lograr, en último lugar, un mejor desempeño financiero, de gobernanza, social y ambiental de la organización.

¿Qué objetivos persigue?

A pesar de que la meta principal del activismo accionarial es, normalmente, mejorar el desempeño de la organización (financiero, de gobernanza, social y ambiental), los objetivos concretos para alcanzar dicha meta son diversos, entre ellos se encuentran, por ejemplo:

  • Formar parte del Consejo de Administración.
  • Cambiar la estrategia corporativa.
  • Propiciar o evitar la reestructuración del negocio.
  • Propiciar o evitar una operación de fusión o adquisición (M&A). De esta forma, los inversores adquieren la empresa para venderla a un precio superior o para oponerse a una operación de compra exigiendo un importe mayor al comprador interesado.
  • Fijar límites determinados a las remuneraciones que reciben los directivos de la compañía y modificar otros aspectos relativos a su compensación y beneficios.
  • Recomprar las acciones de la empresa utilizando el efectivo disponible.
  • Lograr que la organización reparta dividendos.
  • Reformar el gobierno corporativo adoptando medidas como la elaboración de un Código de Conducta o el incremento del número de consejeros independientes presentes en el Consejo de Administración.
  • Introducir cambios en el Consejo de Administración y en el equipo directivo, favoreciendo o evitando la elección o la relección de alguno de sus miembros.
  • Adoptar mejores prácticas en asuntos sociales, ambientales y corporativos.

Son, como puede observarse, objetivos muy ambiciosos relacionados con el negocio y con la estrategia de la empresa. Según la consultora Activist Insight, a cierre del primer trimestre, la mayoría de las demandas de los fondos activistas, el 40%, pretendía lograr representación en el Consejo de Administración; el 17%, sin embargo, tenía como objetivo intervenir en posibles operaciones de fusión y adquisición (M&A), un 8% deseaba modificar la estrategia de negocio, otro 8% perseguía provocar cambios en el balance de la compañía y otro 8% buscaba la puesta en marcha de prácticas de Buen Gobierno Corporativo.

¿Quiénes son los “activistas”?

La figura del activista accionarial puede tomar formas muy diversas, desde el accionista minoritario hasta los fondos de cobertura (hedge funds), pasando por ONGs y sindicatos.

  • Accionista minoritario: es aquel cuyo porcentaje de títulos, de capital social y de derechos de voto con respecto al total de la compañía no supera el 50%.
  • Inversores institucionales: se trata de entidades, tales como fondos de pensiones y compañías de seguros, que invierten elevadas sumas de dinero en acciones y fondos con el objetivo de obtener rendimientos satisfactorios. Por norma general, no están interesados en influir sobre las decisiones tomadas por el equipo directivo, pero sí que se implican en cuestiones relacionadas con el gobierno corporativo como el control de las remuneraciones del equipo directivo y la elección de consejeros independientes.
  • Fondos de cobertura (hedge funds): son sociedades privadas de inversión que gestionan fondos de inversión que no están obligados a cumplir las restricciones de inversión que aplican a los fondos corrientes. Los gestores deciden con total libertad los productos que constituyen su cartera, de esta forma, haciendo uso de derivados, de ventas al descubierto y de complejas estrategias de inversión, intentan alcanzar la máxima rentabilidad posible desvinculándose de la tendencia del mercado (es decir, obteniendo resultados positivos incluso en mercados bajistas). Los también conocidos como “fondos de gestión alternativa”, “fondos de inversión libre” o “fondos de alto riesgo” identifican compañías saneadas que podrían incrementar su rentabilidad, adquieren una porcentaje significativo de su capital pudiendo influir en las decisiones que adopta el Consejo de Administración y, gracias a dicha influencia, consiguen modificar la estrategia que sigue la compañía.
  • Organizaciones no gubernamentales y sindicatos: el objetivo que persiguen es la adopción, por parte de las empresas, de prácticas más justas y responsables en lo que a cuestiones laborales, comerciales, sociales y ambientales se refiere. Para ello, participan en grupos de trabajos, diseñan campañas públicas de sensibilización o adquieren las acciones necesarias para intervenir directamente en la Junta General.

Otras figuras relacionadas con el activismo empresarial son los asesores de voto (proxy advisors), los proxy solicitors y las agencias de calificación no financiera.

  • Asesores de voto (proxy advisor): son compañías que prestan servicios de asesoramiento a inversores institucionales recomendándoles el voto a favor o en contra sobre asuntos relacionados con gobierno corporativo y sobre otras cuestiones incluidas en el orden del día de la Junta General de Accionistas.
  • Proxy solicitors: las principales funciones de los proxy solicitors son la de ayudar al Consejo de Administración a identificar y a conocer a sus accionistas y la de establecer vías y mecanismos de comunicación con los inversores institucionales.
  • Agencias de calificación no financiera: las agencias de calificación no financiera analizan compañías teniendo en cuenta criterios sociales y medioambientales y emiten una opinión sobre su desempeño que permite a los inversores estimar aproximadamente el valor intangible de la entidad analizada.

Entre los instrumentos y mecanismos que utilizan los inversores para influir en las decisiones que adopta el Consejo de Administración, el equipo directivo y la Junta General de Accionistas, destacan los envíos de comunicaciones, el diálogo con los administradores, las propuestas de acuerdo, la votación y las campañas públicas.

¿Qué pueden hacer las compañías ante una campaña activista?

El diálogo con los inversores es la herramienta fundamental para convertir el activismo accionarial en una oportunidad, pues, gracias a él, es posible alinear los intereses de la organización y los de los accionistas. El diálogo permite, por un lado, escuchar y recoger las peticiones de los inversores para tomar las decisiones oportunas y, por otro, explicarles el porqué de las decisiones tomadas y de los resultados obtenidos. En el Estudio de Cátedra Caixa Bank de RSC junto con IESE Business School (Marta Remacha Recio) y en el artículo “M&A y activismo accionarial en la era post-Covid 19 ante una Bolsa muy castigada” de la consultora española especializada en comunicación y asuntos públicos, LLYC, se detallan valiosas recomendaciones para entablar y mantener un diálogo exitoso con los accionistas. Las organizaciones deben tener presente la importancia de:

  • La anticipación:
    •  - Ponerse en los zapatos de sus accionistas para identificar qué cuestiones podrían dar lugar a protestas, peticiones y propuestas les ayudará a prevenir campañas activistas.
    •  - Otra recomendación que contribuirá a evitar este tipo de campañas es informar a sus inversores por adelantado, facilitándoles información de su interés antes de que la soliciten.
    •  - De gran utilidad es seguir de cerca las exigencias de los activistas a otras compañías, especialmente a aquellas del mismo sector, para implementar las medidas exigidas antes de que sus propios accionistas reclamen su puesta en marcha.
  • La planificación:
    •  - Es de vital importancia que la empresa conozca a sus accionistas y propietarios y que identifique sus objetivos de inversión, sus criterios de decisión y su capacidad de influir en la toma de decisiones.
    •  - Una vez que la compañía ha identificado y analizado a sus inversores, debe elaborar un plan de relaciones que se adecue a las particularidades de cada tipo de accionista.
    •  - Ha de diseñar los mensajes clave que desea comunicar.
    •  - Los interlocutores de la compañía juegan un papel esencial en el diálogo que ésta mantiene con sus accionistas, por ello, su preparación es decisiva para responder con éxito a cualquier campaña activista.
  • El mantenimiento y cuidado de la relación con sus inversores:
    •  - Para ello, disponen de herramientas como la organización de eventos y de encuentros con el Consejo de Administración y con el equipo directivo, el envío de newsletters o la divulgación periódica de información corporativa.
    •  - Solicitar la aprobación de los accionistas ante ciertos asuntos es otra medida muy recomendable para mantener una relación fluida y provechosa con ellos.
  • Las respuestas que deben proporcionar:
    •  - Es necesario que muestren predisposición a escuchar a sus accionistas, a alcanzar acuerdos y a buscar áreas de consenso, deben justificar la aprobación y el rechazo de las propuestas tratadas y han de tomar medidas concretas fruto de los acuerdos alcanzados.
  • El seguimiento:
    •  - Las organizaciones deben realizar un seguimiento de la relación que mantienen con sus accionistas. Evaluar el funcionamiento de su plan de relaciones mediante indicadores, tales como el número de encuentros mantenidos y el incremento o la disminución de la confianza de sus inversores, resulta realmente útil para la compañía, pues le permite entender qué aspectos debe mejorar y cómo puede hacer un uso más eficiente de sus recursos.

 

En el webminar que la consultora LLYC celebró en mayo de este año, también se facilitaron claves para ayudar a las compañías en la gestión de su relación con los fondos activistas, además, se reflexionó acerca de la función de estas firmas y se trató de dar una respuesta a la pregunta de si el activismo accionarial representa una amenaza o una oportunidad para las organizaciones:

Como se pudo comprobar al inicio del artículo, el activismo accionarial pide guerra, por ello, ahora más que nunca, las compañías deben estar preparadas para ganar el mayor número de batallas posibles haciendo del mundo en el que vivimos un lugar mejor.

0 ComentariosSé el primero en comentar
User