Si estás pensando en invertir parte de tus ahorros, es importante que conozcas las herramientas que permiten determinar cuáles son los mejores activos en los que invertir. Una de las más utilizadas es el ratio de Sharpe, ¿pero sabes lo qué es y cómo se calcula?
A continuación vamos a contarte qué es el ratio de Sharpe de un fondo de inversión, qué mide la ratio de Sharpe y cuál es la fórmula para calcularlo. Además, te explicaremos cómo interpretar el ratio de Sharpe en función del valor que ofrezca, incluyendo ejemplos prácticos. Por último, compararemos el ratio de Sharpe y el ratio de Treynor, una variante del primero.
¿Qué es y qué mide el ratio de Sharpe o índice de Sharpe?
El ratio de Sharpe es una variable que mide la rentabilidad de una inversión en función del riesgo que representa. Su creador fue el premio nobel de economía William F. Sharpe, que lo desarrolló con el objetivo de conocer si la rentabilidad de una inversión era fruto de una buena decisión o, simplemente, de haber asumido un mayor riesgo.
De esta forma, el ratio de Sharpe de una cartera nos permite ajustar el rendimiento de una inversión al riesgo asumido, ayudándonos a determinar lo beneficiosa que es dicha inversión desde un punto de vista más realista en el que la rentabilidad no se valora como un factor aislado.
Ahora que ya conoces el significado del ratio de Sharpe, vamos a ver para qué suele utilizarse y por qué es tan importante a la hora de invertir.
Los usos y la importancia del ratio de Sharpe en fondos de inversión
El índice de Sharpe se utiliza principalmente para comparar la eficiencia de los diferentes fondos de inversión, ayudando a los inversores a identificar aquellos que ofrecen mejores rendimientos en relación con el riesgo asumido. Por eso es uno de los indicadores que te muestra el Comparador de fondos de Finect.
En muchas ocasiones se comete el error de fijarse solamente en la rentabilidad de una inversión, pero este factor siempre se debe valorar conjuntamente con el riesgo asumido. Generalmente, cuanto más riesgo supone una inversión mayor rentabilidad ofrece y ahí es donde entra en juego el ratio de Sharpe, que nos permite comprobar qué inversión ha obtenido una mayor rentabilidad por unidad de riesgo.
Fórmula del ratio de Sharpe: ¿cómo calcularlo?
Vamos a ver ahora cómo calcular el ratio de Sharpe, aplicando una sencilla fórmula. Para hacer el cálculo del ratio de Sharpe hay que restar la rentabilidad de un activo libre de riesgo a la rentabilidad de la inversión que estamos midiendo y, posteriormente, dividir la cifra resultante entre el riesgo, determinado como la desviación típica o volatilidad histórica de la inversión.
De este modo, la fórmula del cálculo para el ratio de Sharpe quedaría así:
En la que:
- Rp es la rentabilidad media de la inversión que estamos midiendo.
- Rf es la tasa de rentabilidad libre de riesgo, es decir, la rentabilidad del activo sin riesgo, como pueden ser los bonos del Estado.
- σp es la desviación estándar de la rentabilidad de la inversión analizada, también llamada volatilidad del ratio de Sharpe.
Interpretación del ratio de Sharpe de un fondo
A continuación, vamos a explicarte cómo interpretar el ratio de Sharpe en función del resultado obtenido en la fórmula, determinando entre qué valores debe estar el ratio de Sharpe.
¿Cuál es el ratio de Sharpe ideal?
A la hora de interpretar los valores del ratio de Sharpe, podemos decir que, generalmente, cuanto mayor sea el índice de Sharpe, mejor rentabilidad ajustada al riesgo ofrece el fondo de inversión.
No obstante, debemos recordar que siempre hay que comparar el resultado con los de otras inversiones para poder valorar su rendimiento en relación con el resto.
Si te preguntas cuál es un buen ratio de Sharpe, se considera muy buen resultado un ratio de Sharpe mayor que 1. Por el contrario, si el resultado es menor que 1 quiere decir que la rentabilidad de la inversión es inferior al riesgo que supone.
¿Puede ser el ratio de Sharpe negativo?
En cuanto al significado de un ratio de Sharpe negativo, este resultado nos está indicando que la rentabilidad de la inversión es inferior a la tasa de rentabilidad libre de riesgo. Es decir, la inversión analizada no solo no está generando una rentabilidad adecuada para compensar el riesgo asumido, sino que además está rindiendo peor que una inversión considerada libre de riesgo.
Ejemplo práctico del ratio de Sharpe
Para entender mejor todo lo explicado hasta ahora, vamos a verlo con un ejemplo práctico: dos inversiones en las que calcularemos los ratios de Sharpe de cada una para determinar cuál resultaría más interesante.
Supongamos que tenemos dos fondos de inversión: el fondo A, que durante el último año obtuvo un 12% de rentabilidad, y el fondo B, que tuvo un 10% de rentabilidad. Aparentemente, el fondo A podría parecer más interesante, pero para saberlo con seguridad necesitamos determinar cómo se ajustó esa rentabilidad al riesgo.
En este caso, el fondo A ha tenido una desviación estándar del 10%, frente al 6% del fondo B. En ambos casos, utilizaremos una tasa libre de riesgo del 2%.
Con estos datos, las fórmulas quedarían de la siguiente forma:
Ratio de Sharpe del fondo A = (0,12-0,02)/0,1= 1
Ratio de Sharpe del fondo B = (0,10-0,02)/0,06 = 1,33
De esta forma, vemos que el fondo B tiene una mayor rentabilidad ajustada al riesgo y, por tanto, sería preferible frente al fondo A.
El ratio de Treynor, una variación del ratio de Sharpe
Para paliar algunas de las limitaciones del ratio de Sharpe, surgió la variante conocida como el ratio de Treynor, que en vez de utilizar la desviación típica como medida de riesgo usa la beta (βp), que representa la sensibilidad de la inversión a los movimientos del mercado en general.
Aunque ambos, el ratio de Sharpe y Treynor, se utilizan para analizar el rendimiento de las inversiones, el segundo mide el desempeño de la inversión en comparación con el riesgo del mercado en general, que no se puede evitar al diversificar, mientras que el primero considera todo el riesgo, incluyendo el diversificable.
Por ello, el ratio de Treynor es más útil para comparar inversiones en carteras bien diversificadas al tener en cuenta solo el riesgo que no puede ser eliminado mediante la diversificación.
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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