Una obra de arte no es solo un cuadro o una escultura; también es el significado y valor que las personas le quieren dar. Eso, trasladado a las finanzas, significa que cuando compras una obra no solo tienes la pieza, también adquieres un activo capaz de revalorizarse.
El arte siempre se ha posicionado como uno de los activos favoritos en las inversiones de lujo. Pero la pandemia llegó también a los bolsillos de los más acaudalados. El índice Art Market Research All-Art de seguimiento de subastas cayó un 11% en 2020. Y el volumen de todas las ventas que se subastaron públicamente en Sotheby's y Christie's el año pasado descendió un 26% y un 46% respecto a 2019, respectivamente.
Con todo, el mencionado índice AMR All-Art revela que a largo plazo ha sido un activo codiciado por los inversores: creció un 71% el seguimiento de subastas artísticas en los diez últimos años, según recoge el informe The Wealth Report 2021 de Knight Frank.
Motivos para invertir en arte
Pasadas las turbulencias económicas, el arte vuelve a destacar como un campo de inversión atractivo. “Mientras que los gustos de los coleccionistas tradicionales se han guiado por la historia del arte, los nuevos coleccionistas son igual de propensos a ser atraídos por las redes sociales, y este cambio continúa bajo llave”, explicaba a Kight Frank Sebastian Duthy, codirector del All-Art Index. ¿Qué motivos tiene el inversor para apostar por el arte?
- La revalorización: los expertos destacan de este tipo de bienes su capacidad para generar valor en el tiempo. Se convierte en un activo rentable a largo plazo.
- Junto al aumento de valor está su elevada liquidez, cada vez mayor gracias a las nuevas tecnologías. AmazonArt, permite vender obras de arte desde 2013, un canal que elimina intermediarios. Otro ejemplo es la inversión en arte mediante la bolsa, una inversión claramente líquida, a diferencia de los fondos.
- Solvente frente a otros activos. El último Informe Arte y Finanzas de Deloitte (2019) revela que el índice de los 100 artistas más rentables creció un 8% en los ocho últimos años. En ese tiempo, el S&P 500, uno de los índices bursátiles más fuertes, avanzó un 3%.
- Sostén para otras inversiones. Una obra de arte en la que hemos invertido puede actuar, por ejemplo, de garantía para un préstamo hipotecario. Otros activos financieros no ofrecen esta posibilidad.
- Accesibilidad. Solemos vincular la inversión en arte a los grandes patrimonios. Sin embargo, es un campo cada vez más democratizado, donde con unos cientos de euros un inversor particular puede dar los primeros pasos.
- Fiscalidad favorable. Desde el punto de vista de la tributación, el arte tiene ventajas en algunos países frente a otros productos financieros. Ocurre sobre todo con el IVA y el impuesto de sucesiones.
- Protección contra la divisa. El cambio de divisas no afecta a las obras de arte, ya que tienen un valor intrínseco con independencia de la moneda de cada país.
5 maneras de invertir en arte
Una de las grandes virtudes del arte como inversión es que se ajusta cada vez más a distintos perfiles de inversor. A continuación figuran algunas de las formas tradicionales de apostar por este activo, más vinculadas a grandes patrimonios, junto con nuevas alternativas para entrar al mercado del arte con inversiones más pequeñas.
Compra de acciones de empresas
La vía bursátil cuenta con empresas relacionadas con el mundo del arte. Hasta hace poco destacaban las casas de subastas, como Sotheby's, cotizada en la Bolsa de Nueva York hasta la llegada de su nuevo propietario, en 2019. Otra ex-cotizada es Christie’s, otra de las casas de subastas más célebres, que estuvo en Bolsa hasta ser comprada por Groupe Artemis, el brazo inversor de François Pinault (Gucci, Yves Saint Laurent), por lo que ahora no se puede invertir directamente en ella.
Quien sí cotiza es artprice.com, la mayor base de datos del mundo sobre precios de obras de arte. También lleva a cabo subastas electrónicas de arte u objetos decorativos. El inversor puede encontrarla en la Bolsa de París (bajo el código PRC). Ahora lejos de máximos históricos, puede ser una opción para invertir a largo plazo.
El punto fuerte de las acciones radica en que es una de las formas más líquidas para estar presente en este mercado. Solo con dar la orden de venta de nuestras acciones se recupera el dinero invertido. Además, son asequibles para muchos públicos, puesto que el capital de entrada a estas empresas suele ser bajo. Por ejemplo, una acción de artprice.com vale en estos momentos 5 euros. Además, si las compañías dan dividendos, nuestra inversión generará retornos con regularidad, algo que no ofrecen otras vías para invertir en arte.
La inversión en acciones tiene en cambio dos puntos negativos evidentes: no permite tener una cartera diversificada (la apuesta en arte se reduce a acciones de empresas concretas y ante la mala marcha de esos valores nuestro patrimonio se resentirá). Además, para invertir en acciones hay que hacerlo a través de un bróker, un agente/empresa que ejecuta operaciones de compraventa de instrumentos financieros, como las acciones. Ante la duda sobre cuál conviene contratar o conocer a fondo otras opciones, contactar con un experto, como los asesores financieros que encontrarás en Finect, siempre es una garantía.
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Fondos de inversión en arte
Los fondos de inversión en el campo del arte son menos frecuentes, pero existen algunos. A diferencia de las acciones sueltas, permiten al particular estar invertido con más diversificación y menos riesgo. Los fondos convierten al inversor en poseedor parcial de una obra de arte y la selección de obras se delega en gestores. MasterWorks, por ejemplo, adquiere obras de primera categoría en subastas en nombre de sus inversores. Crea una sociedad de cartera para cada obra para adquirirla, almacenarla, promocionarla y revenderla.
Este tipo de propiedad parcial es una forma de entrar en la inversión en arte. MasterWorks identifica obras de arte con posibilidades de aumentar su valor y supervisa el mantenimiento necesario para que estén en perfectas condiciones. Sin embargo, sus inversores pagan una cuota por este servicio y no llegan a tomar posesión física del arte. Otros fondos que funcionan con esta filosofía son: Anthea – Contemporary Art Investment Fund SICAV FIS, The Fine Art Fund Group o el Artemundi Global Fund.
El mayor inconveniente de este vehículo es que el importe mínimo es elevado (varios miles de euros) y muchos piden mantener la inversión durante bastantes años, por lo que es una opción poco líquida. Son un producto más perfilado que las acciones para el que cuesta acceder a estadísticas de rentabilidad.
Crowdfunding o crowdequity de arte
El crowdfunding (financiación de proyectos colectivos), a diferencia de los fondos, es más horizontal y está pensado para públicos variados. Una fórmula exitosa en muchos campos que el inversor también puede aplicar en el arte y le permite diversificar sus inversiones.
Cuando el objetivo es invertir en proyectos artísticos o en financiar a ciertos artistas, esta es la mejor fórmula. Si lo que buscamos es generar beneficios en la inversión, entonces debemos utilizar las plataformas dedicadas exclusivamente al crowdequity: están supervisadas por la CNMV y su mayor ventaja es que carecen de intereses (además de un ahorro de hasta el 30% de la inversión al declarar el IRPF), explican desde Mapfre, entidad presente en la plataforma de Finect. Al contrario, el mayor inconveniente es que los proyectos de arte no abundan en el crowdequity.
Compra de NFT
Los NFT son lo último de lo último para el inversor coleccionista. Son las siglas en inglés de tokens no fungibles, que funcionan mediante el blockchain. Esta misma tecnología es la que está detrás de las criptodivisas, como el Bitcoin. Pero a diferencia de las criptomonedas, son únicos y no se pueden intercambiar entre sí. No hay dos NFT iguales.
Los últimos meses se están haciendo populares precisamente por el arte. La venta de una obra con esta fórmula (por la friolera de 58 millones de euros) convirtió a su autor en el tercer artista vivo más cotizado del mundo. Con ellos el inversor adquiere la totalidad de una obra… o un cachito. ¿Pero qué respaldo tiene y cómo es esto posible? Los NFT crean un autógrafo o certificado digital de propiedad que puede ser comprado y vendido, almacenado en un libro de contabilidad electrónico.
Su mayor atractivo es que explora las manifestaciones más variadas de arte que uno pueda imaginar: el arte en formatos clásicos como el cuadro, en forma de GIF, imágenes de objetos físicos, arte gráfico asociado a videojuegos, un álbum musical… Probablemente sea la forma más democrática de las que existen para invertir en arte. El contrapunto está en que aún es una tecnología muy nueva sobre la que se deben despejar algunas incógnitas, como las emisiones de CO2 y el consumo energético que se genera en las transacciones de NFTs.
Compra de obras físicas
De lo más novedoso pasamos a lo más clásico: comprar arte físico para luego revenderlo cuando consideramos que se ha revalorizado. Pueden ser pinturas, muebles, manuscritos, cerámica, escultura, fotografías…
Con capitales pequeños, una técnica habitual consiste en comprar obras de jóvenes artistas que aún no son demasiado conocidos pero empiezan a destacar. El inversor mantiene la esperanza de que sus obras se revaloricen, y que también lo haga su patrimonio personal.
Invertir en arte con poco dinero
Algunas de las formas de invertir en arte son propicias para el pequeño inversor. Desde obras físicas de artistas incipientes hasta acciones de empresas, pasando por métodos accesibles para todos los bolsillos, como el crowdequity o los NFT. Sin embargo, fijarse a la hora de invertir los ahorros, por poco dinero que sea, conviene saber nuestro perfil de riesgo. A través de esta herramienta puedes descubrirlo:
Conoce tu perfil inversor
El arte es según los entendidos una de las mejores inversiones en tiempos de crisis. Los precios de venta de los artistas y las galerías disminuyen. Esto, junto a su valor intrínseco, hacen que el riesgo de que una obra pierda valor con el tiempo sea casi nulo. Su potencial de revalorización, en cambio, es muy elevado. Aterricemos los datos de rentabilidad.
¿Qué rentabilidad ofrece el arte?
La rentabilidad de invertir en arte se eleva muchas veces hasta los dobles dígitos. El área de asesoría artística de Citibank asegura que el mercado del arte creció un 13,7% a escala global entre 2000 y comienzos de 2019. Una cifra destacable teniendo en cuenta que entre medio hubo varios años de crisis financiera.
La singularidad es el factor que hace a una obra más valiosa con el paso de los años y la revaloriza a ojos de los inversores. Muchas veces se recurre a este activo para diversificar las carteras y obtener un extra de beneficio. Algunas entidades ya ofrecen un servicio de asesoramiento en arte a clientes con alto patrimonio, como el BBVA Global Wealth o Santander Private Banking.
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