Previsiones, consenso de mercado y patinazos: el S&P 500 no tiene garantizado repetir como activo del año
Hay dos cuestiones a las que les podemos dar un alto grado de probabilidad para el año que viene: uno, que lo que haga el S&P 500 no coincida con lo que espera el consenso de analistas. Dos, que haya sectores, o incluso países, que lo hagan mejor que el S&P.
Sobre lo primero me baso en la estadística. No ha habido un solo año en el que el consenso acierte respecto a cuánto va a subir el índice más importante del mundo. El consenso, de acertar, acierta en sí el índice sube o baja. Pero cuando hablamos de cifras concretas, los patinazos son espectaculares. Y es lógico, porque es muy difícil decir "va a subir un 8%" y clavarlo. Es mejor centrarse en acertar en las tendencias y no tanto en los números concretos. Es más realista.
Un 8% es precisamente lo que espera el consenso de estrategas de Wall Street de que suba el S&P 500 en 2025. En consecuencia, en nuestro cálculo de probabilidades le damos una alta probabilidad a que sea una cifra muy distinta, ya sea al alza o a la baja.
Hago un paréntesis para explicar por qué hablamos de cálculo de probabilidades. En España es muy habitual escuchar eso de "no tengo la bola de cristal", es la excusa para no tener que "mojarse". Evidentemente, no existe la bola de cristal, lo que existe es el cálculo de probabilidades. El acierto en los mercados se basa en realizar un buen cálculo de probabilidades. Y en la calidad de la información que maneja el gestor o el asesor. Y, muy importante: en su capacidad para interpretarla adecuadamente. Además, ¿qué sentido tiene pagar a alguien que no tiene una estrategia de cara al futuro porque "no tiene la bola de cristal"?
Otra información que ayuda a la hora de realizar nuestro cálculo de probabilidades está en la acertada frase "rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras". A la que añadiríamos "en plazos medios".
Está demostrado estadísticamente que no se repiten las rentabilidades. Pero está demostrado que es así, en plazos de más de dos o tres años. Por ejemplo, desde el año 2000 sólo ha habido una ocasión en la que el S&P 500 ha repetido tres años seguidos como el índice más rentable. En cinco fue superado por el índice Bloomberg de materias primas, en dos por el oro, en tres por el índice MSCI de mercados emergentes, en tres por los REIT (fondos inmobiliarios), hasta una vez por los fondos monetarios (2018), etc. Y si consideramos índices sectoriales, ni siquiera engarza dos años en la pole position. Para empezar, el Nasdaq lo ha vapuleado sistemáticamente.
Con esto no queremos decir que estos activos vayan a ser quienes puedan superarlo en 2025, sino que la estadística muestra que, tras varios años en el podio, disminuyen las probabilidades de que un activo, sector o país repita. Por eso, otro punto de partida en el cálculo de probabilidades para 2025 es que hay que tener la mente especialmente abierta para vigilar a quienes pueden arrebatarle el podio al S&P 500. Sus dos años seguidos en el podio reduce estadísticamente las probabilidades de repetir. Lo cual no significa que no puede ser un índice norteamericano quien le quite el puesto.
Otra cuestión que tenemos que tener en cuenta de cara a 2025 es que los mercados han subido mucho en 2023 y 2024. Y que mucha gente se lo ha perdido por hacer caso a quienes anunciaban un día sí y otro también el colapso financiero, la explosión de "la burbuja" o cualquier otra cosa que atraiga clientes que busquen protección (o seguidores que compren su libro).
Esto significa que llevamos ya varios meses de efecto FOMO, es decir, de miedo a perderse la subida (Fear of Missing Out) por parte de quienes se asesoraron en el sitio equivocado. En otras palabras, meses de gente que se sube a la subida, sin estar en muchos casos correctamente asesorada en caso de que aumente la volatilidad del mercado.
En 2025 el efecto FOMO será positivo durante un tiempo, pero, a la mínima corrección, pasaremos al efecto "FOMO inverso" o "elegí un mal día para invertir", lo que potenciará la magnitud de las correcciones. Esto generará tanto grandes disgustos como grandes oportunidades de inversión.
En 2025 habrá que tener en cuenta la necesidad de ir acumulando una reserva de liquidez para comprar o incluso ponernos 'cortos' utilizando ETFs. Estos últimos son lo que se conoce como fondos de inversión de tercera generación, que permiten no solo moverse muy rápido, sino también apostar contra cualquier índice, activo, sector o país y ganar en la caída (y son muy baratos). La alta probabilidad de correcciones y estar preparados para aprovecharlas sería el tercer elemento en nuestra base de cálculo de probabilidades para 2025.
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