Review profesional
Publicado hace 1 año
De lo mejorcito en infraestructuras, de la mano de Legg Mason
El equipo gestor del fondo Legg Mason ClearBridge Infrastructure Value Fund está formado por 4 gestores y 7 analistas, todos ellos especialistas en el activo de infraestructuras (no generalistas del mercado de Renta Variable y con pasado en el mercado privado) con una media de experiencia de más de 20 años.

Están divididos por áreas geográficas y es el analista de cada zona el que se encarga tanto del análisis puramente financiero como del análisis regulatorio. Esto último es el punto más importante ya que la mayor parte de su cartera son activos regulados o que están bajo el control de los gobiernos.

Se centran en 2 categorías de Infraestructuras: Activos Regulados por la mayor visibilidad de flujos (principalmente compañías eléctricas y relativas a la infraestructura del agua) y Pago por el Usuario, más sensibles al ciclo económico pero con poca competencia (autopistas, puertos, aeropuertos, redes ferroviarias). En su opinión, estas dos categorías son las que mejor binomio rentabilidad/riesgo ofrecen, utilizando la primera de ellas como parte “defensiva” de la cartera y la segunda para dar más o menos exposición a ciclo.

Parte de un universo de más de 600 compañías y lo reducen a 200 con su metodología propia “RARE”. En ella se enfocan en la pureza de las compañías (alta proporción de infraestructuras dentro del activo de cada empresa) y por su calidad (alta predictibilidad de flujos, balances saneados, etc). Con estas dos variables, los gestores calculan una puntuación para construir su universo final. También valoran la liquidez diaria o volumen negociado de cada una de las compañías, estableciendo un mínimo, y exigiendo mayor puntuación a empresas menos líquidas en mercado.

Una vez establecido el universo de compañías invertibles, pasan al análisis financiero. Para ello utilizan un modelo de descuentos de flujos a 5 años con el que calculan un precio objetivo, al que aspiran llegar mediante la apreciación del capital y por los dividendos repartidos durante el periodo. Aunque la gran mayoría de estos activos se protegen del efecto inflación, en el modelo sí que la tienen en cuenta con el fin de poder comparar activos de diferentes geografías (que tendrán diferentes inflaciones).

Las grandes ventajas que nos ofrecen estas compañías son: su cobertura frente a la inflación y la gran estabilidad y predictibilidad de los beneficios. En los activos regulados, las empresas acuerdan una tasa de retorno (ROA-ROE) con el regulador que se debe cumplir, por tanto, podrán pasar el aumento de costes al precio final del servicio. Por la parte de Pago por el Usuario, los contratos están directamente vinculados a revalorizaciones en los precios. El equipo gestor nos traslada que el 95% de la cartera del fondo está cubierta ante la inflación.

Comentar que el techo a los beneficios o el aumento de impuestos del que las noticias y periódicas hablan, no afectan a las compañías dentro de su universo puesto que, de facto, ya están regulados. Estas medidas regulatorias están dirigidas a productores de energía, que actúan en el mercado libre y que se han beneficiado de unos márgenes altísimos por el aumento de los precios.

Por último, comentar que las valoraciones se encuentran en el rango del x10-12 EV/EBITDA, en media con su rango histórico y por debajo de lo que se ha pagado en muchos casos en el Private Equity. Además, este tipo de activo cuenta ahora con un mayor potencial de crecimiento proveniente de la transición energética, lo que supone un importante incremento de la capacidad (inversión) que se debe abordar en las energías limpias, con un fuerte respaldo de los gobiernos y también del capital privado.