El bono de larga duración; un activo clave los últimos meses
La renta fija parecía estar posicionándose como una de las ganadoras dentro del panorama financiero de 2023. En un clima de incertidumbre, inflación y tipos de interés altos, los inversores conservadores pueden encontrar un buen momento para localizar oportunidades.
Pese a ello, estos meses la narrativa de las instituciones centrales ha intensificado el grado de volatilidad en los mercados. Los efectos más acusados los han sufrido los bonos de larga duración, que han mostrado un gran repunte en las TIRes. Así, el bono a 10 años americano se encuentra actualmente en el nivel del 4,5%, mientras que el bund alemán está cerca del 3%.
Marta Campello, socia y gestora de fondos en Abante, señala que “si las cosas acabaran como están hoy, “sería la primera vez que viésemos a la referencia estadounidense con pérdidas en tres años consecutivos”. Los bonos que salen a mercado ahora tienen rentabilidades más altas, por lo que para que los bonos de antes puedan competir con los nuevos, tienen que sufrir ajustes en los precios, algo que está provocando rentabilidades negativas.
Tras las últimas decisiones tomadas en las reuniones del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal, parece que Christine Lagarde, presidenta del BCE, pretende mantener los tipos en niveles próximos al 4% y que la subida efectuada en septiembre pudo ser la última. Jerome Powell, presidente de la Fed, por su parte no tiene las mismas intenciones, y mandaba un mensaje diferente al de su homóloga europea; Higher for longer, veremos tipos más altos tras esta pausa, y durante más tiempo. Por ello, a falta de un horizonte claro, habrá que esperar a nuevas reuniones para observar cómo evoluciona el sector y cuán restrictivas serán las políticas que se apliquen.