El Brexit y el simplismo, por Álex Fusté, economista jefe de Andbank
Hay cuestiones sobre las que uno puede responder con un
simplismo fructífero. Al fin y al cabo, hay quien defiende que el
simplismo es la última sofisticación. Sin embargo, política y
simplismo son palabras que no pueden cohabitar en la misma frase. Por
ello, darles una respuesta sobre la cuestión del Brexit no
va a resultar simple.
Las encuestas en Reino Unido muestran hoy un apoyo del
50% a la idea del Brexit. Sin duda eso puede aumentar aún
más hasta la celebración del referéndum, especialmente si los líderes
euroescépticos se emplean a fondo en ridiculizar el “new deal”
conseguido para el Reino Unido -firmado en la cumbre de la UE el
pasado 19 de Febrero-.
Ciertamente existen razones para
apostar por una salida del Reino Unido de la UE. ¿Se las
recuerdo? Una política de austeridad inspirada por Alemania y de
exigida aplicación en todo el bloque. Los costes de los rescates a
Grecia –y los que puedan venir-. la crisis de los refugiados, una
libra esterlina que está tan baja hoy como lo estuvo en los días más
oscuros de la crisis financiera global –cuando toda la banca inglesa
parecía que iba a desaparecer-, un populismo político de
un patriotismo trasnochado que también germina en el Reino Unido,
etc.
Sí. Todas estas razones parecen contundentes. Pero
en realidad no lo son. Solo son cosas obvias, y como tales,
meras evidencias. Pero una evidencia no es razón o causa; por lo que
no debemos caer en la tentación de apostar impulsivamente.
Si
uno observa (y escucha) con detenimiento, verá que existen
aspectos que invitan a pensar que los votantes británicos finalmente
respaldarán la continuidad del Reino Unido en la UE. Les
expongo algunos:
1. Hasta hoy, Cameron y los líderes políticos de su partido (y
de otros) no podían manifestar en público su apoyo por la permanencia.
Al fin y al cabo, debían hacer creer que estaban dispuestos a
contemplar la
ruptura si la UE rechazaba las demandas del Reino
Unido (bien jugado). En tales circunstancias, el monopolio de los
discursos, los medios, las campañas y en definitiva, el
monopolio de la atención pública, lo ha tenido en exclusiva el
bloque del Brexit (salida). Y yo me pregunto: ¿a
pesar de ese desequilibrio, solo han conseguido un respaldo
del 50%? Pinta mal para ellos, ahora que “los otros” pueden empezar
a hacer campaña por la permanencia.
2. El inteligente movimiento de Cameron, habiendo ofrecido la libertad de voto a sus ministros levantando la disciplina de partido, ha resultado ser exactamente eso: un movimiento muy inteligente. Pues en verdad la mayor parte de los líderes conservadores -con la excepción de Boris Johnson y Michael Gove- estarían ya dando soporte a Cameron en la idea de permanecer dentro de la UE bajo los nuevos acuerdos. Si es verdad que la libertad de voto hace del voto algo legítimo, la estrategia de Cameron ha cubierto con una pátina de legitimidad a su discurso -y el de sus ministros alineados-. Ciertamente una táctica algo mas soslayada a la que nos tienen acostumbrados los políticos de latitudes más meridionales.
3. Sin duda, los medios británicos seguirán de cerca este
asunto hasta la fecha del referéndum. Según nos cuentan, Rupert
Murdoch –cuyas empresas dominan el espectro mediático en el país-
necesita la
permanencia en la UE para consolidar sus negocios de
televisión en Reino Unido, Alemania e Italia. Tal y como me describía
una fuente ayer (de forma exquisita), la habilidad de un empresario
está en ponerse
del lado ganador, y teniendo en cuenta los
intereses descritos, no es difícil imaginar por quién van a hacer
campaña estos empresarios.
Si bien es cierto que existe un debate sobre los beneficios y los
costes del Brexit, no es menos cierto que este debate no está teniendo
lugar hoy, y probablemente no se dará hasta pocas semanas antes del
referéndum. Es por ello que no debemos prestar mucha atención
a las encuestas aún.
Debo admitir, no obstante, que la indefinición de las
mismas seguirá inyectando nerviosismo en todos los activos
británicos. Especialmente su divisa.
Ya mirando mas a medio plazo –y a fin de inclinarme sobre
la probabilidad de cada escenario-, observo por un lado a los
que defienden la hipótesis de que sería más favorable para el
Reino Unido una nueva relación económica con la UE “a la Noruega” o
incluso “a la Suiza”, a través de la figura del Acuerdo de
Asociación. Siendo honesto con ustedes, este me parece un argumento
muy poco sólido.
Estos Acuerdos de Asociación, firmados por Noruega y Suiza con
la UE, incluyen cuatro condicionantes que no son negociables y que
serán de exigido cumplimiento también para el Reino Unido, pues si
se
relajan en un caso, el resto pedirá también una revisión.
Veamos. Según estos Acuerdos de Asociación: (1) Noruega y Suiza deben
obedecer la regulación sobre los estándares comerciales vigentes en el
mercado único de la UE, y no tendrán ningún derecho o voto en el
diseño de tal regulación. (2) Noruega y Suiza deben trasponer todas
las leyes relevantes de la UE en su legislación doméstica sin consulta
a los votantes. (3) Los países asociados deben contribuir al
presupuesto de la UE –entiendo que en menor medida que los países
miembros-. (4) Los países asociados deben aceptar inmigración de la UE
sin límites –no es de extrañar, pues, que Noruega y Suiza tengan hoy
una proporción de inmigrantes de la UE mayor a la del Reino Unido-. El
incumplimiento de estos requisitos por parte del Reino Unido (si
decide salir de la UE y optar por un acuerdo de Asociación)
comportaría el bloqueo de los servicios de las empresas británicas en
el mercado único. ¿Podría eso desembocar en muchas de estas entidades
trasladando sus centrales fiscales a París, Frankfurt o Dublín, para
poder operar en la UE? Seguro esto les encantaría a estos gobiernos
continentales. Con todo, no veo una ventaja clara de los
Acuerdos de Asociación.
Por otro lado, están los que defienden que sería
desfavorable para el Reino Unido optar por el Brexit pues esto
obligaría al Reino Unido a renegociar el acceso al mercado europeo
único, mientras que los fabricantes de la Europa continental
podrían seguir vendiendo en el Reino Unido bajo la normativa del la
Organización Mundial del Comercio. Algo que debo acabar de contrastar.
Fuentes consultadas nos explican que la especialización del
Reino Unido en servicios hace de la permanencia en la UE algo
crítico para el país, siendo, en cambio, indiferente para
Alemania o Francia que Reino Unido sea, o no,miembro de la UE.
Ayer me hicieron una pregunta sobre lo que podría pasar en este
asunto. Respondí que necesitaba recabar mucha información y poner en
orden todas las ideas. Aquí tienen el ejercicio. Les dije que no iba a
ser simple. Tras la tarea, me inclino a pensar que no habrá
Brexit. Aunque por supuesto, me puedo equivocar.
Cordiales Saludos.
Álex Fusté, economista jefe