Columbia Threadneedle Investments
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¿Acabará la resiliencia de los mercados financieros ante la escalada de riesgos geopolíticos?

¿Acabará la resiliencia de los mercados financieros ante la escalada de riesgos geopolíticos?

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Por  Anthony Willis, Economista sénior, Columbia Threadneedle Investments

 

  • Los inversores continúan siguiendo de cerca los acontecimientos en Oriente Medio. Lo último, los ataques de Estados Unidos a tres instalaciones nucleares iraníes.
  • Los mercados financieros han respondido de un modo relativamente calmado. Ha habido un cierto vuelo hacia refugios, pero la renta variable no ha reportado una venta destacada. El precio del crudo ha subido, pero no a unos niveles que podrían impactar el apetito inversor en mayor medida.
  • Si Irán cerrase el estrecho de Ormuz (una ruta clave en el suministro de petróleo global), entonces los mercados financieros tendrían que reajustar los riesgos. A pesar de la votación en el parlamento iraní, no se han visto amenazas al comercio marítimo todavía.
  • Continuamos trabajando en tiempos muy inciertos, pero podemos apoyarnos en la resiliencia de los mercados financieros ante los riesgos geopolíticos y la incertidumbre persistente en torno a los aranceles estadounidenses.
  • El contexto es cambiante y, aunque nuestra visión general sigue siendo constructiva, somos conscientes de que cualquier deterioro en el apetito por el riesgo podría provocar una pausa o una reversión del impulso reciente.

Los mercados financieros se centran de lleno en la geopolítica tras la reciente escalada en Oriente Medio: primero con el ataque de Israel al programa nuclear iraní y a su cúpula militar, y ahora con la participación de EE. UU., que este fin de semana ha bombardeado tres instalaciones nucleares en Irán.

La gran incógnita ahora es si EE. UU. se ha implicado en un conflicto de larga duración o si esta intervención ha sido puntual. Todo dependerá de cómo reaccione Irán. El conflicto entre Israel e Irán sigue activo, pero Teherán se encuentra en una posición de debilidad: sus principales aliados, China y Rusia, no han prestado apoyo significativo, y su estructura militar ha quedado debilitada tras los ataques israelíes a instalaciones y figuras clave. El expresidente Trump ha insinuado en redes sociales la idea de un cambio de régimen, aunque no existe apetito en EE.UU. para una intervención militar prolongada como las de Afganistán o Irak. Como ha dicho el vicepresidente JD Vance: “No estamos en guerra con Irán. Estamos en guerra con su programa nuclear. No nos interesa un conflicto prolongado ni poner tropas sobre el terreno”.

Ahora bien, si Irán ataca intereses estadounidenses en la región, probablemente se exponga a nuevas represalias. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado: “No hay operaciones militares previstas ahora mismo contra Irán, salvo que se metan con nosotros o nuestros intereses. Entonces tendrán un problema”.

A pesar de la tensión, los mercados se han mantenido notablemente estables. Ha habido cierta búsqueda de refugios —como el dólar estadounidense—, pero las bolsas no han sufrido ventas destacadas. El precio del petróleo ha subido, pero sin alcanzar niveles críticos: el Brent cotizaba este lunes en 78,29 $/barril, un 4,5 % más en lo que va de año y un 22 % más este mes. No obstante, sigue por debajo del precio medio de 2024 (79,85 $/barril), y antes del estallido del conflicto, se esperaba una caída progresiva por la alta oferta y la menor demanda global.

El riesgo clave para los mercados financieros sigue estando en torno al precio del petróleo y si Irán cumple con su amenaza de cerrar estrecho de Ormuz. Por esta vía circulan unos 20,3 millones de barriles diarios —aproximadamente el 20 % del consumo mundial—, incluidos 2 millones procedentes de Irán (principalmente hacia China) y otros 20 millones desde Irak, Kuwait, Arabia Saudí y Catar. Además, un 20 % del suministro global de gas natural licuado también pasa por allí. Es probable que la Quinta Flota de la Marina de EE. UU., con base en Baréin, impida el cierre total de la ruta, aunque inevitablemente habría interrupciones. Hasta ahora no se ha observado ninguna amenaza al transporte marítimo, a pesar de que el Parlamento iraní ha aprobado una moción para bloquear el estrecho, aunque con carácter consultivo y no vinculante.

Una interrupción del tráfico supondría un coste económico elevado para Irán y el enfado tanto de EE. UU. como de China. Mientras no se vea afectado el paso por Ormuz, el precio del petróleo debería mantenerse contenido, aunque con una prima de riesgo que lo aleje de los niveles de principios de mayo.

Conviene recordar que el mercado global del crudo ha cambiado mucho en los últimos 20 años, gracias al auge del “shale oil” estadounidense. Hoy, EE. UU. lidera la producción mundial con un 22 % de cuota, por delante de Arabia Saudí (11 %) e Irán (4 %). Aunque un repunte del crudo puede afectar a la inflación, su impacto económico general en EE. UU. será menor que en crisis anteriores, aunque podría retrasar los recortes de tipos previstos para finales de año.

Seguimos en un contexto muy incierto, pero la resiliencia mostrada por los mercados frente a los riesgos geopolíticos y a la persistente incertidumbre sobre el régimen de aranceles estadounidense es alentadora. Este último asunto cobrará protagonismo si no hay nuevas escaladas militares y se acerca la fecha límite de negociaciones en julio. La experiencia demuestra que los mercados suelen soportar bien la volatilidad geopolítica si no anticipan un gran impacto sobre la economía global. En resumen, el escenario es fluido: mantenemos una visión constructiva, pero atentos a cualquier deterioro en el apetito por el riesgo que pueda frenar o revertir el impulso reciente.

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