Fidelity: Asia-Pacífico menos China y Japón - Atrapada entre dos fuegos

A lo largo de esta semana hemos ido compartiendo los resultados arrojados por la Encuesta de Fidelity a nuestros analistas. Tras Norteamérica y Japón hoy le toca el turno a Asia - Pacífico:

El indicador de sentimiento de Fidelity se sitúa en 0,5, frente a 1,2 el año pasado.

La región de Asia (menos China y Japón) pasó gran parte de 2018 intentando no verse atrapada entre una guerra comercial cada vez más amenazante entre dos superpotencias y luchando contra los obstáculos derivados de la fortaleza del dólar estadounidense. Estas dos dificultades se mantienen y la ralentización de la economía china no hace sino agravar la situación. La economía de la región está entrando gradualmente en la fase de madurez y desaceleración, pero sigue teniendo fuelle y de diez analistas, seis creen que todavía no nos encontramos en el final del ciclo.

"El 88% de los incrementos del gasto en marketing se destina al universo digital y ninguno de los incrementos se destina a medios impresos o publicidad exterior"

Una observación más minuciosa de la región desvela cómo están cambiando las dinámicas empresariales. La región de Asia menos China y Japón está volviéndose verdaderamente digital: el 88% de los incrementos del gasto en marketing se destina al universo digital y ninguno de los incrementos se destina a medios impresos o publicidad exterior. Se presta cada vez más atención a formas más complejas de TI y aumenta el porcentaje del gasto en tecnologías en la nube y sistemas de seguridad, en lugar de tecnologías móviles. Como comentamos en otra sección, las cuestiones ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) también han adquirido mayor protagonismo, sobre todo en relación con las cadenas de suministro, la salud y la seguridad, y la remuneración de los directivos.

La disrupción es un rasgo más prominente de la vida de las empresas y el 95% de los analistas que cubren la región cree que podría tener repercusiones. Un analista del sector industrial comentó que la disrupción tiene más probabilidades de provenir de la “automatización resultante
del mayor uso de la robótica en lugar de la mano de obra humana”, lo que cuestiona la presunción de la mano de obra barata en los países en desarrollo.

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