Montaña rusa en los mercados
Trump nos hizo un guiño el miércoles, pero el daño no ha sanado. La caída experimentada en el S&P desde el último máximo había sido del 23% antes del rebote, acercándose a la mayor caída de pico a suelo en 10 años del índice del 34%. El indicador VIX, proxy de riesgo sistémico, ha bajado desde niveles estresados, pero no lo suficiente. ¿Podríamos decir que, al menos, la administración de Trump es sensible al daño en los mercados y, por tanto, habríamos visto el suelo?
Todavía no hay problemas de financiación y, por tanto, derivadas de segundo orden, pero, para los analistas, el riesgo latente de recesión en EE. UU. no ha cambiado. Nos encontramos ante una crisis autoinducida, sin precedentes para inferir sus efectos con exactitud. Los aranceles requerirán un rediseño de la cadena de suministro y producción de bienes a nivel global. Tan solo a corto plazo el retraso anunciado por 90 días motivará adelantamiento de pedidos porque, ¿quién sabe qué ocurrirá después?
Por el lado positivo, la caída en PIB e incremento de inflación sería temporal, para dar comienzo a una etapa de crecimiento. Los ingresos por aranceles vendrían a financiar un recorte impositivo que compensaría el impacto de los aranceles en el PIB, así como a reducir el déficit público. La desregulación traerá inversiones y rebaja de los costes de producción. No obstante, todo depende de niveles y alcance. Por el momento continuamos en fase de negociación, que compartirá foco con los datos de empleo, inflación y resultados empresariales en las próximas semanas.
Miriam Fernández Jiménez, CFA
Jefa de Inversión Temática
Ibercaja Gestión