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2018. La vida sigue Igual ¿o no?
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2018. La vida sigue Igual ¿o no?

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2018 ha comenzado como terminó el anterior ejercicio para los activos financieros. Las subidas generalizadas en todas las bolsas mundiales han sido las protagonistas en el primer mes del año. El buen momento económico empuja a los índices a conquistar máximo tras máximo. Solo nuestro selectivo IBEX 35 está lejos de sus máximos históricos. Las principales razones que impulsan a las bolsas son:

  1. El ya comentado buen momento económico a nivel global con una sincronización del crecimiento mundial en bloque que no ocurría desde 2007.
  2. Unos grandes resultados empresariales con fuertes crecimientos, tanto en ingresos como en beneficios. En los últimos años hemos asistido a lo que los profesionales del sector denominamos “expansión del múltiplo “(el inversor paga un precio mayor al pensar que las perspectivas de una economía, de un sector o de una compañía en particular, van a mejorar). En esta ocasión, las subidas de los mercados vienen empujadas por el crecimiento de los beneficios que son los mejores en una década y la valoración de la bolsa permanece invariable o en algunos casos incluso más barata que al iniciar la publicación de los resultados trimestrales.
  3. La reforma fiscal americana y una percepción de mejora en el panorama político mundial.
  4. El apoyo de los Bancos Centrales que, pese a estar cerca de la retirada, siguen dando soporte al precio de los bonos. Terminaremos nuestra visión de mercados volviendo a este tema que nos parece clave ya que el espectacular comportamiento de la renta variable ha estado ligado a unos tipos de interés cercanos a 0%.
  5. La enorme liquidez existente en mercado.

La vida sigue igual para los mercados de renta variable. No así en el mercado de bonos, donde hemos visto caídas en precio (subida de la rentabilidad). En píldoras anteriores hemos comentado la importancia de los tipos de interés en la valoración de los activos. Para hacerlo fácil a nuestros lectores, cuanto más bajos están los tipos de interés más valen los flujos de caja, ya que los descontamos a un tipo menor, por lo que la valoración de la bolsa es mayor. Esto tiene un doble efecto sobre la renta variable ya que cuanto menor sea la rentabilidad de los bonos más atractivo resulta en relativo comprar la renta variable. Este doble efecto es la clave del gran comportamiento de las bolsas en la última década. En este ciclo las empresas han aprovechado para refinanciar gran parte de su deuda a un coste muy inferior al histórico por lo que la generación de caja también se ha visto beneficiada por estos tipos de interés tan bajos y el gran apetito de los inversores por los bonos corporativos.

La ausencia de inflación ha permitido a los bancos centrales mantener estas políticas tan laxas de tipos de interés. Hasta hace poco, la ecuación parecía sencilla: en tiempos de bonanza, el desempleo iba hacia abajo y la inflación hacia arriba. Es la famosa curva de Phillips, que nunca se equivocaba. Pero la fórmula parece haber perdido su magia y llevamos 10 años sin presiones inflacionistas.

Sin embargo, la aprobación de la reforma fiscal americana parece haber sido el desencadenante que ha incrementado las expectativas de inflación a nivel global provocando un aumento de la rentabilidad de los bonos y la consecuente caída en precios. De momento no está afectando a los mercados de renta variable pero una subida inesperada de la inflación y, en consecuencia, subidas más rápidas de lo previsto por el mercado de los tipos de interés, nos parece el gran riesgo ya no para la renta variable, sino para todos los activos financieros.

Estaremos especialmente atentos a la evolución de los precios en este recién estrenado 2018 donde la inflación va a ser sin lugar a dudas la clave.

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