Los mil padres de la derrota
12 de junio de 2013
Las principales bolsas registraron ayer, nuevamente, pérdidas, en este caso de cierta entidad, superiores al punto porcentual. Las explicaciones en el mercado son variadas, desde las más sofisticadas, estilo hedge fund que mezclan apalancamiento, divisas y posiciones vendidas, hasta las más simples (ha subido mucho y hay que recoger beneficios). También sale a relucir el tribunal constitucional alemán y la postura que pueda adoptar (que no se conocerá oficialmente hasta dentro de unos meses) sobre el programa OMT del BCE. En bolsa no pasa como en otras actividades de la vida, donde la victoria tiene mil padres y la derrota es huérfana. Aquí, la derrota tiene mil padres y la victoria solo uno, o a veces dos: el que ha tomado la decisión de inversión y el que ha puesto el dinero.
En todo caso, transcurridos ya cinco meses desde el inicio de
este ejercicio, podemos constatar evoluciones bien distintas en los
principales mercados. Mientras Estados Unidos registra ganancias de
dos dígitos (lo midamos en su divisa o en la nuestra), en Europa nos
movemos en niveles de inicio de año, algunos ligeramente por encima y
otros (como España) ligeramente por debajo.
Tres podrían ser las razones de este comportamiento desigual. La primera, un punto de partida de valoraciones más atractivas en Estados Unidos. A vuelapluma, y utilizando las ratios más comunes de mercado, no parece que sea así. La segunda, una expectativa de crecimiento de beneficios sustancialmente superior en las compañías de una de las dos orillas del Atlántico. Algo de eso hay (no es lo mismo crecer en el mercado nacional un 2% que un 0%), pero no demasiado, habida cuenta que las principales compañías norteamericanas y europeas son, en realidad globales y obtienen su beneficio de forma geográficamente muy diversificada. La tercera, que a las compañías europeas el mercado les aplica una tasa de descuento superior a la que aplica a las norteamericanas, exigiéndoles una superior expectativa de rentabilidad para compensar un mayor riesgo percibido. Si tengo que optar por una sola explicación me quedo con esta última. Una moneda única sin política fiscal y presupuestaria única (o, por lo menos, bastante homogénea) constituye un riesgo adicional. Que en épocas de tranquilidad es casi imperceptible, y que se magnifica en etapas de convulsión. No parece que haya voluntad de aplicar cirugía o medicación fuerte al enfermo. Esperemos que la combinación de una dieta de adelgazamiento y el propio paso del tiempo, que todo lo cura, termine por dar algún resultado.
Hoy viajo, y tras un rápido repaso de las noticias publicadas
antes de la apertura de mercado, no he encontrado ninguna de especial
relevancia referida a las compañías que tenemos en cartera. Para días
como hoy, en los que, por falta de tiempo, falta de novedades, o ambas
cosas a la vez, sea difícil completar el diario, prepararé breves
reseñas descriptivas de las compañías que tenemos en cartera, y de
las razones principales que nos han llevado a adquirir acciones de las
mismas, para que sepan de qué son propietarios.
Josep