El oro está de moda. El metal dorado no para de cosechar éxitos. En los últimos días ha superado el precio de los 2.400 dólares por onza y todo apunta a que está próximo a superar su máximo histórico que se situó en 2.482 dólares el pasado julio.
Pero este aumento incansable no es algo de los últimos días, el precio del oro lleva en ascenso constante desde 2022. Y tal y como señala Charlotte Peuron, gestora de fondos de renta variable de Crédit Mutuel Asset Management, "con la caída del dólar frente a otras divisas y la disminución de los tipos de interés reales en Estados Unidos, esperamos que la tendencia del oro continúe."
¿Cuáles son los factores que hay detrás de esta tendencia alcista?
- Demanda de joyas: la compra de joyas sigue siendo un factor importante en la subida de precios.
- Inversión en oro físico: inversores asiáticos están adquiriendo monedas y lingotes de oro.
- Compras de bancos centrales: especialmente en países emergentes y China, que buscan diversificar sus reservas de divisas y reducir su exposición al dólar. Aunque China ha pausado temporalmente sus compras tras 17 meses consecutivos, se espera que estas adquisiciones continúen.
"El oro y todo el sector relacionado con este metal, desempeñan una función de diversificación en la asignación de activos, ya que tienen una correlación inversa con otros activos financieros. El oro puede mejorar el perfil de riesgo/rentabilidad de una cartera a medio y largo plazo", recuerda Peuron.
Por su parte, James Luke, gestor de fondos especializado en materias primas en Schroders, destaca que los cambios en las tendencias geopolíticas y fiscales están impulsando una demanda sostenida de oro. "Las liquidaciones occidentales se han visto sorprendidas por las compras de los bancos centrales, inversores y hogares en Oriente", comenta Luke. Este fenómeno ha sido liderado por China, pero también se observa en Oriente Medio y otros lugares.
La fortaleza del oro refleja el cambio hacia un mundo más polarizado
La tensión entre Estados Unidos y China, junto con las sanciones a Rusia tras la invasión de Ucrania, ha llevado a los bancos centrales a comprar oro en cantidades récord como activo de reserva. Según Luke, "los 300,000 millones de dólares de activos rusos congelados demuestran el impacto de la 'militarización' del dólar." Además, la gran emisión del Tesoro estadounidense para financiar déficits plantea preguntas sobre la sostenibilidad de la deuda a largo plazo.
Desde una perspectiva a largo plazo, las compras de oro por parte de los bancos centrales reflejan los cambios en la dinámica geopolítica y monetaria global. En la última década, los bancos centrales de mercados emergentes han comprado una media de 400 toneladas anuales, pero en 2022 y 2023 esta cifra superó las 1.000 toneladas anuales, un ritmo que continúa en 2024. Luke concluye que "la fragilidad fiscal en todo el bloque económico desarrollado podría desencadenar un movimiento sostenido hacia el oro," sugiriendo que el mercado del oro no es lo suficientemente grande para absorber este movimiento sin un aumento significativo de precios.
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.