Llega el 'Día de la Liberación' de Trump: qué aranceles se esperan y cómo afectarán a la economía y los mercados
Donald Trump ha bautizado este miércoles 2 de abril como el “Día de la Liberación”, un término de carga simbólica y política con el que el presidente estadounidense pretende marcar un giro drástico en la política comercial de Estados Unidos.
Bajo su lema "Estados Unidos primero", Trump busca presentar esta jornada como la culminación de su estrategia proteccionista, con nuevas oleadas de aranceles que, en realidad, se extenderán hasta el día siguiente, 3 de abril. El impacto económico y financiero de estas medidas, sin embargo, podría sentirse durante meses y amenaza con alterar la economía global, disparar la inflación y reconfigurar las oportunidades de inversión.
¿Cómo afectará el 'Día de la Liberación' a los inversores y a la economía global? Te explicamos la visión de los expertos.
¿Qué es el Día de la Liberación y qué aranceles se esperan?
El 2 de abril entran en vigor los llamados "aranceles recíprocos", destinados a penalizar a aquellos países que, a juicio de la Casa Blanca, imponen trabas o gravámenes desproporcionados a productos y servicios estadounidenses. Aunque los detalles exactos no se conocerán hasta que el secretario de Comercio, Howard Lutnick, presente su informe final el 1 de abril, ya hay varios objetivos claros sobre la mesa.
El más evidente: Europa. Según Trump, la UE mantiene barreras fiscales como el IVA (que en algunos países supera el 20%) que penalizan a los productos estadounidenses, en especial en sectores como el del automóvil. El actual arancel del 2,5% que aplica EE. UU. a los vehículos importados desde la Unión podría saltar hasta el 27%, en un intento de compensar no solo el arancel europeo del 10%, sino también el impacto del IVA comunitario.
La UE, por otro lado, ha retrasado los anuncios de aranceles de represalia hasta mediados de abril, dejando margen para las negociaciones. "Vemos posibilidades de alivio si se encuentra una vía para las negociaciones, y parece en interés de ambas partes, dado que la economía estadounidense ya está mostrando signos de enfriamiento brusco e incertidumbre", apunta Robert Schramm-Fuchs, gestor de cartera de renta variable europea en Janus Henderson Investors.
Según el experto, el mayor riesgo para las acciones europeas es precisamente que la guerra comercial entre ambos bloques se recrudezca.
También hay referencias específicas a productos como el etanol de Brasil, las motocicletas fabricadas en India o las piezas de automóviles provenientes de México y Canadá. A estos dos países, socios clave en el tratado T-MEC, Trump les ha otorgado una exención temporal de un mes que expira precisamente el 2 de abril. Si se aplican finalmente los aranceles, se abriría la puerta a una ruptura de facto del propio tratado que su Administración negoció para sustituir al TLCAN.
La medida más llamativa llegará apenas unas horas después: en la medianoche del 3 de abril, Estados Unidos impondrá aranceles del 25% a todos los automóviles importados, salvo aquellas piezas fabricadas en México y Canadá, que de momento quedarán exentas.
¿Cómo afectarán los aranceles de EEUU a la economía?
El “Día de la Liberación” llega en un momento delicado para la economía estadounidense, que muestra signos de enfriamiento. Para muchos analistas, estas nuevas medidas podrían agravar el escenario. "Tanto unos aranceles más altos, como la incertidumbre en torno a la política futura, corren el riesgo de debilitar el sentimiento empresarial y aumentar los temores de inflación, dado el volumen de importaciones estadounidenses afectadas", apuntan desde JP Morgan AM en un análisis en su grupo en Finect.
Desde la gestora apuntan a un aumento "sin precedentes" de la incertidumbre comercial y prevén que el anuncio de este miércoles "será clave para el sentimiento de riesgo, coincidiendo con la entrada en el segundo trimestre".
Con lo cual, los aranceles no solo tienen el efecto de que las cosas cuesten más, sino que es ese factor de incertidumbre, de no saber si eres empresario y tienes que contar con los aranceles o no, lo que puede estar frenando aún más a la economía norteamericana.
“Si una empresa no sabe qué arancel, cuándo, cómo van a implementar, realmente no puedes hacer un análisis futuro de los beneficios”, comenta Teresa Molins, Senior Sales Manager de Franklin Templeton, en uno de los últimos Mente Abierta en Finect.
Esta falta de claridad afecta directamente la planificación empresarial y provoca, según Molins, una “parálisis de la toma de decisiones de inversión”, lo que repercute negativamente en la actividad económica general. Además, señala que el 10% del consumo estadounidense depende de las importaciones, por lo que las medidas arancelarias tienen un impacto directo en el bolsillo del consumidor.
Aun reconociendo los efectos negativos inmediatos, Molins también subraya que pueden existir “derivadas de segundo orden”. Por ejemplo, menciona que un menor crecimiento económico podría traducirse en una bajada de los precios de las materias primas, lo cual podría compensar parcialmente el impacto de los aranceles.
Sin embargo, insiste en que “está claro que los aranceles son negativos para crecimiento, para inflación”. La experta reconoce que el escenario aún es incierto, pero confía en que algunas medidas prometidas por la administración (como bajadas de impuestos y desregulación) puedan equilibrar más adelante los efectos adversos de estas políticas comerciales.
Por otro lado, Enguerrand Artaz, estratega de La Financière de l’Échiquier (LFDE), recuerda que el consumo de EE.UU. se sostiene sobre dos pilares: las rentas del trabajo y el efecto riqueza. Y ambos estarían en peligro.
Por un lado, las rentas del trabajo, que cada vez es más necesario acumular y cuya continuidad plantea dudas en un contexto de deterioro progresivo del mercado laboral. Además, estas rentas corren el riesgo de sufrir las consecuencias del aumento de los aranceles de Donald Trump, una política que, aunque sería temporal y no conllevaría una nueva fase duradera de inflación, sí repercutiría en el poder adquisitivo real de los consumidores.
Por otro, el consumo estadounidense se apoya en el efecto riqueza, alimentado sobre todo estos últimos años por los fuertes avances de las bolsas, y este segundo pilar también se ha agrietado", recuerda Artaz.
Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Frères Gestion, pone el acento sobre el impacto inflacionario: “Se espera que los aumentos de los aranceles provoquen una sacudida en el nivel de precios. Las expectativas de inflación para el próximo año han subido al 3%, aunque más allá de eso deberían estabilizarse en torno al 2,5%”.
¿Quién se "come" los aranceles al final?
En este contexto, el repunte de la inflación se acabará viendo dependiendo de quien soporte la carga de los aranceles. "Dado que las cotizaciones bursátiles se derivan de los beneficios obtenidos, la única cuestión que realmente importa desde el punto de vista de la inversión es: ¿quién paga el impuesto, el consumidor o el productor?" se pregunta Robert Almeida, estratega global de MFS Investment Management,
Almeida comenta que los productores de bienes con una baja elasticidad de la demanda y ventajas competitivas pueden repercutir los aumentos de precios a sus clientes. "En este escenario, el consumidor soporta la carga, lo cual tiene un efecto inflacionista (y de lastre para el crecimiento) ya que se dispone de menos recursos", dice Almeida.
Pero, por otro lado, si son bienes con demanda elástica y con sustitutos, la carga recaerá sobre los productores, que verán reducidos sus márgenes. Y aunque la bolsa suele descontar el impacto arancelario sobre las empresas más afectadas, puede seguir habiendo sorpresas negativas al respecto.
"Creo que el desenlace real será una mezcla de ambas cosas: los clientes pagarán el impuesto de los artículos de los que no pueden prescindir y los productores de bienes reproducibles decepcionarán a los inversores con una caída de los beneficios", sentencia el responsable de MFS IM.
Entonces... ¿a qué inversiones les puede ir mejor (y peor)?
Aunque el panorama parece sombrío, no todo son riesgos. Las tensiones comerciales pueden crear oportunidades para determinados países, sectores y tipos de empresas. Desde Schroders apuntan que “no todos los países se verán afectados de la misma manera”.
Durante la guerra comercial entre EE. UU. y China en el primer mandato de Trump, algunos países actuaron como ganadores colaterales. “Una serie de ‘países espectadores’ —incluidos Vietnam, Tailandia, Corea del Sur y México— pudieron aumentar sus exportaciones a Estados Unidos ofreciendo sustitutos o productos complementarios a los que China había estado proporcionando anteriormente”, recuerdan.
Esta lógica también puede aplicarse ahora, especialmente si las cadenas de suministro globales se ven obligadas a redibujarse. “Un gestor activo de carteras de renta variable global que no tenga la obligación de ajustarse a las ponderaciones por países de un índice de referencia tiene la flexibilidad tanto para aprovechar las oportunidades como para mitigar los riesgos creados por la reconfiguración del panorama comercial mundial”, añaden desde la firma.
Tom Harvey, especialista sénior en renta variable de Aberdeen Investments, señala por su parte las oportunidades en small caps estadounidenses: “Se espera que las políticas arancelarias de Trump incentiven la producción nacional, beneficiando potencialmente a las empresas de pequeña capitalización que puedan intervenir para sustituir a las importaciones disminuidas”.
Schroders también hace hincapié en que “los sectores y empresas que operan en un ámbito más nacional estarán protegidos frente a gran parte de las tensiones del comercio internacional”, y que “ese enfoque nacional es más pronunciado entre las compañías de pequeña y mediana capitalización”.
Por otro lado, hay quienes ya están tomando posiciones y alejándose poco a poco de la bolsa de Estados Unidos. Michele Morganti, estratega sénior de renta variable de Generali AM, ha reducido su exposición: “Rebajamos nuestra sobreponderación en renta variable ante los mayores riesgos inducidos por Donald Trump, que podrían desencadenar una desaceleración prolongada en EE.UU. y un retroceso del mercado (SPX –9% desde los niveles actuales)”.
Greg Hirt, CIO global de Multiactivos de Allianz Global Investors, va más allá: “Hemos reducido nuestra exposición a EE.UU. y favorecemos la renta variable europea, impulsada por el momentum, unas valoraciones atractivas y un mayor gasto fiscal. Estos factores también nos llevan a favorecer la deuda pública europea frente al Bono del Tesoro de EE.UU.”.
Mientras, el mercado de bonos "contiene la respiración"
El impacto de esta nueva oleada arancelaria también se deja sentir en el mercado de bonos. Aunque los inversores en renta fija se han mostrado hasta ahora relativamente tranquilos, la realidad macroeconómica empieza a pesar.
Dario Messi, responsable de análisis de renta fija de Julius Baer, lo resume así: “El mercado de bonos contiene la respiración”. Aunque se han visto ciertos movimientos en los diferenciales de crédito, “la combinación de volatilidad macroeconómica, política y bursátil aún no se ha reflejado completamente en los spreads”.
Messi advierte que los bonos corporativos europeos están cotizando con demasiado optimismo: “Los diferenciales de crédito europeos están incluso más estrechos que los estadounidenses, a pesar de la lenta recuperación económica de la región”. En este contexto, su recomendación es clara: “Aconsejamos ejercer más cautela respecto al riesgo de crédito en el segundo trimestre de 2025. Recomendamos centrarse en emisiones de alta calidad con vencimientos cortos dentro del segmento de alto rendimiento estadounidense, y evitar los bonos basura europeos a las valoraciones actuales”.
La perspectiva de una inflación más elevada a corto plazo también afecta a las decisiones de política monetaria y, con ello, al comportamiento del mercado de bonos soberanos. De nuevo, la eurozona podría beneficiarse relativamente más que EE. UU., como apunta Greg Hirt: “Favorecemos la deuda pública europea frente al Bono del Tesoro estadounidense”.
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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