¿Recesión a la vista? Los expertos analizan el desplome bursátil tras un "error de magnitud histórica" de Trump
Los mercados siguen digiriendo el terremoto bursátil de jueves, viernes y este lunes provocado por el llamado 'Día de la Liberación', la jornada en la que el presidente Donald Trump anunció una nueva batería de aranceles masivos a decenas de países, con el objetivo de “reequilibrar” la balanza comercial estadounidense.
Las medidas, que entrarán en vigor el 9 de abril, contemplan un arancel mínimo del 10% a todos los exportadores a EE. UU., con tasas mucho más elevadas (hasta el 34% para China y el 20% para la UE), así como la posibilidad de futuras rondas arancelarias sectoriales sobre productos clave como chips, cobre o productos farmacéuticos.
Las reacciones no se han hecho esperar. Desde gestoras internacionales hasta analistas independientes, la lectura generalizada es clara: estamos ante un choque negativo para el crecimiento y una presión adicional para la inflación.
En otras palabras, el escenario de recesión que muchos temían ha pasado a ser, para algunos expertos, algo "probable" e "inevitable", lo que limita el margen de actuación de la Reserva Federal.
A continuación, recopilamos las valoraciones más destacadas de expertos y estrategas del sector financiero sobre el verdadero alcance económico y de mercado de estas medidas arancelarias.
Reacciones de gestoras y expertos al nuevo paquete de aranceles de Trump
Max Stainton, estratega de Macroeconomía Global en Fidelity International
Antes del anuncio, nuestro cuadro de perspectivas para 2025 ya era más bajista que el consenso y que la mayor parte del mercado. En febrero, señalamos que un desenlace de tipo estanflacionario para la economía estadounidense constituía un importante riesgo a la baja y a principios de marzo lo convertimos en nuestra hipótesis de trabajo con una probabilidad del 50%, asignando además una probabilidad del 40% al escenario de riesgo bajista de recesión cíclica.
El alcance, la amplitud y la profundidad de estos aranceles recién anunciados validan claramente esta postura bajista. Si se convierten en permanentes, cabe esperar que la inflación en EE.UU. alcance el 3,5% en verano y se mantenga en torno a ese nivel el resto del año. Desde el punto de vista del crecimiento, un tipo arancelario efectivo que se estableciera finalmente en el 20% significaría probablemente que EE.UU. se libraría por los pelos de una recesión, al tiempo que experimentaría una traumática sacudida de estanflación.
Nuestras perspectivas para 2025 prevén un crecimiento en EE.UU. igual o inferior al 1%, con una inflación igual o superior al 3% para el resto del año. Este cóctel de estanflación pone en un aprieto a la Reserva Federal, incapaz de recortar los tipos de interés de forma proactiva para apoyar el crecimiento porque los riesgos al alza para la inflación son demasiado grandes.
Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM
Con la escalada de la guerra comercial y represalias de China estimamos una probabilidad de recesión en EE.UU. del 50 % o más, significativamente mayor que hace unos meses, a menos que Trump dé marcha atrás. Aunque hay margen para la negociación y desescalada, de momento, para nuestros economistas los aranceles, si se aplican plenamente, pueden reducir el crecimiento del PIB de EE.UU. en 2025 hasta en 2 % y hacer aumentar la inflación hasta en 3 %.
Los beneficios de las empresas estadounidenses pueden reducirse un 15 % y los múltiplos de precio/beneficio bajar un 10 % o más. La Reserva Federal puede flexibilizar su política monetaria de manera más agresiva y proporcionar alivio, pero solo parcial. En el escenario de recesión, el índice S&P 500 puede llegar a caer hasta alrededor de los 4.500 puntos.
En todo caso, las valoraciones de la renta variable están ahora menos ajustadas que a finales de 2024 y el sentimiento de los inversores ya es bastante negativo, lo que ayuda a limitar el riesgo a la baja.
Vicent Chaigneau, responsable de análisis de Generali Investments
¿Liberación? Hibernación puede ser una palabra más adecuada para el día en que Estados Unidos decidió desvincularse del comercio mundial (según nuestro análisis). Los aranceles son un impuesto, pagado en parte por los extranjeros (a través de la reducción de los márgenes de las empresas), y sobre todo por las empresas y los consumidores estadounidenses: para los EE.UU., un choque negativo de la oferta y un endurecimiento fiscal (estanflación). Para el resto del mundo, un choque negativo de la demanda y, en caso de represalias, un choque negativo de la oferta.
Para los mercados mundiales, las cuestiones clave son: 1) si se mantendrán los aranceles y se reinyectarán los ingresos fiscales (500.000-700.000 millones de dólares anuales) mediante una relajación fiscal compensatoria; 2) si los socios comerciales tomarán represalias. En este momento, los riesgos parecen simétricos en el mejor de los casos, ya que las represalias podrían provocar una escalada y una recesión.
Los temores a una recesión podrían provocar una inversión parcial de la marcada divergencia entre los múltiplos de la renta variable y los rendimientos reales desde 2022. Preferimos la renta fija (el investment grade sigue siendo un refugio seguro en nuestra opinión), y volveríamos a la renta variable solo ante señales claras de desescalada.
Javier Molina, analista de mercados de eToro
No estamos ante una corrección cualquiera. Lo que empezó como un ajuste técnico ha mutado en una crisis de confianza. Una crisis que no se está gestionando correctamente desde los bancos centrales ni desde el liderazgo político. Y eso es justo lo que debería preocuparnos.
Trump ha subido los aranceles de forma abrupta, desordenada y sin plan. El mercado lo ha recibido como lo que es: un error de magnitud histórica. La caída del SP500 en dos días ha sido del 10,5%. Y ojo, no estamos hablando de un desplome puntual sino de un deterioro generalizado de expectativas.
Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers
Europa se verá significativamente afectada. La pérdida de demanda por parte de EE.UU. –como consecuencia directa de los aranceles sobre el precio de los productos europeos y de la recesión inducida– reducirá las exportaciones europeas. El efecto se verá magnificado por la actual reapreciación del tipo de cambio del euro. Todo esto tendrá efectos de segunda ronda sobre la inversión y el empleo.
Sin embargo, la desaceleración de la economía real, la bajada de los precios de la energía y la fortaleza del euro deberían ayudar a acelerar la desinflación en Europa, lo que permitiría al BCE seguir recortando los tipos en territorio acomodaticio. Sin embargo, ese alivio no podría compensar por completo el shock de la demanda.
Si bien el impacto acumulado sobre el PIB sería significativamente menor que el de EE. UU. (-0,8% acumulado en 2025 y 2026), el punto de partida de la economía de la eurozona fue significativamente menor que el de EE. UU.: ya apenas crecía antes del "Día de la Liberación". Probablemente sea inevitable una recesión leve en la segunda mitad de 2025.
El enorme impulso fiscal en Alemania ayudará, pero el impacto probablemente no se mostrará antes del próximo año, mientras que las finanzas públicas en los países más frágiles, incluida Francia, sufrirán aún más, ya que la recesión se comerá los ingresos fiscales.
Aline Goupil-Raguénès, estratega en Ostrum AM (Natixis IM)
El aumento de los precios de las importaciones afectará parcialmente a las empresas, pero también a los consumidores estadounidenses. Los hogares menos favorecidos serán los más afectados. También habrá un impacto indirecto a través del aumento de la incertidumbre, lo que se espera que lleve a los líderes empresariales a adoptar un enfoque cauteloso con respecto a las inversiones y el empleo, mientras que los hogares se volverán más prudentes.
La confianza del consumidor estadounidense ha disminuido significativamente en los últimos meses debido a las expectativas de una mayor inflación y los temores de un crecimiento más lento y un mercado laboral menos sólido. Por lo tanto, estos aranceles aumentan significativamente el riesgo de recesión al otro lado del Atlántico.
Los aranceles también pesarán sobre las exportaciones de los socios comerciales, pero se espera que el impacto de la incertidumbre sobre la inversión y el empleo sea el factor más importante que afecte su crecimiento. Los aranceles anunciados en 2025 y las medidas de represalia implementadas hasta la fecha darían como resultado un crecimiento del PIB real inferior en -0,9 puntos porcentuales en 2025 y -0,1 puntos porcentuales en 2026.
El impacto sería permanente sobre la actividad, ascendiendo al -0,6% a largo plazo. Los aranceles generarían un aumento a corto plazo en el nivel de precios del 2,3%, lo que resultaría en una pérdida promedio de $3.800 por hogar. Los hogares menos favorecidos serían los más afectados.
La eurozona no se salvará. El alcance de la desaceleración dependerá de las posibles medidas de represalia y de la duración de la aplicación de los aranceles.
Edmond de Rothschild AM
Mantenemos nuestra visión estratégicamente bajista sobre el dólar. Aunque el proyecto Mar-a-Lago sigue sin concretarse, no podemos pasar por alto su potencial. Asimismo, mantenemos nuestra cautela estructural sobre la renta variable, especialmente en los países desarrollados, aunque a corto plazo las ventas podrían detenerse debido a los recortes de tipos.
Y nos mantenemos neutrales en los mercados de crédito: la lucha contra la inflación no ha progresado recientemente, la inflación y las expectativas inflacionistas corren el riesgo de aumentar debido a las políticas estadounidenses y, los bancos centrales se enfrentan a una tarea especialmente difícil.
Alexis Bienvenu, gestor de fondos de La Financière de l’Échiquier (LFDE)
La realidad histórica de las guerras comerciales es algo que Trump no ha medido bien necesariamente. Cuando se examinan los episodios de guerra comercial propiciados por EE. UU. u otros países, uno se percata de que estas guerras tienen tal coste en términos de represalias comerciales que generalmente terminan por ser abandonadas.
Así ocurrió, por ejemplo, con la guerra comercial que abanderó el presidente McKinley. Este presidente proteccionista que gobernó entre 1897 y 1901 declaró en su último discurso antes de ser asesinado: Las guerras comerciales no son rentables. Una política de buena voluntad y de relaciones comerciales amistosas impedirá las represalias. Deseemos que no haya que esperar al último día de Trump para que este llegue a la misma conclusión que su ídolo.
Pablo Gil, economista, analista y gestor profesional
Los próximos días van a ser vitales. Si la mayoría de los países se decanta por la solución que ha tomado China, probablemente vamos a ver cómo la situación todavía va a peor a lo largo de las próximas semanas.
Si lo que se consigue es un acuerdo de minorar la presión arancelaria, porque esto ha sido más una herramienta táctica de negociación que no una bomba nuclear contra el crecimiento económico mundial, probablemente veremos rebotes significativos en las bolsas.
De cualquier manera, lo que sí da la sensación es que en este momento ha cambiado el panorama. Ha cambiado la forma en la que entendíamos la globalización, las relaciones comerciales y la situación a la que estamos abocados es mucho más compleja para los bancos centrales que antes y, por tanto, da la sensación de que, si antes estábamos con una mentalidad de comprar las correcciones, tal vez ahora lo que tendría más sentido es pensar en vender los rebotes cuando se produzcan.
Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard
Inicialmente, es razonable esperar que se produzca un aumento de las compras de algunos bienes, ya que los consumidores y las empresas esperan adelantarse a los aranceles y aprovechar los precios más bajos.
Sin embargo, una vez que los aranceles entren en vigor y se abran camino a través de la cadena de suministro, espero que la demanda de artículos discrecionales caiga sustancialmente, ya que los consumidores desviarán sus ingresos para pagar las necesidades que han aumentado de precio.
La recesión no es aún el escenario base para EE.UU., pero la probabilidad ha aumentado hasta el punto de que podría ser "una moneda al aire" en cuanto a si el crecimiento cae por debajo de cero en 2026.
Walter Scherk, director de inversiones de Kersio AV
En los últimos veinte años ha habido seis casos en que la bolsa de EE. UU. ha caído aproximadamente un 17% en los últimos tres meses (hemos escogido caídas entre el 12% y el 22%, valores próximos al actual). ¿Eran la antesala de una caída? En absoluto: en los tres meses posteriores, la bolsa de EE. UU. subió de media cerca de un 10%.
Cuando, en dichos casos, adicionalmente algún indicador se haya comportado de forma similar a la actual (hemos probado el VIX o índice de volatilidad, el índice europeo, y el PER de EE. UU. y de Europa), llegamos a unas situaciones "más próximas" a la actual, y resultan cifras similares al 10% antes apuntado.
Concluimos pues que, si la historia se repite, las perspectivas de rentabilidad de la bolsa son ahora más bien positivas: si continúan las malas noticias podría bajar más; pero también podría subir si son buenas; y en promedio parece que más bien toca subida.
Carsten Menke, Head Next Generation Research, Julius Baer
Los precios de los metales industriales se desplomaron el viernes tras la represalia de China a los aranceles del ‘Día de la Liberación’ de EE.UU. Ya se preveía una desaceleración de la demanda, pero ahora el mercado intenta calibrar el impacto total tras la introducción de estas tarifas comerciales en un entorno de incertidumbre sin precedentes.
China representa una gran parte de la demanda industrial y, aunque aún no vemos una recesión inminente, los riesgos para el crecimiento mundial han aumentado significativamente. En particular, el cobre, utilizado en sectores como el automovilístico y la electrónica, cayó un 6,5%. La plata, con una fuerte exposición industrial, también cayó con fuerza, pero podría tener margen de recuperación si se evita una recesión.
El ratio oro/plata se disparó por encima de 100, lo que sugiere miedo extremo. Mantenemos una visión constructiva sobre el oro y vemos potencial de recuperación para la plata si se estabiliza el escenario macro.
Este contenido se ha elaborado bajo un criterio editorial y no constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos. Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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