5 claves para los asesores cuando hablan sobre efectivo con sus clientes

5 claves para los asesores cuando hablan sobre efectivo con sus clientes

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Tras las sucesivas subidas de tipos de interés aprobadas por el Banco Central Europeo, los bancos europeos han empezado a mejorar la remuneración de sus productos. Así ha ocurrido con las cuentas remuneradas o los depósitos bancarios a plazos fijo, que ya ofrecen remuneraciones interesantes a los particulares.

Muchos ahorradores se preguntan si merece la pena arriesgar el dinero en Bolsa cuando se puede ganar hasta un 5% con este tipo de productos. ¿Debo invertir en efectivo?, se cuestionan. Los asesores financieros juegan un papel fundamental a la hora de ayudar a los clientes en la toma de decisiones. 

Gillian Hepburn, directora de soluciones para intermediarios en el Reino Unido de Schroders, ha señalado 5 claves a tener en cuenta cuando hablen sobre efectivo con sus clientes, en un reciente artículo. 

1. Los riesgos de inmovilizar efectivo

La condición para lograr esa rentabilidad es inmovilizar el efectivo durante un tiempo, normalmente un año. "Aunque un tipo de interés del 5% sobre el efectivo pueda parecer atractivo, conlleva sus propios riesgos. Estos tipos suelen estar disponibles para los inversores dispuestos a inmovilizar su dinero durante más de un año", asegura Hepburn.

Esto puede suponer perder oportunidades, como si se producen subidas en Bolsas. "Al inmovilizar su dinero en efectivo, los clientes no están expuestos a activos con un historial de superación de la inflación a largo plazo y corren el riesgo de perderse los periodos en los que las inversiones suben bruscamente, que suelen ser repentinos e inesperados. Perderse estos periodos puede mermar considerablemente la rentabilidad a largo plazo", explica. 

2. Invertir a largo plazo

Si se trata de un inversor a largo plazo, invertir en efectivo no parece la mejor opción. "Si tenemos en cuenta los datos de EE.UU. desde 1926, el efectivo solo ha superado la inflación en un 0,3%. En el mismo periodo, la renta variable ha superado la inflación en un 7% anualizado", señala. 

El mantenimiento de las inversores en renta variable ayuda a reducir el riesgo de perder dinero por el efecto de la inflación. "Si un inversor hubiera invertido solo durante un mes en los últimos 100 años, habría perdido dinero en términos reales en torno al 40% del tiempo. Si hubiera invertido entre 5 y 10 años, este porcentaje se reduciría al 20%. Si se amplía a 20 años, no habría perdido dinero en ningún periodo ajustado a la inflación", explica. 

3. Adivinar el momento de entrar y salir del mercado

Nadie tiene una bola de cristal para saber cómo se comportará el mercado en el futuro. Intentar buscar el mejor momento para comprar o vender no es una tarea fácil. "La historia demuestra que intentar predecir el momento más oportuno para invertir es muy difícil y rara vez funciona a largo plazo", apunta Hepburn.

El equipo de Schroders ha analizado algunas de las mayores caídas históricas de las Bolsas y el tiempo que tardó el mercado en recuperarse. "En las 11 ocasiones anteriores en las que la bolsa estadounidense cayó un 25% o más, el mercado tardó una media de 1,8 años en recuperarse. Si los clientes se hubieran pasado al efectivo en esos casos, habrían tardado más del doble de tiempo en recuperar sus pérdidas", explica.

4. Diversificar, diversificar y diversificar

Uno de los mantras más repetidos a la hora de invertir es la importancia de diversificar. Se suele aludir al dicho popular de "no poner todos los huevos en la misma cesta". En este caso, el efectivo. 

"Los inversores con una cartera típica 60/40 experimentaron el año pasado uno de los peores ejercicios de su historia. Sin embargo, los periodos en los que la renta variable y la renta fija pierden dinero al mismo tiempo han sido raros. Los bonos pueden desempeñar dos funciones: diversificación y aporte de ingresos", afirma Hepburn.

"Durante la última década, en un contexto de inflación baja y constante y tipos de interés en mínimos históricos, los bonos proporcionaron muy pocos ingresos, pero fueron un diversificador muy eficaz frente al riesgo de la renta variable. Con una mayor incertidumbre en torno a la inflación, los bonos ofrecen ahora tipos de interés bastante atractivos y pueden generar unos ingresos relativamente saludables para las carteras", señala. 

5. A nadie le gusta perder dinero

El año 2022 fue muy complicado en los mercados financieros: tanto la renta variable como la renta fija sufrieron pérdidas. Esta situación llevó a muchos inversores a preguntarse si merecía la pena invertir. "La aversión a las pérdidas es una respuesta natural de nuestro comportamiento. Tenemos aversión a perder dinero. Los clientes deben ser sinceros consigo mismos sobre su disposición a aceptar posibles pérdidas en sus inversiones por la posibilidad de obtener mayores rentabilidades", defiende Hepburn.

Por eso, la labor del asesor financiero resulta fundamental a la hora de confeccionar un plan financiero adecuado al cliente, sus necesidades y su perfil de riesgo. "Sigue siendo importante desarrollar objetivos de inversión a largo plazo, construir una cartera diversificada en múltiples clases de activos y ceñirse al plan de inversión reduciendo en la medida de lo posible los sesgos conductuales inherentes.  Comprender y mantener este es crucial", apunta.

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