Dunas Capital
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La mejor alternativa a una cartera de acciones con alta rentabilidad por dividendo para una aseguradora
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La mejor alternativa a una cartera de acciones con alta rentabilidad por dividendo para una aseguradora

Desde hace años, muchas compañías de seguros han venido completando sus inversiones en renta fija con una cartera de renta variable basada en títulos que tengan una alta rentabilidad por dividendos. Sin embargo, en nuestra opinión, independientemente del buen resultado que hayan podido obtener hasta ahora, esta inversión tiene una serie de problemas estructurales.

La normativa contable española exige llevar contra deterioro las minusvalías que se tengan en un título de renta variable si bajan un 40% desde su valor de adquisición o está durante 18 meses por debajo del mismo, independientemente de que el resto de los títulos estén con plusvalías.

El cobro de ese dividendo, y su porcentaje, depende de la política de dividendos que fije la empresa en cuestión, pudiendo verse alterado de forma sustancial al alza o a la baja, con el consiguiente impacto para la rentabilidad de la compañía, especialmente en carteras con participación en beneficios.

En muchos casos, el gestor de la cartera está maniatado para vender títulos cuyo potencial es escaso debido a las plusvalías que pudieran realizarse en la cartera, y muy especialmente en las carteras con participación en beneficios.

Ante esta situación, en nuestra opinión, existen soluciones más óptimas para las compañías, sin tener que renunciar al cobro de un dividendo interesante, que complementen la rentabilidad de las carteras basadas en la renta fija. Una de ellas son los fondos con reparto de dividendo.

Con la inversión en estos fondos, el deterioro comentado en el punto anterior se realizaría si, y solo si, el valor liquidativo del fondo se encuentra en la situación del 40% de minusvaloración o si estuviera 18 meses por debajo del valor de compra. Dada la diversificación de estos vehículos, es mucho menos probable que esto suceda y si se produjese el impacto sería mucho menor que en una cartera directa de acciones.

Adicionalmente, la necesidad de reportar a la dirección en caso de ocurrencia de alguno de estos eventos se reduce considerablemente ya que, o bien se ve diluida dentro de la cartera del fondo, o bien la propia gestora facilita toda la información necesaria.

Por otro lado, se permite que el equipo gestor gestione con libertad, vendiendo aquello que en su opinión ha alcanzado su precio objetivo o que sus perspectivas ya no son las esperadas, pero sin tener en cuenta el efecto que tendría en la cuenta de resultados, ya que el impacto iría reflejado directamente en el valor liquidativo del fondo. A su vez, los hechos corporativos tampoco afectarían, ni tampoco un cambio en la política de reparto de dividendos de la empresa en cuestión, ya que no genera ningún flujo de ingresos para el inversor.

Cuando se habla de este tipo de fondos, muchos inversores los confunden con una cartera que invierten en sus mismas acciones (o similares) y esto no tendría por qué ser así, ya que estos fondos, pueden decidir el reparto de dividendo aunque no hayan generado dicho ingreso, o incluso si lo han generado de manera diferente. Por ejemplo, existen productos que generan estos retornos invirtiendo no solo en acciones, sino también en bonos de alta rentabilidad (lo que además reduce la volatilidad y la probabilidad de impacto de los posibles deterioros) y otro tipo de activos o estrategias que permiten una generación de ingresos financieros distribuibles que son más ciertos y más estables y que no son dependientes de una sola estrategia.

Por último, esta última forma de invertir permitiría romper lo que a nuestro parecer es un absoluto sin sentido y que muchos gestores además no pueden llevar a cabo por culpa de las políticas de inversión aprobadas en sus casas, como es la imposibilidad de invertir en bonos sin rating o con una calificación baja (por debajo de grado de inversión), pero al mismo tiempo tienen autorizada la inversión en la parte más arriesgada del mercado (siendo el mismo negocio), como son las acciones, cuando quizás, y dependiendo del caso (para lo que un profundo análisis de las diferentes alternativas de inversión se antoja muy recomendable), fuera más atractiva la inversión en renta fija que en la propia acción de la compañía.

Haz click para consultar la tribuna completa de Alfonso Benito, director de Gestión de Activos de Dunas Capital en INESE

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