Ley del Cambio Climático y Transición Energética: impulso a la inversión en energías renovables
Como ya adelantábamos en nuestro artículo del pasado mes de abril, el sector de las energías renovables cuenta con todos los elementos para convertirse en uno de los motores de la recuperación económica de nuestro país. Una prueba más de ello son los pasos dados por el actual Gobierno al remitir el pasado 19 de mayo al Parlamento el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética para su tramitación y la reciente aprobación del Real Decreto Ley 23/2020 de fecha 24 de junio de 2020 para impulsar las energías renovables y favorecer la reactivación económica.
El Proyecto de Ley de Cambio Climático, del que cabe destacar su larga tramitación iniciada en febrero de 2019, es parte de los compromisos expresamente asumidos por el Consejo de Ministros en la Declaración del Gobierno ante la Emergencia Climática y Ambiental aprobada el pasado 21 de enero de 2020.
En el contexto actual que vivimos, en el que la reactivación de la economía española frente al Covid-19 es clave, el Proyecto de Ley insta al país a aprovechar las oportunidades que abre la transición ecológica en diversos frentes: (i) modernización de la economía, (ii) nueva reindustrialización, (iii) generación de empleo y (iv) atracción de inversiones.
En este sentido, el Proyecto de Ley articula una respuesta transversal al desafío que supone el cambio climático y establece medidas en distintos ámbitos del sector energético de las cuales creemos que merece la pena subrayar las principales:
1. Se establecen objetivos nacionales en materia de energías renovables, eficiencia energética y reducción de gases de efecto invernadero para el 2030 y 2050. Concretamente en el ámbito de las energías renovables se fija el objetivo de que al menos el 35% del consumo de energía final provenga de fuentes de energías renovables en el año 2030 y que España alcance la neutralidad climática en el 2050 con un 100% de la generación de electricidad a partir a partir de fuentes de energías de origen renovable. En este punto cabe destacar que los objetivos del Proyecto Ley son más ambiciosos que los del conjunto de la UE pero menos que los del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) donde, con carácter indicativo, se establecía como objetivo un 42% de renovables en el uso final de la energía en el 2030.
El gráfico a continuación muestra la evolución anual de nuevas instalaciones de generación renovable desde 2007 y el esfuerzo anual y linealizado que supone el objetivo del PNIEC en 2030.
2. Se establece un nuevo marco retributivo para las instalaciones de generación renovable, si bien queda pendiente del oportuno desarrollo reglamentario. Además, cabe destacar que este nuevo marco no sustituye ni deja sin efecto al actualmente existente, dando así seguridad jurídica a los inversores actuales. Aunque el Proyecto de Ley no entra en demasiado detalle sobre cómo funcionará el nuevo marco regulatorio, sí que establece las líneas generales: (i) se limita la aplicación de este nuevo marco únicamente a las instalaciones de generación renovables, excluyendo por ejemplo las instalaciones de cogeneración; (ii) se basará en subastas en las que el producto a subastar será la energía eléctrica y (iii) prevé la distinción entre tecnologías.
3. Se incorporan medidas para optimizar los derechos de acceso y conexión ya concedidos permitiendo que pueda incrementarse la capacidad de plantas de generación ya existentes con tecnologías renovables.
4. Se establecen ciertas medidas restrictivas en relación con la exploración, investigación y explotación de hidrocarburos en concordancia con el objetivo de descarbonización general que inspira el Proyecto de Ley en sí.
5. Se incorporan medidas concretas para fomentar la movilidad sostenible y del vehículo eléctrico, así como en materia de eficiencia energética.
Este nuevo Proyecto de Ley, unido a la reciente circular publicada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que ha quedado plasmada en el Real Decreto Ley 23/2020 pone de manifiesto el interés del actual Gobierno por fomentar las energías renovables en detrimento de las fuentes de energía de origen fósil. Este paquete de nueva normativa tiende a establecer unas reglas de juego claras y a apostar por una progresiva supresión de las trabas burocráticas, intentando de esta forma atraer la inversión en el sector en nuestro país. Como consecuencia de todo ello, y según un informe reciente de Ernst and Young, España se sitúa entre los 15 países del mundo con mayor atractivo para la inversión en energías renovables; por detrás de países como Estados Unidos, Australia, Alemania o Reino Unido, pero por delante de otros como Brasil, México, Canadá o los países nórdicos.
A lo anterior se une que los activos de esta naturaleza, las plantas fotovoltaicas, por ejemplo, tienen cada vez una vida útil más larga (más de 30 años) y unos costes operativos cada vez más más reducidos lo que, sin duda, aumenta el atractivo de este tipo de activos para la inversión.
La Comisión Europea ha presentado un plan dotado con unos fondos de 750.000 millones de euros para la recuperación, que identifica la economía verde como uno de los pilares fundamentales. Por otra parte, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que, a raíz de la pandemia, las inversiones en esta industria podrían sufrir caídas significativas, pero también abogan por que el peso de las renovables en la producción eléctrica, en términos relativos, aumentará gracias sus bajos costes operativos y a su acceso preferente a las redes.
En un contexto de recesión mundial como el que nos ha tocado vivir parece claro pensar que las medidas que ahora tomemos para la recuperación económica configurarán nuestro futuro y es aquí donde se hace vital la lucha contra el cambio climático
Parece por tanto que sopla viento de cola para las energías renovables y por ello te invitamos a que conozcas de primera mano nuestro proyecto de inversión en el desarrollo de plantas fotovoltaicas en España.
