Mujeres e inversión: el paso pendiente
Las mujeres cada vez tienen más presencia en el mundo laboral y también ocupan más posiciones de liderazgo y en el ámbito de la gestión. Esa presencia tiene un impacto positivo. Por ejemplo, un informe de Catalyst, una organización de EEUU para impulsar la presencia femenina en los negocios, ponía de relieve que las empresas con mujeres en sus consejos obtenían retornos superiores que aquellas en las que solo había hombres.
Cada vez más mujeres son independientes económicamente y en algún momento de sus vidas van a tener que ocuparse de las inversiones. Es importante estar preparadas, pero todavía queda mucho camino por recorrer: un estudio de Russell Investments sobre mujeres emprendedoras y empresarias pone de manifiesto que menos del 10% considera que “está muy bien informada” sobre la gestión de sus inversiones.
Por otra parte, informes y expertos señalan que la causa de que las mujeres no hayan dado ese paso para ocuparse de las inversiones es la falta de confianza en sus capacidades de inversión. Una falta de confianza que no está necesariamente justificada, las mujeres tienen las herramientas necesarias para invertir con las mismas, o incluso más, garantías que los hombres.
Sobre este punto cabe destacar que no hay acuerdo total, así, Anne Richards , CIO de Abredeen, decía hace unas semanas en un encuentro en Madrid que a las mujeres no les falta confianza, sí la tienen; lo que sucede es que no tienen un exceso de confianza.
En general, y aunque conviene huir de las generalizaciones y tópicos, las mujeres son más cautas a la hora de invertir, buscan más información y solicitan con más frecuencia el consejo de expertos. Diversos estudios ponen de relieve que los estereotipos se están superando, que la actitud de las mujeres hacia la inversión está cambiando y que las que ya han dado ese paso para ocuparse de las finanzas y los grandes números lo están haciendo bien.
Estos estudios ponen de manifiesto que las mujeres aportan equilibrio y tienen mayor predisposición a la planificación. Además, su enfoque más a largo plazo y su capacidad en la gestión emocional son dos puntos a su favor a la hora de afrontar las inversiones.