¿Qué va a pasar con Deutsche Bank? Por Álex Fusté, economista jefe
¿Qué va a pasar con Deutsche Bank? ¿Y con la banca europea en
general? Esta es la sutil manera de recibir los buenos días cada
mañana cuando enciendo mi denostada BlackBerry, mientras preparo esa
tostada que siempre acaba quemándose, precisamente por sus
preguntas.
Yo no soy analista de bancos. Ni siquiera me
considero analista. Sé que DB lleva 20 años intentando imitar el
modelo americano de banco universal, y mantenerse como principal
player en Alemania. Hoy tiene unos fondos propios que apenas
alcanzan a la multa que el Departamento de Justicia de los EUA le
quiere imponer por la mala comercialización de
titulizaciones a mediados de los 2000. Así estamos. Es cierto que DB
tendría unos €220 bn en activos líquidos que cubren 30 días de
necesidades, y un balance aún suficientemente grande que le permitiría
vender parte de esos activos líquidos. El problema es el capital. No
les descubro nada ¿verdad? Con un CET1 del 10.8% (muy inferior al de
sus comparables americanos, y por debajo del 12.5% de requerimiento
standard para los grandes bancos), el pago completo de esa multa
dejaría el CET1 en 7.8% según fuentes consultadas. Salir de
ese agujero sería difícil pues tal ratio garantizaría que cualquier
intento de levantar capital sería
algo ineficiente (extremadamente costoso y probablemente
afectaría a toda la estructura de funding). No se asusten. Los
precedentes históricos sugieren que esa multa se negociará
claramente a la baja. A pesar de ello, el problema
persistirá. Este es un problema extensible a la banca europea en
general, especialmente a aquellos con ratios de capital más bajos.
Se enfrentan a ampliaciones ineficientes, y a un crecimiento orgánico
en beneficios inalcanzable en un entorno de tipos negativos y
curvas planas (y que puede durar).
¿Qué espero entonces para los bancos? Pues lo único
que pueden hacer para mejorar los ratios de capital: adelgazamiento de
balances agregados (menos beneficio y caídas en las cotizaciones)
o ampliaciones extremadamente dilutivas (caídas en las cotizaciones).
Todos los caminos me llevan a cotizaciones
deprimidas. En algunos casos, esta dinámica llevará a alguna
entidad al punto de resolución: ya sea liquidación o rescate.El caso
que nos trae, Deutsche Bank, es un ejercicio muy estimulante de
reflexión en el punto en que hoy nos encontramos. Por
supuesto, incómodo (todo lo complejo es incómodo), pero estimulante.
Deutsche Bank puede seguir a la deriva hasta el final, o puede ser
intervenida (rescatada). Una pregunta que me hago cada día es si
Berlín permanecerá fiel a la legislación comunitaria sobre
resolución bancaria (que prohíbe las inyecciones públicas) o por el
contrario, Merkel optará por ofrecer asistencia directa. Yo no sé que
hará Ángela con Deutsche Bank, pero cualquier renuncia de
Merkel a la regulación comunitaria (por cierto, inspirada
por ella misma y contraria a las inyecciones
estatales) representará de facto un golpe letal a su
credibilidad, pues lleva meses conteniendo a su homólogo
italiano en sus pretensiones de aplicar ayudas estatales a la
denostada banca italiana. Por otro lado, presumo que habrá
en Alemania una gran resistencia a estos rescates, pues ello
representa un peligroso juego que podría deslizar a toda la Eurozona
hacia un futuro de distribución solidaria de deudas. Un
deslizamiento en el que es difícil ver el fondo.
Todo esto,
aparte de servir para visualizar el futuro de los bancos y sus
cotizaciones, me sirve para descubrir algo sobre el futuro de
la política del BCE. Y por lo tanto, sobre el resto del mercado (no
solo los bancos). No caigan en el error de situar argumentos a favor y
en contra de las políticas del BCE en cada lado de la balanza, en
un intento de visualizar la dirección futura de estas políticas.
“Si funcionan, continuarán. Si no funcionan, las retirarán”. No
funciona así. No habrá consenso sobre su efectividad. Ese ejercicio no
les dará un criterio para opinar sobre el futuro del QE y los tipos
negativos. Cuando alguien del BCE dice que los tipos negativos han
evitado que caigamos en el abismo de la deflación, yo podría decir que
los ahorradores y pensionistas que dependen de renta han tenido
que doblar su preferencia por activos que generan cupón, lo que
ha reducido la velocidad del dinero, acentuando la deflación. O
cuando un oficial del BCE afirma que sus políticas funcionan pues ha
habido un leve aumento en la concesión de crédito que ayuda a
estimular la tímida recuperación, yo podría decir que estas políticas
golpean los márgenes bancarios en su actividad de crédito, poniendo en
jaque su propia capacidad de prestar (que es la actividad “core” de
los bancos). El futuro de la política monetaria no vendrá determinado
por esta discusión. Deben mirar a Merkel (otra vez). Angela es, a
priori, contraria a estas políticas, pero no puede renunciar a lo que
ha venido imponiendo hasta hoy: el fin de los rescates públicos. Ello
sugiere que no va a rescatar a Deutsche Bank. Pero también le es muy
costoso permitir su caída (recuerden que habrá contagio y que hay
elecciones el año que viene), por lo que no se opondrá a las políticas
de Draghi. Sí, señores/as, aunque el QE siga golpeando a
los márgenes y a los beneficios bancarios, supone también una
liquidez extraordinaria y un balón de oxígeno que permite ganar
tiempo, al menos, hasta que la cuestión de la capitalización
se haga más manejable, política y financieramente. Draghi
seguirá por su camino, respondiendo a sus detractores lo mismo que
hace tiempo viene diciendo: “Si los bancos se ven afectados por mis
políticas, es porque no han adaptado su modelo al nuevo
entorno”. Con esto, Mario sugiere que los bancos deben
abandonar sus grandes operaciones de investment banking, etc. y pasar
a convertirse en máquinas de comisiones.
Así pues, ya tienen
encima de la mesa dos conclusiones. Mal futuro para las cotizaciones
de los bancos, y aceptación (extensión) de las políticas actuales. El
resto ya lo conocen: deuda sostenida, crédito también, emergentes
beneficiándose, ausencia de volatilidad en divisas (las principales),
etc. ¿Hasta cuando? No lo sé. Espero, tras este ejercicio, que la
tostada no se me queme mañana.
Cordiales saludos.
Álex Fusté
Economista jefe