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Fidelity: Inversión en Megatendencias - Tecnología: China o la increíble ambición de alcanzar a sus rivales
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Fidelity: Inversión en Megatendencias - Tecnología: China o la increíble ambición de alcanzar a sus rivales

El auge de China hasta convertirse en una potencia mundial no fue por casualidad, señala Jonathan Tseng, Analista del sector tecnológico de Fidelity. En la entrevista que figura debajo, explica cuáles son los motores de su rápido progreso tecnológico y si los aranceles punitivos son la mejor forma de proteger la propia economía.

Hace treinta años China era un país en vías de desarrollo. Actualmente, las empresas tecnológicas chinas se cuentan entre los líderes mundiales. ¿Cómo ha conseguido progresar tanto el país?

Para contestarlo, tenemos que bucear en el pasado. La Historia demuestra que los conflictos entre naciones siempre han sido un importante vector para los avances tecnológicos. Desde esta perspectiva, el auge de China probablemente comenzó a raíz de su derrota en la primera Guerra del Opio, a finales del s. XVIII. China entró en guerra con Gran Bretaña debido al comercio de opio británico en el gigante asiático, pero a pesar de tener un ejército 40 veces mayor no pudieron competir con la tecnología naval de su enemigo, en especial los avanzados barcos de vapor fabricados íntegramente en hierro que podían destruir las fortalezas y barcos chinos con potentes cañones, pero que eran invulnerables frente a las armas chinas.

¿Qué lecciones aprendió China de esta derrota?

Por aquel entonces, China era una superpotencia económica, la mayor economía del mundo, pero el país perdió la guerra porque su tecnología no estaba a la altura de Occidente. Esta humillación está grabada a fuego en la memoria colectiva de los chinos.

¿Qué consecuencias se derivaron?

Justo antes de la derrota, los chinos comenzaron a copiar los barcos británicos en astilleros secretos. Cuando los británicos invadieron China, encontraron 18 réplicas exactas de cañones occidentales y varios barcos impulsados con ruedas de palas. China no podía batir la tecnología occidental, pero el país ya estaba intentando copiarla. En los siglos que siguieron se mantuvo este patrón, hasta que la copia terminó siendo mejor que el original.

¿A quién se le dio especialmente bien?

A Huawei, por ejemplo. Fundada en 1987 por Rhen Zhengfei, esta empresa tecnológica estuvo mucho tiempo a la sombra de competidores occidentales como Ericsson, Cisco o Marconi. Sin embargo, Huawei fue capaz de copiar las tecnologías de los competidores y ganar cuota de mercado vendiendo estaciones base un 30% más baratas que las empresas occidentales. Y funcionó.

Marconi ya no existe. Sin embargo, Huawei es ahora una de las empresas tecnológicas más grandes del mundo. ¿Realmente fue solo el precio más ventajoso lo que ha hecho triunfar tanto a esta empresa?

No, hay otras razones. A diferencia de Marconi, que cotizaba en bolsa, Huawei nunca sintió la presión de conseguir beneficios a corto plazo. Eso permitió a los chinos tomarse el tiempo necesario para desarrollar sus tecnologías. Pronto dejaron de dedicarse a copiar e incorporaron sus propias ideas a los productos. Así es como consiguieron adelantar lentamente a sus competidores occidentales.

A muchas empresas y gobiernos occidentales les asusta este rápido desarrollo. El presidente estadounidense Donald Trump ha intentado detener el progreso chino con aranceles punitivos. ¿Qué resultados puede dar semejante estrategia?

La carrera por la supremacía tecnológica siempre es una competición entre los propios países. Con sus medidas proteccionistas, el gobierno estadounidense quiere impedir que los chinos sigan copiando la propiedad intelectual de las empresas estadounidenses e incluso que compren empresas enteras. Esa es también la razón por la que determinados dispositivos no pueden venderse a China, pero China tiene la increíble ambición de alcanzar a sus rivales y creo que la competencia será difícil.

¿Cómo se expresa esta ambición?

Un ejemplo es el sector de los semiconductores. La mitad de los chips del mundo se importa desde China para atender la enorme demanda de la industria tecnológica interna, pero solo el 10% de la producción mundial de chips tiene lugar dentro de sus fronteras. El gobierno quiere cambiar eso y está decidido a invertir grandes sumas de dinero para alcanzar este objetivo. El plan “China 2025” contempla miles de millones en subvenciones a empresas de alta tecnología de China pertenecientes a sectores que actualmente están dominados por empresas extranjeras. En este grupo se encuentra el sector de los semiconductores.

¿Qué éxito está cosechando este programa?

Llevamos cinco años haciendo un seguimiento de estos cambios y es sorprendente lo que el país ha conseguido en tan poco tiempo. El apoyo del gobierno ha tenido una importancia capital para convertir a China en un líder en muchas áreas actualmente. Fijémonos en la industria de los smartphones: hasta hace pocos años, no más de un 10% de la población china tenía uno de estos dispositivos y los fabricaban empresas extranjeras. Después, el gobierno realizó inversiones ingentes en fabricación y en infraestructuras 4G. Hoy en día China es uno de los mercados líderes en fabricación de smartphones. Cuesta encontrar un chino que no tenga uno y más del 90% de ellos los fabrican empresas chinas.

Entonces, ¿China se ha puesto al nivel de sus rivales?

¡Más que eso! China ha sobrepasado ampliamente a los países industrializados del mundo desarrollado. El sector del comercio electrónico duplica en tamaño al de EE.UU.

¿Cómo se ha llegado a eso?

Los chinos pasan cada vez más tiempo en Internet. A primera vista, eso no parece muy diferente de lo que ocurre en las naciones industrializadas, pero si te fijas, ves que “vivir en Internet” tiene un significado completamente diferente en China que aquí. Los chinos están haciendo literalmente todo con sus smartphones: reservan mesa en el restaurante, compran su menú, pagan a la asistenta... El dinero en efectivo prácticamente ha desaparecido.

Las empresas estadounidenses como Apple también ofrecen sistemas de pagos para smartphones.

Cierto, pero en las naciones industrializadas las empresas tecnológicas tienen cotos propios: Apple fabrica smartphones, Amazon se dedica al comercio electrónico y Facebook es una red social. En China, las empresas piensan mucho más a lo grande. Los proveedores como Wechat o Alibaba ofrecen a los clientes una infraestructura completa que integra todo en el mismo espacio: pagos, redes sociales y búsquedas. Si estás registrado en Wechat, ya no necesitas otras páginas web.

¿Cómo han conseguido las empresas chinas retener a sus clientes de esta forma?

Simplemente no existe tanta competencia como en los países occidentales. China partió prácticamente de cero y su ascenso ha sido meteórico. Nunca hubo una infraestructura convencional consolidada de negocios y proveedores locales con la que tuvieran que competir las empresas tecnológicas. Las empresas de Internet fueron capaces de hacerse con el mercado literalmente sin obstáculos.

¿Qué influencia tuvieron en el éxito de China emprendedores como Jack Ma? El fundador de Alibaba pasa por ser un visionario, y una persona tremendamente ambiciosa.

Obviamente, tener a personas como Jack Ma al mando es un factor importante. El fundador de Alibaba siempre tenía la vista puesta en el futuro. Una simple plataforma de comercio electrónico nunca fue suficiente para él. También quería gestionar el mismo la logística, los pagos y las finanzas, siendo independiente de otras empresas o plataformas. Así pues, simplemente puso su plan en práctica.

El año pasado se publicó que Alibaba había usado los datos de los clientes sin su consentimiento para evaluar su solvencia crediticia. En Occidente la noticia tuvo mucha repercusión, pero en China prácticamente pasó desapercibida. ¿Qué papel desempeña la protección de datos en China?

En Occidente nuestra historia nos dice que los datos son sensibles y es preciso protegerlos. También existe una desconfianza general hacia las empresas de Internet. En China es diferente. Sencillamente no existe un historial negativo, razón por la cual a las personas les preocupa menos la protección de sus datos. Eso ha contribuido ciertamente a que las empresas de Internet hayan crecido con tanta rapidez.

¿Deberían relajar sus normas los países occidentales para mantenerse en cabeza?

El mundo de las TI siempre ha sido global, mientras que las cuestiones como la protección de datos son predominantemente un fenómeno occidental. China se dio cuenta muy pronto y reaccionó en consecuencia, pero eso no significa que Occidente haya perdido ya la batalla. Las guerras tecnológicas también son políticas. China se ha topado recientemente con varias barreras políticas, no solo en EE.UU.: otros países también están prestando mucha atención a qué país le compran tecnología. Si China no alcanza una solución de compromiso en materia de protección de datos, el país probablemente llegue a su límite a pesar de todos los progresos que ha realizado.

Las menciones a empresas que contiene este artículo tienen una finalidad exclusivamente ilustrativa sobre el tema y no constituyen una recomendación de inversión. El hecho de mencionarlas no significa que reúnan los requisitos para formar parte de nuestros fondos.

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