Los activos más y menos rentables en el primer trimestre de 2021 y en la última década
En el primer trimestre del año, predominaron la subida de las tires de los bonos y un rally del mercado de renta variable impulsado por las acciones de valor. Los dos principales catalizadores de la rentabilidad fueron la victoria de los demócratas en Georgia a principios de año, que dio paso a una nueva ronda de estímulo fiscal masivo en EE. UU., y el éxito de la campaña de vacunación en EE. UU. y el Reino Unido. Hace algo más de un año, los mercados de renta variable tocaron fondo. Desde entonces, el MSCI World ha repuntado un 79%, lo que lo sitúa un 18% por encima de los niveles máximos previos a la pandemia y un 5% por delante de dichos máximos en lo que va de año. El tir de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años se encuentra en un 1,75% frente a los mínimos del 0,5% de agosto y del 0,9% de principios de año.
La subida de las tires de los bonos ha estado fuertemente correlacionada con una notable rentabilidad superior de las acciones financieras y de valor. Las acciones de valor han subido un 9,8% en lo que va de año, dato que contrasta con el avance del 0,3% de las acciones de crecimiento. Las acciones de valor también se han visto favorecidas por el aumento de los precios de las materias primas, ámbito donde el petróleo y el cobre registraron alzas del 22% y el 13% respectivamente en lo que va de año. El tema común que ha impulsado estos movimientos ha sido el creciente optimismo en relación con las perspectivas de crecimiento global.
Ahora que más del 37% y el 58% de la población estadounidense y británica adulta, respectivamente, ha recibido al menos una dosis de la vacuna y que el número de hospitalizaciones por la COVID-19 es mucho menor que cuando comenzó el año, el rally continuado en estos mercados de renta variable tiene lógica, ya que los inversores han depositado sus esperanzas en que las economías reabran de forma sostenible. Las acciones de pequeña capitalización, que tienden a centrarse en mayor medida en el mercado doméstico, han mostrado un comportamiento especialmente bueno, y mientras que el Russel 2000 ha avanzado un 12%, el UK FTSE Small Cap Index ha subido un 9% en lo que va de año.
Pero el buen comportamiento se ha extendido incluso a aquellos mercados en los que la administración de las vacunas ha ido considerablemente a la zaga de EE. UU. y el Reino Unido. De hecho, la renta variable de la zona euro subió un 8% y la de Japón un 9% pese a que en estas regiones solo se ha vacunado en torno al 11% y al 1% de la población, respectivamente. Además, ambas regiones se han beneficiado de un fuerte repunte de la demanda global de bienes, y sus acciones financieras se han beneficiado del incremento de las tires. A pesar de las bajas tasas de vacunación, Japón ha registrado muy pocos contagios por la COVID-19. Este no es el caso de Europa, donde el aumento de los casos de coronavirus podría retrasar la recuperación doméstica.
Las encuestas de confianza empresarial mejoraron en marzo y revelaron que la actividad de fabricación se expande con fuerza en Europa, el Reino Unido y EE. UU. Mientras que el sector servicios estadounidense siguió evolucionando favorablemente, el británico experimentó el avance más notable, ya que empresas del Reino Unido se beneficiaron de la mejora en la confianza de los consumidores y los signos de demanda acumulada. No obstante, el sector servicios europeo registró, con mucho, los peores resultados.
Marzo también fue testigo de la aprobación del paquete de estímulo extraordinario del presidente Joe Biden, cuyo valor asciende al 9% del PIB de EE.UU. Este ha hecho necesaria una actualización de las previsiones de consenso relativas al crecimiento EE. UU. de este año, que ahora se sitúan en el 7%. Biden también ha duplicado el objetivo de vacunación que se había fijado y: ahora, en vez de 100 millones, se administrarán 200 millones de dosis durante sus primeros 100 días de mandato.
A determinados inversores les preocupa que la magnitud del estímulo estadounidense y el ahorro acumulado pudiera derivar en un repunte de la inflación, que a su vez podría provocar que la Reserva Federal optara por una política monetaria más restrictiva y potencialmente perjudicial para los mercados de renta variable. No obstante, pese a la actualización de las previsiones de crecimiento para este año y a que se espera que el desempleo baje al 4,5% a finales de 2021 y al 3,5% a finales de 2023, la Fed no cree que la inflación vaya a mantenerse de forma estable por encima del objetivo y sigue descartando una subida de tipos antes de 2024.
Tras un fuerte arranque de año, la renta variable de mercados emergentes ha vivido semanas complicadas para cerrar el trimestre con un avance del 2%. Aunque a mediados de febrero se produjeron ventas masivas de renta variable china, creemos que las preocupaciones por el moderado ajuste de la política monetaria han sido excesivas. Dadas las atractivas previsiones sobre Asia, somos de la opinión de que el reciente retroceso debería considerarse más una oportunidad de inversión a largo plazo que un problema. Para obtener más información al respecto, le invitamos a consultar nuestro reciente artículo titulado La década de Asia: Llevar la delantera en la oportunidad del crecimiento.
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