El contraataque del BCE
"La expansión cuantitativa (QE) adoptó un nuevo significado la semana pasada cuando el Banco Central Europeo (BCE) anunció no una, sino seis nuevas medidas para respaldar la economía de la eurozona y estimular la inflación.
En teoría, este ataque desde todos los frentes debería servir para demostrar la determinación del banco central pero también dejó entrever cierta desesperación en un día en el que el BCE revisó sustancialmente a la baja sus previsiones de crecimiento e inflación para la eurozona.
El paquete de medidas indica que el BCE ha tomado nota de la mala experiencia del Banco de Japón con los tipos negativos y ha pensado mucho en las posibles implicaciones para los bancos. Además, las nuevas medidas ponen el énfasis en el crédito bancario, en vez de en el tipo de cambio, como el principal canal de transmisión de la política monetaria.
Sin embargo, el hecho de que el presidente del BCE, Mario
Draghi, admitiese que no espera rebajar aún más los tipos de interés
—pese a una previsión de inflación de tan solo el 1,6% en 2018—
subraya los límites de las acciones de los bancos centrales en un
entorno como el actual.
Implicaciones para los inversores
Puede que hayamos dejado atrás los días en los que Mario Draghi podía transformar por sí solo el entorno de inversión de la eurozona. Pero la amplitud y la sofisticación de las medidas anunciadas han conseguido acallar a los detractores y deberían prestar un respaldo moderado a los activos de la eurozona. Vemos pocas implicaciones importantes para el euro, ya que las rebajas de tipos anunciadas son muy pequeñas.
Los datos económicos continúan apuntando hacia una moderada recuperación de la región impulsada por el consumo y por el repunte del crédito a empresas y hogares. Se trata de una mejora importante y bienvenida con respecto a hace unos años que ofrece múltiples oportunidades para las empresas, sobre todo para las de los sectores orientados a la economía interna. No obstante, la región necesita crecer más rápido para que el desempleo se reduzca de forma significativa y es probable que el nerviosismo con respecto a los activos de la eurozona persista hasta que los beneficios y la inversión corporativos den muestras convincentes de un crecimiento más robusto.
El BCE le ha demostrado al mundo que puede hacer mucho más. Pero que
algo sea posible no siempre implica que sea sensato. Los
límites de lo que el BCE puede hacer de forma sensata en el
entorno actual son ahora más evidentes y puede que este debate
lastre
el sentimiento del mercado durante algún tiempo".
Por Stephanie Flanders, Chief Market Strategist for UK & EMEA