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Mr. Market es fan del Dortmund
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Mr. Market es fan del Dortmund

 

Luis García, gestor del MAPFRE AM Behavioral Fund

 

En 1949, aparecía la primera edición de El Inversor Inteligente. El libro, escrito por Benjamin Graham, ha sido calificado por el mismísimo Warren Buffett como el mejor texto sobre inversiones jamás publicado. En mi opinión, el halago es merecido. Si bien quizás no es un libro recomendable para principiantes, contiene algunos capítulos imprescindibles para cualquier inversor, en los que introduce por primera vez conceptos tan importantes como el margen de seguridad.

En otro de esos capítulos, precisamente, Graham elabora un retrato sobre un personaje al que él llama Mr. Market, que caracteriza con los rasgos de comportamiento que observamos muy habitualmente en los mercados financieros. Hay días que Mr. Market se levanta eufórico y está dispuesto a pagar precios altos por cualquier activo o negocio en el que le ofrezcamos participar.

Otros, sin embargo, su estado de ánimo es el contrario y sólo quiere vender todas sus acciones lo antes posible, aunque sea a precios de derribo y sin que exista motivo de fundamento para este cambio. Es decir, Mr. Market se olvida de la diferencia entre precio (lo que pagas) y valor (lo que recibes) y se deja llevar simplemente por sus emociones más inmediatas.

De esta brillante manera, Graham pretende explicarnos cómo se comporta, en su opinión, el mercado y cómo el inversor paciente puede aprovechar esta volatilidad a su favor. Lo que no nos contó el padre del value investing es que su creación, Mr. Market, era fan del Borussia Dortmund. O, al menos, lo ha sido durante esta última semana.

Para quién no esté al tanto, las acciones del club de fútbol alemán cotizan en bolsa y han vivido en los últimos días una auténtica montaña rusa, que poco ha tenido que ver con los fundamentales económicos y sí mucho con las emociones por sus resultados deportivos. La historia comenzó hace dos fines de semana. La victoria del Borussia Dortmund a domicilio contra el Augsburgo le situaba en una posición inmejorable para, tras más de una década, acabar con la hegemonía del Bayern Munich y proclamarse campeón de la Bundesliga.

Solo tenían que ganar su último partido en casa. Parecía difícil que se escapara. Así que Mr. Market se lanzó a celebrarlo por anticipado y la capitalización de mercado del Dortmund subió como la espuma. Desde los 500 millones de euros a los 650 millones. Sin embargo, como ya explicamos en una nota publicada la semana pasada, “el posible aumento de ingresos por ganar la liga, aunque positivo y bienvenido, debería ser sólo marginal”. Eso poco parecía importarle en ese momento a un Mr. Market eufórico.

Pero, como decía Woody Allen, el deporte nos depara finales tan sorprendentes que ni siquiera el cine podría imaginarlos. Y este fin de semana el Dortmund perdió su último partido en casa. Lo que, único a la victoria del Bayern, le daba finalmente el campeonato al equipo de Munich y enviaba a las lonas el ánimo de Mr. Market. El lunes, en la apertura de mercado, las acciones del Dortmund caían un 30% y su capitalización de mercado se dejaba unos 200 millones de euros (más de lo ganado la semana anterior).

¿Cómo debería reaccionar el inversor paciente ante esta locura? ¿Valía la compañía 150 millones de euros más por la expectativa de ganar el título? ¿Vale ahora 200 millones menos sólo por la derrota? Pues, como resulta sencillo entender, ni una cosa ni la otra. La variación de ingresos dependiente del resultado del partido era tan poco significativa que no justifica en absoluto estos vaivenes. El inversor paciente quizás haya aprovechado para vender algunas acciones a Mr. Market la semana pasada y las esté recomprando ahora a un precio muy inferior.

Nosotros invertimos desde hace ya varios años en el Borussia Dortmund (de hecho, es la posición más grande dentro del fondo), pero no lo hacemos en base a la expectativa de que gane o no la Bundesliga. De hecho, lo normal es que habitualmente no lo haga, dado el potencial de su rival. Invertimos porque se trata, en nuestra opinión, de una buena compañía, bien gestionada y con un balance saneado, cuya capitalización bursátil lleva tiempo sin recoger en absoluto su verdadero valor. Recordemos que, justo antes de esta locura deportiva y bursátil, el club acababa de presentar un beneficio operativo de 110 millones de euros en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal.

Pero eso poco le importa ahora a Mr. Market, totalmente hundido tras la derrota de su equipo. Él se mueve más por impulsos y emociones. De hecho, recuerden, por ejemplo, que reaccionó con mucha más alegría a los rumores de un posible fichaje de Cristiano Ronaldo por el Dortmund el verano pasado, que a la noticia, aparentemente inminente, de la venta de Jude Bellingham por más de 100 millones de euros al Real Madrid. De nuevo, mientras que el impacto de lo primero hubiera sido mínimo, lo segundo sí que dejará un importante beneficio en las arcas del club.

El tiempo pasará y Mr. Market se recuperará del mazazo sufrido. Volverá, como hace siempre, a tener una mejor capacidad para evaluar los fundamentales económicos a largo plazo de la compañía. Esos que verdaderamente determinan el valor de un activo. Mientras tanto, como inversores seguiremos ejercitando la paciencia.

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