¿Quién está ganando el debate entre los mercados privados y de activos cotizados?
Comunicación de marketing. Exclusivamente para inversores profesionales.
Este artículo fue originalmente publicado en la web de M&G Investments.
Los mercados privados han capturado cada vez más la atención de los inversores en los últimos años, pero los de activos cotizados todavía predominan en la mayoría de las carteras. A continuación, los directores de inversión de M&G Investments debaten las ventajas e inconvenientes de ambos.
¿A qué obedece el interés creciente de la comunidad inversora por los mercados privados en los últimos años? Con objeto de explorar este cambio en el ecosistema de la inversión, M&G Investments organizó recientemente una mesa redonda en la que nuestros tres directores de inversión (de renta variable, renta fija cotizada y mercados privados) discutieron las fuerzas que están remodelando las asignaciones de capital a nivel global.
Factores como el desarrollo económico, las tensiones geopolíticas y los avances tecnológicos parecen ser motores clave del cambio en el comportamiento de los inversores. El enfoque principal de la mesa redonda fue un debate sobre el papel futuro de los mercados de activos cotizados, a la luz del auge de los privados.
Participantes en la mesa redonda:
Fabiana Fedeli (FF), Directora de inversión en renta variable, multiactivos y sostenibilidad
Andrew Chorlton (AC), Director de inversión en renta fija cotizada
Emmanuel Deblanc (ED), Director de inversión en mercados privados
P. ¿Seguirán siendo los activos cotizados un pilar de las carteras de los inversores?
FF: Sí, por tres motivos principales: los activos cotizados han mostrado un comportamiento excelente, sobre todo los mercados de renta variable; los inversores tienen distintas necesidades a nivel de flujos de caja (no pueden siempre esperar mucho para acceder a ellos, con lo que la liquidez es importante); y los mercados de activos cotizados son mucho más grandes que los privados.
También destacaría que en los últimos cinco años el índice S&P 500 ha superado al segmento de private equity, y en los últimos tres, incluso el MSCI ACW se ha destacado frente a dicho segmento1. Los inversores no siempre ven remunerado el riesgo de liquidez que asumen. No obstante, toda cartera necesita diversificación para ser resiliente, y creo que los mercados privados y de activos cotizados deberían formar parte de ella.
P. ¿Cómo veis el papel de la inversión pasiva dada la importancia del coste y de la eficiencia?
AC: Lógicamente, yo soy un gran partidario de las estrategias activas, sobre todo a la hora de invertir en renta fija. El motivo de este enfoque activo en deuda es lo que diferencia a los bonos de las acciones. En el caso de la renta variable, cuando la bolsa crece uno participa en el éxito de las empresas; pero esto no es necesariamente así en el caso de la renta fija, donde el crecimiento del mercado podría reflejar meramente un endeudamiento creciente, un desarrollo no siempre positivo.
Un área que demuestra el valor de un enfoque activo en deuda es el mercado de nuevas emisiones. En Europa se realizan probablemente 10 nuevas emisiones al día, en Estados Unidos quizá 20, y los fondos basados en índices no pueden participar en dichas oportunidades. Un reto en el caso de carteras de estrategia única, no obstante, es la estrechez de su mandato: en ciertas partes de Europa, uno puede tener una estrategia de deuda soberana europea con vencimientos de 5 a 7 años, por ejemplo. Esto no brinda mucha flexibilidad al inversor, con lo que quizá no valga la pena pagar a una gestora. En tales casos, lo mejor es una estrategia pasiva.
P. ¿Cuáles son las principales ventajas de invertir en mercados privados y no en activos cotizados?
ED: Si uno puede renunciar a cierta liquidez, los mercados privados son una propuesta atractiva. Y esto nos lleva a una cuestión más amplia, que es brindar a los inversores particulares, y no solo a las grandes instituciones y a los fondos soberanos, acceso a las rentabilidades a largo plazo que pueden aportar los mercados privados.
También me gustaría destacar la capacidad de capturar activos más diversificados. Está claro que los mercados de activos cotizados ofrecen acceso a muchas áreas diferentes de la economía, pero no a todas. En tecnología, por ejemplo, existen segmentos no disponibles a través de la inversión en acciones cotizadas: la inversión privada es la única manera de obtener exposición.
Una virtud adicional de los mercados privados es la elección del momento para invertir. Dado el plazo prolongado requerido para realizar muchas inversiones privadas, existe espacio de maniobra que aporta flexibilidad a la hora de realizar la inversión. Esto brinda cierta protección frente a fluctuaciones bruscas de los mercados de activos cotizados, y amortigua los cambios de rentabilidad en los privados.
P. Emmanuel, has mencionado la democratización de los mercados privados. ¿Cómo beneficia a los inversores minoristas?
ED: Un inversor particular debería concentrarse en sus dos ventajas principales. La primera es la diversificación y la menor volatilidad que esta aporta a su cartera: los mercados privados permiten invertir en activos que de otra manera serían inaccesibles. La segunda es el diferencial excedente que cabe esperar.
No obstante, los inversores también deben ser conscientes de los riesgos. Está claro que los mercados privados son menos líquidos que los de activos cotizados, y es probable que uno reciba solicitudes repentinas de efectivo, esto es algo que debe tenerse en cuenta. Asimismo, para ver realmente el impacto de la diversificación, uno tiene que haber invertido en una estrategia de mercados privados durante unos 5 años. Por este motivo, nuestros productos dirigidos al sector minorista están estructurados de manera que las ventajas de la diversificación estén disponibles de inmediato.
P. ¿Qué retos plantea la integración de los mercados privados y de activos cotizados?
FF: Me gustaría abordar algo que han comentado Andy y Emmanuel y que me parece especialmente importante: la facilidad de acceso a los emisores en los mercados. Antes has hablado de las estrategias pasivas en los mercados de activos cotizados, y yo creo que el motivo por el que estos enfoques han funcionado bien no es el hecho de que sean pasivos, sino lo fácil que resulta acceder a un fondo cotizado (ETF) en lugar de tener que pasar por fondos de inversión con sus regulaciones, mandatos, etc. Considero que la tokenización y los ETF activos serán algo revolucionario para los mercados, su democratización y el logro de un mayor acceso. También tendrá un fuerte efecto en el debate entre la inversión activa y la pasiva.
Por lo que respecta a cómo equilibrar activos cotizados y no cotizados, estoy convencida de que dentro de diez años cualquier cartera será capaz de invertir en ambos, pero los inversores deben entender en qué consiste cada uno de ellos. Nosotros no invertimos en activos privados por el hecho de que sean privados, ni en activos cotizados porque coticen en bolsa: invertimos en empresas. Si nos gusta una compañía cotizada, compramos acciones de la misma; si no la podemos encontrar en los mercados de activos cotizados pero sí en los privados, invertimos en su capital como empresa, no en el concepto de una clase de activos. Creo que esto es algo que el mundo debe comenzar a plantearse.
Un aspecto sumamente potente en el debate entre mercados cotizados y privados es el hecho de que, antes de salir a cotizar en bolsa, toda empresa ha tenido capital privado inicialmente. Una de las cosas que hemos hecho es crear una estrategia en la que uno invierte en una compañía de capital privado y la ayuda a salir a bolsa; de esta manera uno «captura alfa» a ambos lados de la OPV. Por lo general, un fondo de private equity renuncia a cierta cantidad de dinero antes de la OPV para que la empresa tenga éxito, o bien tratará de captar hasta el último céntimo para que la compañía tenga una valoración elevada cuando sale a cotizar. Como gestora, uno es capaz de estar presente antes y después de la OPV, con lo que es capaz de capturar alfa en ambos momentos. Este es un aspecto que queremos potenciar, y creo que los clientes lo apreciarán: no nos planteamos clases de activos, sino el negocio y lo que hace la empresa.
P. ¿Qué asignación en mercados privados es razonable para una cartera diversificada?
ED: Creo que para determinar el nivel razonable uno debe tener en cuenta su horizonte y su espectro de liquidez. Tomemos como ejemplo los fondos universitarios y los fondos de pensiones. Estos vehículos requieren obligaciones a largo plazo. Los canadienses son un buen ejemplo, con una exposición del 50% al 70% a los activos privados que les ha funcionado bien: se trata de un sistema muy bien financiado. Los australianos también lo han hecho especialmente bien, y creo que algunos países europeos también podrían haber asignado o financiado su sistema de manera similar.
Para los inversores particulares es lo opuesto, ya que en su «cartera» ya tienen activos no cotizados: su casa, su piso; se trata de activos bastante ilíquidos. Cuando sus precios bajan uno ya tiene una asignación, aunque podríamos no ganar dinero a no ser que alquilemos el inmueble a un tercero. Esta es una manera simplificada de considerarlo y puede haber diferencias: de un 10% a un 25% para inversores minoristas está bien; para aseguradoras de un 20% a un 30%, y para fondos de pensiones de un 20% a un 60%. Existe mucha inconsistencia en el espectro de inversores.
P. ¿Cómo ha afectado la reciente volatilidad de la inflación a la tesis de inversión en mercados privados?
ED: Bueno, yo creo que lo más chocante en los últimos años ha sido la incertidumbre en torno a la inflación y el valor de cubrirse ante la misma. Esto es lo que ofrecen algunos activos reales a largo plazo, y se trata de un valor por el que uno no paga realmente. También está presente en crédito no cotizado, gran parte del cual se emite a tipo flotante: la inflación fluye a través de los tipos nominales, con lo que estos bonos brindan una protección inherente. No es una asignación específica en «protección frente a la inflación», pero sí una dimensión importante cuando uno se plantea a qué está expuesto.
P. ¿De qué grandes temas sectoriales deberían ser conscientes los inversores?
ED: Los grandes temas obedecen a lo qué está pasando en el mundo, que puede ser un poco caótico. El primero es un replanteamiento de Europa, con su necesidad de mayor autonomía energética y de una economía más dinámica. Esto representa una enorme oportunidad en muchas áreas de inversión, pero sobre todo para el crédito no cotizado, porque será necesario financiar al conjunto de la economía para hacerlo realidad.
También tenemos un nuevo nivel de gasto de capital porque necesitamos esa convergencia. Esto está ocurriendo visiblemente en el sector de la energía, esencial para la seguridad nacional, en busca de una menor dependencia de la importación de gas y otros combustibles fósiles: necesitamos que la energía esté localizada, para depender en menor medida de proveedores globales poco fiables.
La resiliencia y autonomía de Europa es un gran tema acelerado claramente por la política alemana y por el nuevo régimen de medidas en dicho país. En marzo y abril se votó a favor de la eliminación parcial del freno de deuda y por un aumento significativo del gasto, con lo que la trayectoria de la economía europea está cambiando. Estamos hablando de 15 puntos básicos adicionales en el crecimiento medio del PIB de la eurozona de cara a 2030, un 1,5% más alto en 2029/2030. Esto es muy significativo, al ser incremental y crear oportunidades generalizadas. Creo que estamos bien posicionados para ello, pero para los inversores será un punto de inflexión, conscientes de que Europa tiene que repuntar y cerrar la brecha.
Un problema para Europa es que, en una guerra comercial o económica, la región cuenta con el talento pero tiene escasez de capital. Tal vez suene extraño, pero los mercados de capitales europeos son ineficientes, están muy fragmentados y no son lo suficientemente grandes. Tenemos empresarios y talento, pero una vez alcanzan cierto tamaño se van a Estados Unidos a buscar ese capital escalable, y eso es lo que debe ocurrir para crear una alternativa al ecosistema tecnológico americano. Esa es la otra gran vertiente de la oportunidad: uno no puede tener una economía exitosa de cara al futuro sin aprovechar el cambio radical que se está produciendo en el sector tecnológico.
Observaciones finales:
La mesa redonda concluye con un convencimiento común de que la flexibilidad, la diversificación y la inversión centrada en empresas constituyen el enfoque de inversión óptimo de cara al futuro:
- Los mercados privados y de activos cotizados no son mutuamente excluyentes, sino complementarios.
- Los inversores deben comprender realmente aquello en lo que invierten, más allá de una mera asignación en una clase de activos.
- La liquidez es valiosa, pero no debería primar sobre los objetivos estratégicos a largo plazo.
Los participantes en el debate subrayan la importancia de carteras resilientes y equipadas para el futuro, capaces de adaptarse a cambios en la dinámica de mercado pero todavía ancladas en los fundamentales.
1. Fuente: McKinsey & Company, ‘Global Private Markets Report 2025: Private equity emerging from the fog’, febrero de 2025. Las observaciones sobre rentabilidad se basan en datos a 3 y 5 años hasta el tercer trimestre de 2024.