La diversificación es una estrategia fundamental para reducir riesgos y maximizar beneficios en la inversión. Al depender exclusivamente de un solo activo, como las acciones de una empresa específica, estamos expuestos a la volatilidad de ese mercado. Por lo tanto, en lugar de invertir todo el capital en un único tipo de activo, la diversificación busca combinar diferentes tipos de inversiones que no estén correlacionadas entre sí.
Estos activos pueden incluir acciones, bonos, activos inmobiliarios, materias primas, fondos de inversión, ETFs y otros instrumentos financieros. La idea detrás de la diversificación es que, si un tipo de inversión disminuye en valor, es probable que otros tipos de inversiones en la cartera se comporten de manera diferente. Por ejemplo, si el mercado de valores tiene una caída, los bonos pueden mantener o incluso aumentar su valor, lo que ayuda a compensar las pérdidas en la cartera global.
Ventajas de diversificar
En un mundo donde eventos como un simple tweet de Elon Musk pueden afectar el precio de las acciones en segundos, es prudente no concentrar todo el capital en una sola cesta. La diversificación nos protege contra las fluctuaciones del mercado y nos permite mitigar el riesgo asociado con cualquier inversión individual.
Así, la principal ventaja de la diversificación es la minimización del riesgo. Cuantos más tipos de activos se incluyan, menor será la probabilidad de pérdidas significativas. Pero a la hora de elegir donde diversificar, puede variar mucho según el tipo de estrategia que se quiera llevar a cabo. Ahora bien, dentro de todo el abanico de alternativos, incluir activos físicos en la cartera es una buena opción por la que podemos optar.
Los activos físicos son tangibles y, en general, menos volátiles que otros tipos de inversiones. Proporcionan una base sólida y un crecimiento constante a lo largo del tiempo, lo que a menudo se percibe como una mayor seguridad. Sin embargo, dentro de esta categoría, hay un tipo de activo que a menudo pasa desapercibido: los proyectos de energía.
Los proyectos de energía incluyen inversiones en infraestructuras relacionadas con la generación, transmisión y distribución de energía. Aunque los proyectos de energía pueden no ser tan conocidos como otros activos físicos, pueden ofrecer oportunidades interesantes para los inversores. Por ejemplo, los proyectos de energía renovable están en auge debido a la creciente conciencia sobre la sostenibilidad y la transición hacia fuentes más limpias. Además, los avances tecnológicos y las políticas gubernamentales están impulsando la inversión en este sector.
La energía es una necesidad vital y constante en la sociedad. Todos necesitamos energía en nuestro día a día, por lo que invertir en proyectos energéticos no solo es una opción rentable, sino también una contribución positiva al medio ambiente y la sociedad.
Como pionero de este inversiones en este tipo de activos tenemos a Crowmie, un club de inversión que se centra en proyectos de energía solar. Al invertir en Crowmie, los inversores están colocando su dinero en activos físicos y tangibles, lo que se traduce en seguridad y estabilidad. Con esta plataforma inviertes en paneles solares instalados en industrias que generan energía con un precio de venta cerrado por contrato. Estos proyectos no solo generan un retorno anual atractivo del 12%, sino que también ofrecen ingresos mensuales que puedes reinvertir y así generar más beneficio con el interés compuesto. Como siempre, cabe recordar que rentabilidades pasadas no garantizan ganancias futuras.
Por ello, creemos que es interesante que cualquiera que invierta, diversifique la cartera incluyendo activos físicos, como proyectos de energía que proporcionan una base sólida y estable, ofreciendo seguridad, rentabilidad y liquidez. Pues es esencial para minimizar riesgos y maximizar beneficios.
Tribuna elaborada por Pablo Valverde, CMO y cofundador de Crowmie
El valor de tu inversión puede subir o bajar. Recuerda que puedes perder una parte o la totalidad de los fondos invertidos.
Este contenido puede ser catalogado como material de marketing. No constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos y rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.