Telefónica ha presentado esta mañana sus resultados correspondientes al cuarto trimestre del 2023 y del cierre del ejercicio. Las cifras no han sorprendido al mercado a pesar de no haber sido positivas y el valor registra en la sesión de hoy subidas de más del 1%.
En concreto, la compañía ha reportado pérdidas por valor de 2.154 millones de euros en los últimos tres meses del pasado año debido a la provisión del ERE en España y al impacto del deterioro del fondo de comercio en su filial de Reino Unido. Esto ha lastrado también el beneficio de 2023, que se salda con unas pérdidas de 892 millones (frente a las ganancias de 2.011 millones de euros de 2022). Excluyendo provisiones y extraordinarios, las ganancias conseguidas ascienden a 2.369 millones, un 17,1% más que en el ejercicio anterior.
A su vez, los ingresos crecieron el 1,6% interanual, hasta los 40.652 millones de euros, mientras que el flujo libre de caja se situó en 4.227 millones de euros, por encima de los 4.000 millones estimados por empresa.
En cuanto a la remuneración al accionista para 2024, se ha confirmado el reparto de un dividendo en efectivo de 0,3 euros por acción pagadero en dos tramos, uno en diciembre de 2024 (0,15 euros) y el otro en junio de 2025 (0,15 euros).
El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ha asegurado que Telefónica "ha cumplido todos sus objetivos financieros" en 2023 y que la teleco afronta "con decisión" los compromisos fijados en su plan estratégico.
Sin embargo, la visión de Javier Cabrera, analista de XTB, es más crítica. En opinión de este experto, Telefónica "está encontrando dificultades para aumentar su cifra de negocio". "Estos resultados son el reflejo de un plan estratégico poco ambicioso, con crecimientos esperados -de ingresos, Ebitda y caja operativa- de tan solo entre el 1% y el 2% para los próximos años", afirma.
Según explica, la principal preocupación para los accionistas debería ser la falta de capacidad de la empresa "para optimizar costes y sus dificultades para aumentar sus ingresos en un mercado con mucha competencia".
"La principal variable que está pesando a los consumidores son los precios, por lo que Telefónica tiene que optar por aligerar su estructura para poder reducir precios o aumentar notablemente la calidad de los servicios añadidos para aumentar el margen. Una tercera vía sería diversificar su negocio a una línea más innovadora y con mayor potencial, aunque eso requiera de una mayor inversión y peores cifras a corto plazo, con la vista puesta en el largo plazo", plantea Cabrera.
"El problema es que no está claro que pueda conseguir alguna de estas opciones, por lo que las perspectivas futuras de la compañía no son muy buenas", concluye.
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