Cuatro gráficos para explicar la solidez de la economía estadounidense
La economía estadounidense está en un momento crucial. Por un lado, la tasa de crecimiento se ralentiza, ya que las políticas de aranceles están afectando a la contratación y frenando el consumo. Por otro, la inteligencia artificial generativa está impulsando el aumento de la productividad. La pregunta es: ¿puede la inteligencia artificial contrarrestar la ralentización de la economía estadounidense?
En mi opinión, las dificultades derivadas de las restricciones al comercio suponen un problema real, pero las ventajas que puede traer consigo la inteligencia artificial podrían ser aún más potentes. Pienso que el crecimiento del PIB podría ralentizarse al 1% o menos en la segunda mitad de 2025, pero no creo que la economía vaya a entrar en recesión. De hecho, la megatendencia de la inteligencia artificial podría convertirse en un impulso estructural y acelerar el crecimiento en 2026 y 2027.
En este artículo, ofrecemos cuatro gráficos que nos pueden ayudar a explicar la solidez de la economía estadounidense.
1. Las inversiones en inteligencia artificial han superado a las de la era de las puntocom
Las compañías tecnológicas han invertido cientos de miles de millones de dólares en inteligencia artificial, a pesar de las dudas sobre la rentabilidad futura de dicha inversión.
La mayor parte del gasto se ha dirigido a la construcción de centros de datos, que consumen mucha electricidad. Esta tendencia ha beneficiado a las compañías de semiconductores, industriales y de generación de energía. Por ejemplo, desde principios de año y hasta el 26 de agosto, la cotización de Modline Manufacturing, compañía especializada en la fabricación de los sistemas utilizados en los centros de datos para controlar las temperaturas, ha subido un 22,1%. Los acuerdos a los que ha llegado Constellation Energy con los gigantes tecnológicos Meta y Microsoft para el suministro de energía nuclear a los centros de datos han impulsado la cotización de la compañía en un 41,5% durante el mismo periodo.
En vista de todo este gasto, cabe preguntarse lo siguiente: ¿se avecina una crisis comparable al colapso tecnológico que vivimos en el año 2000? No descartaría un próximo periodo de declive de la inteligencia artificial, pero la revolución de internet y de los ordenadores personales de la década de 1990 no se parece al contexto actual del sector tecnológico. La primera se centró en el hardware, la conectividad, las redes y la información, mientras que lo que hace la inteligencia artificial es extraer conocimiento acumulado. Además, a diferencia de lo que vimos durante la burbuja de las puntocom, hoy las compañías cuentan con mucha liquidez y con unas sólidas cifras de beneficios. Las valoraciones son muy diversas, por lo que una exhaustiva labor de análisis fundamental nos puede ayudar a diferenciar entre las compañías que podrían verse favorecidas por este nuevo contexto y las que no.
Por otro lado, es posible que las empresas que más podrían beneficiarse del ciclo de gasto de la inteligencia artificial aún no hayan nacido. Algunas compañías pioneras, como Cisco, construyeron la infraestructura de internet que luego dio lugar a empresas como Netflix, Amazon y Google. Del mismo modo, la construcción actual de infraestructuras de inteligencia artificial podría favorecer el futuro nacimiento de una nueva generación de compañías.
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